Tratamientos
La “eterna juventud” de Silvio Berlusconi: del bótox al injerto
El exprimer ministro italiano cuidó mucho su imagen a lo largo de su vida y confió en la cirugía estética como su mejor aliada frente al envejecimiento
Éxito, un atractivo éxito es lo que ha definido la vida empresarial y política, además de la imagen personal de Silvio Berlusconi. Durante 86 años ha mantenido el mito de la inmortalidad que difundió su propio médico de cabecera, pero ya nos ha quedado claro que nos hay más inmortales que Van Helsing y los guerreros inmortales. El cambiante rostro de la vida política italiana de las últimas décadas ya se ha convertido en leyenda. Dicen que la fórmula de su éxito fue servirse de la política, el deporte, la comunicación y la publicidad, a lo que yo añadiría también la medicina y la cirugía, en concreto, la estética, a la que recurrió innumerables veces para mantener esa imagen seductora que, junto a sus capacidades sociales y retóricas le llevaron tan lejos. Al igual que su amigo Putin fue capaz de envejecer sin signos aparentes, es decir, sin arrugas, ni ojeras, ni bolsas, ni flacidez, a pesar de los encajes de bolillos para ser tres veces ministro de Italia, empresario, magnate de la comunicación y encajar golpes como la inhabilitación política, escándalos sexuales y corrupción.
Ya en 2004, el magnate de la comunicación afirmó que "quien pueda permitírselo tiene el deber de presentarse lo mejor posible" después de haberse sometido a varias cirugías estéticas y no porque fuera presumido, decía, sino "por respeto a los demás".
En 2010 se hizo un injerto capilar que es la solución más natural y la única definitiva para la calvicie y con las técnicas de hoy en día es una cirugía menor sin largos procesos postoperatorios ni molestias. De hecho en su caso pareció magia, que un día no tenía pelo y al siguiente apareció con melenón.
En 2020, ya con 80 años, se hizo tantos retoques estéticos que fue blanco de memes en Twitter, comparándole con un muñeco de guiñol y con el personaje de "La Máscara de Jim Carrey".
Los italianos y el resto del mundo estaban acostumbrados a los frecuentes cambios estéticos de Silvio Berlusconi, que ha probado de todo. Para recolagenizar la piel luchando contra la flacidez, echó mano al principio de la medicina regenerativa, las inyecciones de plasma rico en plaquetas obtenidas de la propia sangre del paciente y ácido hialurónico reticulado. Pero cuando, por su edad, ya no eran suficientes, tuvo que inyectarse policaprolactona, hidroxipatita cálcica, betafosfato tricálcico o ácido poliláctico, porque a las microesferas de polidioxanona de Ultracol ya no le ha dado tiempo. Compartía con Putin cirujano plástico, se hizo más de un lifting y blefaroplastia para eliminar el exceso de piel del párpado superior y la grasa del párpado inferior, una de las cirugías más rejuvenecedoras.
Los resultados de las cirugías son muy naturales, pero se le fue la mano con los retoques estéticos. Se puso demasiada Toxina Botulínica en el tercio superior para borrar arrugas en la frente, entrecejo y patas de gallo, se le fue tanto que no podía gesticular. Ahora la tendencia es menos es más para evitar precisamente ese aspecto de cara congelada. Y, para el tercio inferior que pierde volumen con los años provocando la aparición del arco nasogeniano y las líneas de marioneta se inyectó ácido hialurónico.
Y testosterona Si señor , llevaba pellets de testosterona para aguantar el ritmo frenético que acostumbraba . Y todo, por respeto a los demás, según declaró. ¿No sería, más bien, como el resto de los políticos que lo que intentaban era acercarse cronológicamente a la edad de sus votantes?
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