La infanta Cristina y Claire Liebaert, una férrea unión a prueba de divorcios

El matrimonio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin llegó a su fin de forma oficial el pasado diciembre. Dos años después de anunciar la "interrupción" de su relación matrimonialfirmaron el divorcio de forma muy discreta en Barcelona, terminando así con más de veinte años de casados.

Ahora, los dos intentan pasar página y rehacer su vida, sobre todo en el caso del deportista, cuya historia alberga otros episodios complicados que también quiere dejar atrás. "Estoy divorciado y ya no tengo ninguna condena. Quiero ser una persona normal, con una vida normal y disfrutar de mis hijos y de mi libertad", dijo recientemente a la revista "Semana", en las que han sido sus primeras declaraciones tras separarse de la infanta Cristina. "Ya no formo parte de eso", recalca, refiriéndose a la vida pública e institucional que otrora llevaba.

Pero el divorcio no ha roto los importantes y fuertes lazos que unen a su familia. La infanta y Urdangarin siguen manteniendo una buena relación basada en los cuatro hijos que tienen en común. De hecho, cuando han coincidido en los partidos de balonmano de Pablo Urdangarin han derrochado complicidad y mutua simpatía, en una muestra perfecta de que una expareja sí puede llevarse bien.

De igual modo ocurre en el caso de la infanta Cristina y Claire Liebaert, su exsuegra. Las dos siguen estando muy unidas y no suele pasar mucho tiempo hasta que vuelven a verse. Es más, hace pocos días fueron juntas, caminando agarradas de la mano, a ver otro partido de Pablo Urdangarin, que con su nuevo equipo, el Fraikin BM Granollers, se enfrentó a su anterior formación: el Barça. Las dos mujeres animaron desde la grada al joven deportista, mientras charlaban, reían y compartían confidencias.

La infanta Cristina estuvo muy atenta en todo momento a Liebaert, confirmando que siguen siendo una familia unida a pesar del divorcio.

La nueva vida de la infanta Cristina

La hija pequeña de los Reyes Juan Carlos I y Sofía sigue trabajando en Ginebra, donde consigue mantenerse alejada de la opinión pública y llevar una vida más o menos discreta. Aun así, aprovecha los huecos libres en su agenda para volver a España y reunirse con su familia, como hizo a principios de abril para asistir a la boda de José Luis Martínez-Almeida con su padre y su hermana, la infanta Elena. Además, aprovechó su visita para mostrar sus respetos a su primo Fernando Gómez-Acebo, que falleció en marzo, en la misa que se celebró en su recuerdo el lunes 8.