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Residencias
Terapeuta ocupacional y animador sociocultural, profesiones esenciales en las residencias de mayores
Trabajan de manera conjunta y coordinada con un objetivo común: cuidar la salud física, mental y social de los usuarios
En una residencia de mayores, encontramos normalmente diferentes perfiles profesionales que funcionan como un engranaje para que la calidad de vida de los usuarios sea la mejor. Personal sanitario, auxiliares, trabajadores sociales, psicólogos, cocina, limpieza y dos perfiles que quizá son menos conocidos: terapeuta ocupacional y técnico de animación sociocultural, dos roles esenciales para potenciar la autonomía, las relaciones sociales y la autoestima de las personas mayores en estos centros.
Terapia ocupacional y su aplicación en residencias de mayores
La Organización Mundial de la Salud define la terapia ocupacional como “el conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de actividades aplicadas con fines terapéuticos, previene y mantiene la salud, favorece la restauración de la función, suple los déficits invalidantes y valora los supuestos comportamentales y su significación profunda para conseguir las mayores independencia y reinserción posibles del individuo en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social”. Quienes desarrollan esta profesión tienen conocimientos sociosanitarios que les permiten trabajar con diferentes colectivos para mejorar su calidad de vida.
Es el caso de Sara Amigo Zapico, terapeuta ocupacional en la Residencia La Estrella de Logroño, gestionada por Clece. Un día normal en su jornada laboral incluye reuniones con los diferentes equipos profesionales, apoyo a los residentes en actividades cotidianas—como puede ser el aseo personal o la alimentación— y terapia, tanto individual como en grupo. En estas sesiones, ella y su compañera trabajan de manera individualizada las capacidades de los usuarios para mantener y fomentar su actividad dentro de la comunidad. Esto incluye rehabilitación física, neurológica y psicosocial, entre otras, mediante ejercicios de memoria, psicomotricidad, manualidades o, como ellas prefieren llamarlo, “laborterapia”. “En personas mayores la capacidad de recuperación es limitada —explica—, por lo que se trata de mantener las facultades que tienen para que sean lo más autónomos posible, ya que esto también les hace mejorar su autoestima”. Ese sentimiento de ser útiles y de valerse por sí mismos es esencial en la tercera edad, un momento en el que muchas personas, al ver sus capacidades cognitivas y funcionales mermadas, pueden tender a deprimirse y aislarse de la vida en comunidad.
La importancia del ocio
Junto a la terapia ocupacional, en las residencias también se hace animación sociocultural, una rama de la que se conoce poco sobre su aplicación en personas mayores, pero que es fundamental para mantener la autoestima, fomentar las relaciones sociales y evitar el aislamiento. Daniel García Alonso es técnico de actividades socioculturales y compañero de Amigo Zapico en La Estrella. Su trabajo es programar actividades adaptadas a cada usuario para que disfruten de su tiempo de ocio con talleres, juegos, paseos o excursiones. “Intentamos variar las actividades y adaptarlas a cada estación —explica—. Por ejemplo, hemos celebrado los carnavales y, cuando hace mejor tiempo, hacemos muchas cosas en el exterior; aprovechamos el jardín y el huerto y lo disfrutan mucho”.
El objetivo: sentirse como en casa
Terapeutas ocupacionales y animadores socioculturales trabajan de manera conjunta para que los usuarios puedan realizar sus actividades cotidianas de la manera más autónoma posible en función de sus posibilidades. De hecho, ambos perfiles, desde enfoques diferentes, trabajan las capacidades de los residentes, tales como la creatividad o la psicomotricidad, con excelentes resultados. “Son ellos quienes demandan hacer actividades —dice García Alonso—, en cuanto nos ven se ponen muy contentos porque les gusta participar”. Se trata de un sentimiento recíproco, ya que ambos profesionales coinciden en que trabajar con personas mayores es muy agradecido y obtienen mucho cariño, tanto por parte de los propios residentes como de sus familias, que sienten que están felices y en las mejores manos. Un punto que remarca su compañera terapeuta, quien asegura que ha encontrado en la residencia un empleo donde se siente realizada y útil: “Conocí la terapia ocupacional como asignatura cuando estudiaba Psicología y me encantó —recuerda—. Tanto es así que, cuando acabé mi licenciatura, le di una oportunidad y me di cuenta de la importancia que tiene en el trabajo con diferentes colectivos”.
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