Elecciones en EE UU

Trump se impulsa en los siete estados decisivos con el nombramiento de un compañero de fórmula cercano al voto obrero

Según una encuesta realizada por YouGov, el expresidente ha conseguido adelantar a su rival demócrata hasta un 7% en lugares tan críticos como Arizona

November 7, 2022, Vandalia, Ohio, USA: Former President DONALD TRUMP campaigns with J.D. VANCE, the Republican candidate for Ohio's Senate race, at a rally in Vandalia, Ohio, Monday, Nov. 7, 2022, one day before the 2022 midterm elections. (Foto de ARCHIVO) 07/11/2022
Donald Trump elige a J.D. Vance como compañero de ticket electoralEuropa Press/Contacto/Jintak HanEuropa Press

Pocas veces un candidato presidencial le saca tanto rédito a la adversidad como lo ha hecho Donald Trump en el último año. Tras un complicado, pero casi superado, año judicial, el expresidente de Estados Unidos sobrevivió el sábado a un intento fallido de asesinato que aumenta todavía más la ventaja que ya tenía en los estados más indecisos el país, los que serán decisivos para la carrera a la Casa Blanca. Los estos territorios la balanza ya se había inclinado a su favor antes del atentado, pero ahora, el ya oficial candidato republicano, mejora posiciones en Arizona, Georgia, Míchigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. Según una encuesta realizada por YouGov, el exmandatario ha conseguido adelantar a su rival demócrata hasta un 7% en lugares tan críticos como Arizona. Por si fuera poco, el lunes por la noche remató su ola de apoyo nombrando un compañero de fórmula que es incluso más defensor de MAGA (Make America Great Again) que el propio Trump, J.D. Vance.

La joven promesa, nacida hace 39 años en Middletown (Ohio), aboga por el cierre estricto de fronteras, la prohibición nacional del aborto en el país (incluso en caso de incesto o violación), y la retirada de fondos a Ucrania, porque asegura que «no le importa» lo que ocurra allí. Este es el resumen de bibliografía con el que amanecían los medios locales en un país que se acerca a unas elecciones con todos los ingredientes que pueda haber: un candidato condenado a la espera de sentencia, un presidente de 81 años al que le pesa la edad pero se niega a retirarse, un país tremendamente polarizado que acaba de ser testigo de cómo un joven de 20 años intentaba asesinar a su expresidente y ahora un candidato a la vicepresidencia hecho a imagen y semejanza de la versión más extrema de Trump.

Por lo general, en estos casos, los candidatos presidenciales eligen a una persona de confianza que les ayude a responder a una debilidad percibida en sus bases ideológicas o geográficas. Trump no necesita a Vance para ganar votos en Ohio, ya se hizo cómodamente con el estado en 2016 y 2020 y esa tendencia republicana parece mantenerse. Con este inesperado movimiento, Trump ha querido asegurar que su legado y sus aspiraciones para el país se mantendrá vivas pase lo que pase. Y todo poniendo en primera fila a una destacada figura del movimiento populista de derecha que le ayudará a atraer los votos de la clase obrera, el famoso Rust Belt (los territorios que han sufrido un declive económico con empleos mal remunerados y altos índices de pobreza) que incluye lugares como Wisconsin, Míchigan o Pensilvania. Vance habla el mismo idioma que los votantes blancos de la clase obrera en estas regiones, los partidarios más fuertes de Trump, los más devotos.

La buena y enérgica oratoria del joven republicano también se espera que atraiga a las nuevas generaciones del país, deseosas de ser unificadas bajo un líder que mire por ellos. Los republicanos están convencidos de que un rostro nuevo como el de J.D. Vance supondrá una inyección de entusiasmo en las urnas el próximo 5 de noviembre. Algo que en el bando demócrata empieza a ser una preocupación porque muchos temen que sus bases se están desmotivando con un candidato ya mayor en el que no creen que pueda enfrentar con dureza y tesón cuatro años más de mandato.

Ante el nuevo anuncio, la campaña de Biden-Harris 2024 ya ha reaccionado y el Comité Nacional Demócrata acaba de invertir15 millones de dólares en los principales y más cambiantes campos de batalla electoral. Un dinero que irá a parar directamente a los partidos estatales de los siete territorios con dudas para abrir más oficinas en el terreno y ampliar los esfuerzos de recopilación de datos en estos estados bisagra. «Es la mayor inversión jamás realizada a partidos estatales en disputa en este momento», ha explicado el presidente del Comité, Jaime Harrison, «y continuamos acumulando nuestros fondos de guerra estado por estado para la reelección del presidente Biden y la vicepresidenta Kamala Harris». Pero no está del todo claro si esa inversión continuará siendo tan generosa, teniendo en cuanta que la entrada de dinero por parte de donantes ha caído desde el desastroso debate que Biden tuvo hace dos semanas.

Sin embargo, en el bando republicano, los números empiezan a crecer. Sus mayores inversiones se centran ahora en Wisconsin, donde se han destinado 3 millones de dólares (con la Convención de por medio), y Nevada, 2 millones. Además, la campaña de Trump va a empezar a recibir fondos de un donante muy especial que hasta ahora se había mantenido alejado públicamente de cualquier candidato presidencial, el magnate Elon Musk. El multimillonario de Tesla también ha sido clave en la elección de J.D. Vance como compañero de ticket de Trump. Junto con el periodista de tendencia derechista Tucker Carlson, que también ha estado apostando entre bambalinas por el joven de Ohio. El mismo Vance que hace ocho años nombró a Trump «el Hitler de Estados Unidos» y hoy le rinde pleitesía máxima a su nuevo jefe y a sus ideales. Hasta el punto de que ambos han desarrollado una relación personal en los últimos años. Vance, además de ser muy amigo del hijo del expresidente, ha estado conversando con Trump largo y tendido en los últimos años sobre de cuestiones clave de estrategia política. «A veces sigue mi consejo», dijo Vance en una entrevista la primavera pasada, «y a veces me da él los consejos». Ahora, juntos, tratarán de recuperar la Casa Blanca para los republicanos.