Inglaterra
Príncipe Andrés: unas memorias para olvidar su turbio pasado
El duque podría haber contactado ya con alguna editorial americana e incluso podría haber encontrado ya su escritora fantasma
Tres meses después del huracán «Spare», la familia real británica vuelve a tener la ceja levantada y, de producirse, esta vez la borrasca golpearía más fuerte. El príncipe Andrés podría estar considerando la idea de escribir sus propias memorias, según ha publicado el diario británico «The Mirror» en un escueto artículo. Sería una especie de «Spare 2.0», pero con contenido aún más explosivo «para dejar las cosas claras». El runrún sigue la misma trayectoria que cuando se empezó a especular sobre el libro de Harry, publicado finalmente en enero de 2023.
Guiado por su exmujer, Sarah Ferguson, con quien mantiene una magnífica relación, podría haber contactado con alguna editorial en Nueva York e incluso habría elegido ya a su propia escritora fantasma. También su sobrino Harry contrató para sus confesiones al periodista J.R. Moehringer, premio Pulitzer 2000 y autor de las exitosas memorias del tenista Andre Agassi. En esta ocasión, uno de los nombres que más suenan para escribir a la sombra del duque de York es el de Daphne Barak, amiga de su exmujer. Ya escribió las biografías de Amy Winehouse y de la exprimera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto. También entrevistó a Ghislaine Maxwell en la prisión de Florida, donde cumple condena de 20 años por su implicación en la trama de pedofilia y trata de mujeres del multimillonario fallecido Jeffrey Epstein, su amigo y socio, también condenado por tráfico de menores y explotación sexual.
El vínculo del príncipe con estos dos personajes y las acusaciones de agresión sexual por parte de Virginia Giuffre es lo que podría haber motivado que ahora quiera romper su silencio. Esta mujer, que ahora tiene 39 años, reveló que abusó de ella siendo menor de edad, después de ser reclutada por Epstein. Aunque él siempre ha negado los cargos, la reina Isabel II y su hermano el rey Carlos III acordaron retirarle todos los patronatos, honores y representaciones de la Corona.
La inquietud es mayor porque el príncipe estaría elucubrando en un momento de puro resentimiento y desconcierto por no haber recibido aún la parte de la herencia de su madre, Isabel II. A esto sumaría su enfado por no tener un papel destacado en los actos de coronación del rey Carlos III y por su destierro de Royal Lodge, su vivienda desde 2004. Por decisión de su hermano, que se ha propuesto reducir costes, deberá mudarse a Frogmore Cottage, hasta ahora residencia en Reino Unido de los duques de Sussex. Royal Lodge es una propiedad histórica de gran valor emocional para la familia y le reclama a cambio de la mudanza los 7,5 millones de libras que invirtió en su reforma y mantenimiento.
Conspirador
Según los biógrafos y periodistas expertos en la Casa Real, el duque de York puede ser muy ponzoñoso y desagradable cuando no consigue salirse con la suya. Angela Levin, autora de varias biografías de la familia Windsor, desveló que quiso evitar que Carlos se convirtiera en rey intentando conspirar, junto a Diana de Gales, para que fuese su sobrino Guillermo el siguiente en acceder al trono. También presionó a la reina Isabel II para impedir el matrimonio de Carlos y Camilla. El documental «Prince Andrew: Banished», de Jamie Crawford, le describe, a partir de testimonios recogidos de secretarios personales, guardias reales, aristócratas y periodistas que han tratado con él, como un hombre patético, narcisista, malcriado, santurrón e idiota.
