En fotos
Filomena vuelve a Madrid a través de las cámaras de los vecinos
Llega la mayor exposición virtual sobre el paso del temporal
Hace casi un año que el temporal Filomena cambiaba, durante unos días, la estampa de Madrid, cubriéndola de un manto blanco. A su vez, internet y, en concreto, las redes sociales se llenaban de imágenes de la que era la mayor nevada de la región desde 1971, captadas la mayoría por los propios madrileños. Por este motivo, y después de lanzar una convocatoria a la que han respondido 165 autores profesionales y aficionados, el Centro Regional de Documentación de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio inaugura mañana una exposición virtual en la que se refleja cómo vivieron los vecinos estos días a través de sus impactantes imágenes. “Queríamos que quedara un testimonio de lo que fue la nevada en la Comunidad de Madrid, tanto para nosotros como para las siguientes generaciones”, dice a LA RAZÓN María Jesús Prieto, de la Unidad Técnica Documentación y Biblioteca de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura.
“La fotografía es un tema que interesa bastante a la gente, y queríamos realzar aquel momento al igual que hicimos con la convocatoria de ‘Madrid en Estado de Alarma’”, señala. “Como tuvo tan buena acogida, nos pareció que la nevada iba a ser igual, y así ha sido”, apunta, ya que han recibido más de 4.000 fotografías y vídeos de la nevada, entre las que se ha hecho una selección para la muestra, que cuenta con unas 500 imágenes. Javier Lagar ha sido una de las personas que ha enviado sus instantáneas. “No soy fotógrafo profesional, pero ahora mismo vivo de la fotografía porque me dedico a la creación de contenido en redes sociales”, explica. Lagar vive actualmente en el centro de Madrid, y aquel sábado 9 de enero salió a primera hora de la mañana, justo antes del amanecer. “Había una ventisca bastante importante y no había nadie por la calle”, dice. “Salí a la Gran Vía y empecé a tomar fotografías de todo aquello, dentro de la dificultad de que era un poco complicado andar”, asegura, y reconoce que “fue un poco improvisado”. De hecho, cuando las calles comenzaron a poblarse de gente él ya estaba de camino a casa, y comenzó a compartir sus fotos en redes sociales. Algunas tuvieron tanto éxito que fueron replicadas por los medios de comunicación.
“Me di cuenta de que iba a ser algo histórico”, continúa Lagar. “Los que vivimos en el centro de Madrid y tenemos una cámara salimos en seguida siempre a intentar coger la imagen del momento, y ese día fue algo así”, añade. Recuerda, además, que algo parecido pasó también cuando decretaron el estado de alarma. De aquellos días conserva fotos de la Gran Vía y la calle Preciados completamente desiertas.
Diego Sabanés es cineasta, y también ha enviado sus imágenes para participar en la exposición. Natural de Buenos Aires, donde no nieva, recuerda aquellos días como algo mágico. “Para mí la nieve tiene un efecto muy especial”, reconoce. “La nevada comenzó el viernes por la tarde. Me dirigí al gimnasio, y había un poco de escarcha, como pasa habitualmente pero que no llega a solidificarse”, explica. Sin embargo, aquel día, cuando salió, recuerda algo que le sorprendió: el silencio. “Un viernes por la noche, en pleno Tribunal, siempre hay mucho jaleo, pero aquella noche no”, dice. Entonces salió del edificio y lo vio todo blanco. “Ya estaba el tráfico cortado, y casi no había gente. Empezamos a caminar por la avenida algunas personas y estábamos todos como encantados porque de pronto había mucha nieve, y nunca habíamos visto tanta en Madrid”, relata.
Como no podía ser de otra manera, en aquel momento le salió “el cineasta de dentro” y comenzó a capturar imágenes de las estatuas, de los árboles… e, incluso, de las mesas de las terrazas, que no había dado tiempo a que las quitaran y estaban cubiertas de nieve. “Entonces llegué a la plaza del 2 de Mayo, y de pronto era como una estampa que te transporta en el tiempo”, afirma. “Era como las imágenes de hace 50 o 60 años, que hay mucha menos gente, más presencia de la nieve, no hay coches… En ese momento tuve la sensación de que la nieve nos transportó al pasado de Madrid”, explica Sabanés.
Por último, añade que la mañana siguiente sí que “fue un shock”, porque había ya más de medio metro de nieve. Saló a la calle, aunque casi no se podía caminar. “El sábado por la mañana éramos todos niños”, recuerda. “Volvimos todos a la infancia y queríamos salir a jugar con la nieve. Aquel día fue como muy mágico, con la ciudad transformada en otro lugar”, dice, aunque es consciente de que ese recuerdo es “un poco naif, porque luego se convirtió en un problema para muchas cosas”. Sin embargo, nada puede borrar aquel recuerdo del sábado por la mañana en el que Madrid era una postal histórica.
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