Elecciones decisivas
El imparable ascenso de Geert Wilders en Países Bajos amenaza a la derecha tradicional
El país acude a las urnas este miércoles mientras el bloque de izquierdas intenta movilizar a los votantes para frenar al candidato conservador
Los holandeses acuden este miércoles a las urnas para elegir al sucesor del primer ministro saliente, Mark Rutte, quien ha marcado la vida política del país en los últimos 13 años y fue apodado por Mr. Teflón, por su resistencia a todas las crisis.
El pasado mes de julio tuvo que dimitir después que el Ejecutivo saltara por los aires por discrepancias en el seno de la coalición debido a la política de asilo. Estos comicios se celebran en un ambiente de máxima incertidumbre marcado por el auge en las encuestas de la extrema derecha de Geert Wilders. Pase lo que pase, se da por supuesto que las negociaciones para formar gobierno serán arduas y se dilatarán durante meses.
Según los sondeos divulgados por Marice de Hond, el partido de ultraderecha de Wilders podría conseguir el mismo número de escaños que los liberales, el partido de Rutte, y las dos fuerzas podrían lograr cada una 26 de los 150 escaños del hemiciclo. Aunque parece imposible que Wilders se convierta en primer ministro, su partido denominado el Patido de la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés) puede tener la llave de gobierno y marcar el rumbo de la política de Países Bajos durante los próximos años, en un país en el que el desafío migratorio es un dosier explosivo e incluso llegó a descubrirse un escándalo de racismo institucionalizado. en la persecución de los inmigrantes que recibían ayudas públicas y a los que se les acusó de fraude sin tener pruebas.
Estas encuestas que alertan del auge de la extrema derecha están haciendo que los partidos de izquierdas se movilicen en la recta final de la campaña para pedir un cordón sanitario contra el Partid de la Libertad. Aseguran que la nueva líder de los liberales y sucesora de Rutte, Dilan Yesilgöz Zegerius, no ha excluido la posibilidad de pactar con Wilders y formar una coalición. Parece que esto comienza a atemperar las posiciones del líder del Partido de la Libertad que en una reciente entrevista se mostró abierto a suavizar sus medidas respecto a la inmigración, si bien nunca se ha disculpado por un discurso en el pidió «menos marroquíes», unas palabras por las que acabó siendo condenado en los tribunales.
Lo más curioso es que la nueva líder de los liberales tiene 46 años y llegó a Holanda desde Turquía como solicitante de asilo. A pesar de esto, cree que hay que limitar la inmigración. «Necesitamos reducir ese número para poder tener un especio seguro para los verdaderos refugiados», declaró recientemente en un mitin tras explicar que «llegué a este país como refugiada a los ocho años y sé lo que significa buscar la libertad y buscar la seguridad». A pesar de su omnipresencia en las tertulias políticas holandesas y que las encuestas le sitúan a la cabeza y en una posición muy reñida con Wilders, sus críticos le acusan de no proponer soluciones nuevas y tener un programa político ambiguo que se limitar a defender la regeneración de la política del país sin explicar cómo hacerlo.
El excomisario Frans Timmermans que lidera una nueva coalición de laboristas y verdes ha pedido a los votantes de izquierdas que se movilicen. «Es evidente que la señoral Yesilgöz ha abierto la puerta a Wilders en el Gobierno. Esto significaría que puede participar en el rumbo del país alguien que degrada a un millón de holandeses [en referencia a los musulmanes] a ciudadanos de segunda clase». Aunque Rutte nunca formó coalición de gobierno con Wilders, en su primera legislatura sí que recibió los apoyos de la formación de ultraderecha, pero esta situación cambió cuando Wilders le retiró su apoyo en 2012 por discrepancias sobre la política de austeridad y esto llevó a Rutte a convocar elecciones. Desde entonces, Mr. Teflón siempre se negó a pactar con el líder de ultraderecha.
En todo caso, resulta difícil de adivinar quién sustituirá a Rutte ante un panorama de partidos tan fragmentado y con un sistema tan proporcional como el holandés donde son habituales las coaliciones de tres o cuatro fuerzas. También habrá que prestar atención a Pieter Omtzigt, quien concurre a los comicios con un nuevo partido denominado Nuevo Contrato Social y quien ha dicho que nunca gobernará con la ultraderecha, a pesar de que su recién estrenada fuerza política también propugna la mano dura contra la inmigración y una reforma del Estado holandés.
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