Reino Unido
El dineral que el príncipe Andrés ha tenido que pagar para que Carlos III le permita quedarse en Royal Lodge
El duque de York podrá permanecer en su casa por tiempo indefinido siempre y cuando cumpla con el pago requerido
Parece que las tensiones entre el Rey Carlos III y su hermano Andrés se han disipado. Desde que el duque de York fue acusado de abusar sexualmente de una menor que también habría sido víctima del depredador Jeffrey Epstein, su caída en desgracia fue tan colosal que incluso recibió un aviso de la Corona para que abandonara Royal Lodge, la casa de Windsor Great Park en la que ha vivido junto a su familia desde 2004.
Se argumentaba que el príncipe Andrés ya no podría cubrir los elevados costes de las reparaciones que necesita la antigua casa, protegida en Grado II por su valor histórico, y se ofreció Frogmore Cottage -la antigua casa de Meghan Markle y el príncipe Harry- para que se mudara, pero se trata de una vivienda mucho más pequeña que no aceptó.
Comenzó entonces un enfrentamiento entre el Rey Carlos III y el príncipe Andrés, que ni siquiera abandonó la vivienda durante las obras de remodelación por “miedo” a que no le dejaran volver a entrar.
Sin embargo, este verano los dos hermanos lograron firmar la paz tras la invitación formal que el príncipe Andrés recibió de parte del Rey Carlos III para pasar unos días en Balmoral. Allí limaron asperezas y, tal y como informa “The Mirror”, el duque de York convenció al monarca de retirar la orden de ejecución. A cambio, debía comprometerse a cubrir los gastos de las reparaciones y reformas que necesita la casa, que se estiman en 2 millones de libras esterlinas.
De momento, el príncipe Andrés ya ha desembolsado 20.000 libras destinadas a la reparación del tejado,pero se desconoce cómo de solvente es su economía después de que se le retirara su asignación presupuestaria por el escándalo de los supuestos abusos sexuales.
A lo largo de estos años, antes de su declive mediático, el príncipe Andrés ya invirtió unos 7 millones de libras en remodelar la casa, una de las principales razones por las que se negaba a abandonarla por las buenas.
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