Asia
Xi Jinping elogia el rechazo del expresidente de Taiwán a la independencia de la isla
Ma Ying-jeou traslada al líder chino que «una guerra sería insoportable para la nación» y defiende una solución «pacífica» a la crisis
En un inusual acontecimiento de gran relevancia política, el presidente chino celebró el miércoles una reunión en Pekín con uno de los expresidentes de Taiwán, Ma Ying-jeou, un encuentro que se produjo a pocas semanas del próximo traspaso de poderes en el controvertido territorio democrático. En este simbólico reencuentro, Xi Jinping elogió la dedicación de Ma por promover la cooperación entre China y Taiwán, así como su postura firme en contra de la independencia de la isla y destacó «la historia y cultura compartida de 5.000 años entre ambos territorios».
El expresidente taiwanés emprendió un «viaje de paz» el pasado 1 de abril a China para calmar las tensiones con Pekín, que reclama Taiwán como territorio propio y nunca ha renunciado al uso de la fuerza para someter a su control a la isla autogobernada. La última vez que ambos políticos se vieron las caras fue en Singapur en noviembre de 2015, en el marco de la primera cumbre a ambos lados del estrecho desde que las dos partes se separaron en 1949, tras una guerra civil.
En un gesto de respeto, Xi se refirió a su invitado como «señor Ma» y afirmó que, «a pesar de las diferencias en los sistemas políticos, ambos son compatriotas chinos y no hay obstáculo insuperable ni fuerza capaz de separarlos». Además, subrayó que «la interferencia extranjera no podrá detener la tendencia histórica hacia la unificación, reafirmando así la voluntad de un país indivisible».
En respuesta, Ma, refiriéndose al líder como «secretario general Xi» en reconocimiento a su título dentro del Partido Comunista, transmitió un mensaje de paz. Expresó su sincero deseo de que ambas partes respeten los valores y formas de vida de sus respectivos pueblos y destacó que las recientes tensiones han generado inseguridad entre la opinión pública taiwanesa. Además, enfatizó que «una guerra sería insoportable para la nación china y que ambas partes del estrecho poseen la sabiduría necesaria para manejar sus disputas de manera pacífica».
Las conversaciones tuvieron lugar justo antes de las cumbres que Joe Biden celebrará con los líderes de sus importantes aliados Japón y Filipinas. Habitualmente, China se muestra irritada por los esfuerzos estadounidenses para fortalecer la cooperación con sus aliados en la región y contrarrestar el creciente poder militar chino, así como para disuadir cualquier posible agresión hacia Taiwán.
La visita de Ma se produjo en medio de las crecientes tensiones a ambos lados del estrecho, cuando falta poco más de un mes para que William Lai, del partido independentista gobernante PDP, asuma la presidencia de la isla. El actual vicepresidente ha sido tachado por Pekín como un «separatista» que podría llevar la guerra a la isla.
Por otra parte, Pekín ha intentado restar importancia a la victoria del Partido Democrático Progresista (PDP), ya que la formación en el poder sólo obtuvo el 40% de los votos presidenciales y perdió la mayoría en el legislativo. Es más, la Oficina de Asuntos de Taiwán de Pekín, organismo oficial encargado de los asuntos a ambos lados del estrecho, declaró que el resultado no representaba la opinión de la mayoría de los taiwaneses.
El segundo y último mandato de Ma concluyó en 2016, pero su influencia entre la oposición persiste. Durante la campaña previa a las presidenciales de enero, lideró los esfuerzos por forjar una candidatura conjunta entre el KMT y el Partido Popular de Taiwán, más pequeño y afín a Pekín, para desafiar al gobernante PDP. Sin embargo, este pacto fracasó al no poder resolver una disputa sobre quién encabezaría la candidatura conjunta.
El aumento de las tensiones en el estrecho de Taiwán ha agitado a los actores regionales y ha complicado aún más las relaciones entre Pekín y Washington. Asimismo, Xi ha advertido en repetidas ocasiones al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de que esta cuestión representa una «línea roja» y el «asunto más delicado» en sus relaciones con Washington. Al igual que la mayoría de los países, Washington no reconoce a la isla como territorio independiente, pero se opone a cualquier intento de tomarla por la fuerza y mantiene su compromiso de suministrar armas.
Entretanto, la presencia de aviones de guerra, barcos e incluso globos chinos en torno a la isla es casi diaria, a medida que aumenta la presión militar contra Taipéi mediante lo que, según los expertos, son acciones en la «zona gris» o tácticas que no llegan a suponer verdaderos ataques bélicos. En el último mes, se detectaron 36 aviones de guerra chinos alrededor de la isla en un periodo de 24 horas, el mayor número diario de este año.
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