Barcelona
Contra Picasso
Un libro indaga en los diversos atentados que padeció la obra del pintor malagueño
Un libro indaga en los diversos atentados que padeció la obra del pintor malagueño
Pablo Picasso fue considerado como una bestia negra para el régimen franquista. Era el verdadero símbolo del exilio, el principal desterrado por la dictadura. Su nombre, una vez concluida la Guerra Civil, estuvo prohibido y no fue hasta un poco más tarde, en los años 60, cuando se inauguró en Barcelona el museo que lleva su nombre. La persecución de los sectores más ultras durante la larga agonía de Franco no mitigó como lo demuestra un libro de reciente publicación. Eso es lo que expone Nadia Hernández Henche en «Picasso en el punto de mira», publicado por Memoria Artium.
A partir de documentos y especialmente fotografías de la época podemos saber de la «picassofobia» y los atentados contra todo lo que tuviera que ver con el genio malagueño durante los primeros momentos del tardofranquismo.
Comunista y pacifista, era evidente que Picasso, con obras como «Sueño y mentira de Franco» o –sobre todo– el gran simbólico lienzo «Guernica»– no contaría con el respaldo de aquellos que simpatizaban con el dictador. En este sentido, cabe decir que, por ejemplo, Picasso prohibió cualquier tipo de acto oficial vinculado con la inauguración de la muestra en su museo barcelonés con las piezas que él había donado en 1970. ¿El motivo? Su condena al llamado proceso de Burgos.
En 1971 fueron muchos los actos en todo el mundo con los que se quiso felicitar a Picasso por cumplir 90 años. Pero hubo quien no vio todo aquello con buenos ojos. La madrugada del 28 de octubre de 1971 se llevaron a cabo asaltos en tres librería progresistas de Madrid: Visor, Cultart y Antonio Machado. Todos estos establecimientos tenían en común el haber dedicado sus escaparates a Picasso con la exposición de libros, carteles o grabados del pintor. Todo quedó destrozado por culpa de «un grupo juvenil de carácter paramilitar y fascista», tal y como lo indicó Ramón Cañelles Sanhauja, propietario de la librería Antonio Machado.
En esos mismos días también sufrió atentado la Galería Theo de Madrid donde se presentaban los grabados picassianos de la «Suite Vollard». Ocho individuos, dos de ellos con cuchillo en mano, inmovilizaron a quienes estaban en la galería y arrojaron ácido y pintura roja sobre las obras de Picasso.
¿Y en Barcelona? Nadia Hernández Henche documenta en su interesante investigación que los comandos anti-Picasso tenían en el museo barcelonés de la calle Montcada su principal objetivo. Tanto el centro como la Sala Gaspar –la galería que trabajaba estrechamente durante años con el gran artista– se salvaron de los ataques. Quien no tuvo tanta suerte fue un espacio expositivo llamado Taller de Picasso, en la calle de la Plata, situado delante del inmueble en el que el pintor tuvo su primer estudio en Barcelona. El Taller de Picasso padeció un atentado la madrugada del 21 al 22 de noviembre de 1971 con un incendio que destruyó el interior del espacio, así como las obras del artista Ricardo Vaccaro que allí estaban expuestas.
La cosa no acabó allí. Dos días más tarde fue el turno de una librería, la histórica Cinc d'Oros de la avenida Diagonal, en aquellos años llamada avenida del Generalísimo. Varios cócteles molotov fueron lanzados contra la librería arrasando con todo su interior, así como el escaparate dedicado a homenajear a Picasso.
¿Supo el pintor de todo esto? Desde luego. La autora del libro ha rescatado el testimonio de uno de los íntimos del artista en ese tiempo final de su vida. Es el poeta Rafael Alberti quien rememoraba que un día, el 16 de enero de 1972, no sabía si podría ver a su amigo porque «estará harto de escuchar estos días los mismos comentarios a la poca gente que recibe, harto de llamadas telefónicas para hablar de lo mismo, harto de telegramas de adhesión y protesta».
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