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La contra
«La élite tecnológica prefiere escapar en naves a evitar el apocalipsis»
Douglas Rushkoff
Escritor y profesor de cultura virtual
El nuevo libro de Douglas Rushkoff, «La supervivencia de los más ricos: fantasía escapista de los mil millonarios tecnológicos», se abre con una escena surrealista: por una tarifa equivalente a un tercio de su salario anual, el profesor vuela a un lujoso resort para asesorar a cinco hombres ultra ricos sobre cómo sobrevivir al colapso de la civilización. Allí le preguntan cómo podrán mantener la autoridad sobre sus fuerzas de seguridad después del «Evento». ¿Quizás los guardias podrían llevar un collar disciplinario? Mejor aún, ¿y si fueran robots? ¿Les conviene ubicar búnkeres subterráneos o urge buscar un planeta habitable para ellos?
Urge empezar por las 5W.¿Quiénes son estos hombres?
No son Elon Musk ni Zuckerberg. Uno era un gurú de Silicon Valley, otro manejaba el dinero de la tecnología, pero nadie les conoce. No sé cuál es la razón por la que no quieren que hable de ellos, pero me hicieron firmar un acuerdo para no revelar sus nombres, y ya he perdido bastantes trabajos por hablar sobre ellos tanto como lo hago. No veo el sentido de compartir sus nombres si no están en la conversación pública y, en particular, porque no sé si realmente dijeron la verdad. Mientras uno de ellos me revelaba su plan para construir un búnker, los otros reían. Quizá forme parte de un experimento social extraño al que juegan los multimillonarios. No me interesa exponerlos, a ellos sino su mentalidad. Pensé: «Esta gente ya considera el fin del mundo como una certeza y todos sus institutos les llevan a escapar de nosotros; en ningún momento piensan en salvar el planeta».
¿Por qué no utilizan su influencia y su dinero para solventar la desigualdad o el cambio climático?
No creo que estén construyendo esos lugares para escapar del cambio climático. Creo que utilizan el cambio climático y otros desastres como excusas para hacer lo que quieren de todas formas: apartarse de nosotros. Ése es el sueño de los «techbro»; escapar de la naturaleza, de las mujeres (les aterran) y de todo aquello que les expone a los demás. Se están cagando en nosotros y no quieren estar donde huele mal. Además, ¿de verdad crees que son lo suficientemente genios como para salvar el mundo?
¿Hasta qué punto está instalado este mindset en Silicon Valley?
Es la premisa de sus vidas; una mentalidad antigua que se remonta hasta Francis Bacon. Él decía que la ciencia podía coger a la naturaleza por los pelos y someterla a voluntad. Ellos siguen creyendo eso. Se ven como dioses y a nosotros como insectos o datos; creen que pueden moldear la naturaleza, modificar el genoma humano, hacer lo que quieran. Son los dueños de la tecnología y del sistema económico capitalista que les permitirá escapar. Tienen la fantasía de vivir en la Luna, en Marte, en ultramar, bajo tierra o cargar su cerebro en el Metaverso. Así funciona Estados Unidos: si un sitio no te gusta, colonizas otro.
¿Qué es el «Evento» y qué soluciones plantean en la reunión?
El «Evento» para ellos es la IA. Creen que viene a atraparlos, que es más inteligente que ellos; que extraerá todo el conocimiento humano, escapará al cosmos y nos dejará morir en la Tierra. Creen que la IA les tratará como ellos nos tratan a nosotros. También hablaron de accidentes nucleares, de una posible caída electromagnética, de las pandemias, del cambio climático, el colapso económico y, sobre todo, el descontento social. Les aterra que una sola persona lance una piedra a la sede de Google; ver que no les adoramos; dejar de ser los héroes. No son estúpidos, están muy bien informados de los problemas globales. El problema es que los procesan como un adolescente de 14 años que ve «The Walking Dead». Tienen muy poco contacto con la realidad y, sobre todo, tienen mucho miedo de nosotros, de la humanidad. De ahí la idea de vivir en una nave o en una cúpula que flota por encima de las montañas con robots como esclavos sexuales.
¿Podemos enfrentarnos a los dueños del mundo?
Podemos reírnos de ellos. Tener presente que la idea de desconectar de la tecnología un solo día a la semana, es peor que hablarles de decrecimiento, les asusta, es terrorífico; un planteamiento radical.
Un David contra el Goliat de Silicon Valley
Douglas Rushkoff (Nueva York, 62 años) lleva años denunciando la actitud de los «tech bro», basada en la certeza de que la tecnología logrará romper las leyes de la física, la economía y la moralidad, para ofrecerles algo un medio con el que escapar del mundo que creen haber creado. Nombrado uno de los 10 intelectuales más influyentes del mundo por el MIT, el autor y documentalista se ha convertido en una voz líder de la autonomía humana en la era digital y la aplicación de la tecnología para la justicia social.
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