La editora jefe de «Majesty Magazine» menciona su papel de segundón mal llevado. «Ser el segundo en la línea de sucesión al trono era muy importante porque Carlos era el heredero y Andrés, el retén. Disfrutó de su mini reinado durante años hasta que se dio cuenta de que era solo el número dos». Paul Page, oficial que se ocupó de su protección durante seis años, lamentó en este mismo documental su falta de decoro y respeto por el personal que le protegía. De acuerdo con este perfil y el turbio pasado que le persigue, los Windsor tienen motivos para levantar su ceja ante la posibilidad de unas memorias. El nerviosismo por su probable falta de sutileza aumenta si se recuerda la entrevista que ofreció a «BBC Newsnight» en 2019, tres meses después de que encontraran a Epstein muerto en su celda. Fueron 50 minutos que se consideraron «error catastrófico» y «desastre mediático» para la Casa Real británica por la torpeza del príncipe a la hora de negar y buscar excusas. «Fue un idiota por haber accedido a hacer la entrevista», declaró el exsecretario de prensa de la realeza Dickie Arbiter.
En estos últimos años, el príncipe ha mantenido un perfil bajo. En febrero de 2022, la Casa Real llegó a un acuerdo económico extraoficial para zanjar la demanda por abuso sexual, pero ahora, como ha indicado Angela Levin en un programa de la televisión británica, de nuevo parece estar fuera de control. En enero se supo que su equipo legal estaba considerando opciones legales para revocar su acuerdo multimillonario con Giuffre y pedirle que se retracte de sus acusaciones. Levin no entiende quién le puede estar guiando. Cree que el ejemplo de Harry debería servirle de advertencia. «¿Qué va a hacer? ¿Intentar aclarar su relación con Epstein?», se pregunta irónicamente. «Es una tontería, porque hay innumerables fotos en todo tipo de fiestas y tardes de tiro». Teme que una biografía del príncipe Andrés dañará aún más la imagen de la institución, si bien cuestiona su credibilidad. «No sé –ha declarado– cuántas personas realmente confiarán en él. Yo no lo haría y espero que la gente tampoco». Como príncipe nunca le fue del todo mal. Como dice Tina Brown, autora de «The Palace Papers», «se niega a aceptar que está acabado».
¿Repetirá el fenómeno de su sobrino Harry?
El éxito de las confesiones de Harry dejó claro que todo lo que tenga que ver con las interioridades de la familia real desata un apetito voraz. Es verdad que con ellas el hijo menor del rey Carlos III terminó de bajar a su particular infierno, pero «Spare» rompió récords de ventas. 3,2 millones de ejemplares en los mercados de habla inglesa en la primera semana de su publicación y podría convertirse en uno de los libros de memorias más vendidos de todos los tiempos.
El príncipe vendió su palabra a la editorial Penguin Random House en un acuerdo que incluía cuatro libros por 41,54 millones de euros. Su autor, J.R. Moehringer, se embolsó un cheque que podría superar el millón de euros. ¿Será capaz de repetir este fenómeno el príncipe Andrés? La escritora Angela Levin ha declarado que es momento de pasar página. «Hemos tenido suficientes gemidos y quejas. Ahora queremos ver a Guillermo, Kate, la reina y el rey. Andrew tuvo su momento. Ya no es relevante». A pesar de su advertencia, el mundo editorial no pensará igual.
Su relato podría ser mucho más profundo que el del príncipe Harry y ayudaría a conocer mejor los entresijos de la Corona británica. Por otra parte, quedan muchos cabos sueltos en torno al caso Epstein que el público estaría deseando terminar de amarrar. ¿Tuvo sexo con Virginia Giuffre? ¿Recibió un masaje en los pies de una joven rusa en la mansión de Epstein? ¿Qué le llevó a alojarse en su casa cuando ya había sido condenado por delitos sexuales? ¿Cómo fue su relación con Ghislaine Maswell? Antes de nada, sobrevuela una gran duda: ¿Qué editorial se arriesgaría a dar voz al príncipe y cuál sería el precio? La editorial de libros independientes Skyhorse, fundada en 2006 en Nueva York, intuye que las memorias serían de gran interés público. «El mundo necesita escuchar su versión de la historia», ha dicho su presidente, Tony Lyons.
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