Confesiones sin absolución
María Adánez: "Ser uno mismo es de las cosas más difíciles"
En el teatro interpreta a una limpiadora de la RAE, una comedia con la que la recuperamos tras ser madre.
Lleva toda su vida alegrándonos la nuestra. Y en ello continua. Actriz de cine, televisión y teatro, María Adánez (Madrid, 1976) regresa estos días a las tablas con «La gramática», una obra escrita y dirigida por Ernesto Caballero, en la que interpreta a una mujer de la limpieza que trabaja en la RAE y a la que un accidente transforma en una erudita de la lengua. Otra oportunidad laboral para sacarnos una sonrisa inteligente, como en las icónicas series «Aquí no hay quién viva» y «La que se avecina». A esta última ha regresado tras años de ausencia, en su temporada 15, y después de formar su propio hogar, para lo que ha dedicado tres años. Un retiro que le ha subrayado «lo importante» y que la ha recibido con galardón. Lo que se merece, vamos.
Recibir el premio de honor en el South International Series Festival 2024 tras haber vuelto a la profesión después de ser madre, ¿tiene doble valor en lo anímico?
Por supuesto, este premio tiene un valor muy especial para mí. Lo siento como un gran abrazo y un reconocimiento por parte de la industria en un momento muy importante de mi vida. Retomar mi carrera tras haber sido madre ha sido un viaje lleno de aprendizajes y retos, y este premio simboliza que todo esfuerzo tiene su recompensa. Lo recibo con gratitud, humildad y una enorme ilusión por seguir trabajando y explorando nuevos proyectos durante muchos años más.
En el nuevo espacio Nave 10 del Matadero de Madrid se presenta la obra «La gramática», junto a José Troncoso. ¿Por qué no deberíamos perdérnosla, María?
Porque es una fábula fascinante, una comedia distópica que nos invita a reflexionar sobre el uso y desuso de nuestra lengua. Al final, surge la gran pregunta: ¿somos lo que hablamos?
Una de las grandes enseñanzas de esta magnífica obra es destacar el escaso aprecio que se otorga hoy en día al enriquecimiento intelectual. ¿Cree usted que el teatro debería esforzarse por estimular nuestra reflexión, ya sea a través de la risa o la seriedad?
El teatro, como espacio de encuentro, tiene la responsabilidad de ser un espejo de la sociedad, invitándonos a cuestionarnos y reconocernos, ya sea mediante la comedia o el drama.
¿El haber empezado en esta profesión por la comedia, cree que hace que se valore menos su impresionante carrerón?
La comedia es un género maravilloso, pero históricamente ha sido subestimado, y sí, empezar mi carrera en la comedia a veces ha hecho que se valore menos el esfuerzo y la complejidad que implica. Recuerdo que Verónica Forqué, con toda su sabiduría, me decía: ‘Mari, tendrás que interpretar personajes difíciles, con traumas y desafíos extremos, para que te valoren como actriz completa y te den un Goya.’ Eso me motivó a explorar otros registros. Con maestros como Miguel Narros, Flotats, Luis Luque o José Carlos Plaza, me sumergí en el teatro dramático, interpretando personajes icónicos como «Salomé», «La señorita Julia», «Las brujas de Salem» o «Ay, Carmela», que me ayudaron a crecer y a demostrar mi versatilidad como actriz.
«Los actores contamos historias no somos modelos», ha dicho. Cristina Castaño desahogaba en estas mismas líneas algo parecido hace pocas semanas. ¿Por dónde se empieza para terminar con esa presión estética sobre las mujeres?
Todos los cambios empiezan por uno mismo. Ser uno mismo es muy difícil y requiere una gran dosis de personalidad y de amor propio.
¿Qué tienen que agradecerle los intérpretes a las plataformas y viceversa?
Nos han dado más trabajo, mayor proyección internacional y la posibilidad de interpretar personajes más diversos.
Los hermanos Caballero, Alberto y Laura, son los padres de dos de las series más míticas y que más alegrías le han dado «Aquí no hay quién viva» y «La que se avecina». ¿Cómo ha sido volver a casa con esos dos genios, a los que no sé si se valora como se merecen…?
Volver a casa, ponerme en mano de nuevo de uno de los tándems más genuinos y mayor talento de la televisión actual.
Lleva muchos años siendo actriz. Todos los años. Pero la fama de aquellos primeros momentos de éxito y fama fueron una locura. ¿Cómo hizo y aún hace para gestionar la vanidad?
Volver una y otra vez a la sencillez, la normalidad y llevar una vida alejada totalmente de lo banal.
Los tres años que ha estado «retirada» ejerciendo de madre le han servido para….
Dame cuenta de lo importante.
¿Con qué agradecimiento despide este año y qué encargos le hace a 2025?
Despedir este año me llena de gratitud por las oportunidades y aprendizajes vividos. A 2025 le encargo seguir creciendo y disfrutando de mi trabajo, pero sobre todo, que terminen las guerras en Ucrania, Israel y en todas partes. La paz es una urgencia, y necesitamos más diálogo y solidaridad para construir un futuro mejor.
Como cantaría esa pegadiza letra eurovisiva… ¿Está en un buen momento, María?
Estoy empezando a ser yo misma más que nunca. Es lo que tiene cumplir años: practicas el «no» como nunca.
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