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Formación

Se busca profesor de vela para la Princesa Leonor

A diferencia de sus regios antecesores, la heredera nunca se ha sentido atraída por el deporte náutico por excelencia y esto supone un contratiempo en su formación castrense

La Princesa Leonor (c), durante sus primeras actividades en la Escuela Naval de Marín Casa de S.M. el Rey

No había pasado ni una semana desde el ingreso de la Princesa de Asturias en la Escuela Naval Militar de Marín cuando se hizo evidente lo impensable: Leonor no tenía ni el nivel físico ni técnico para superar con honores la formación que la Armada Española exige a sus guardiamarinas, máxime teniendo en cuenta que la joven se incorpora directamente al tercer curso tras su paso por la Academia Militar de Zaragoza.

Imagen de la Princesa Leonor, en MarínInstagram

Si bien ya se han tomado medidas para remediar los estragos que el parón estival ha provocado en la forma física de la princesa, no ha resultado tan sencillo encontrar a un regatista de nivel, fuera de los mandos de la Fuerza Naval de Marín, dispuesto a dar clases particulares a la hija del rey Felipe. Leonor, a diferencia de sus regios antecesores, nunca se ha sentido atraída por el deporte náutico por excelencia y esto supone un contratiempo en su formación castrense.

La gran pasión de los Borbón

La vela ha sido, desde hace siglos, algo más que una afición para los Borbón. Es una pasión que los ha llevado a competir al más alto nivel de exigencia. Alfonso XIII, tatarabuelo de Leonor, fue uno de los mayores impulsores de la vela deportiva en nuestro país y su hijo, el Conde de Barcelona fue, en 1948, el primer Borbón que participó en unos Juegos Olímpicos. En 1972, siendo Príncipe de España, Don Juan Carlos participó en las Olimpiadas de Múnich, un año antes, en 1971, ya se había alzado con el título de campeón de España a bordo del Fortuna. Después de más de cuarenta años, el Rey es considerado uno de los navegantes más longevos y laureados de la historia.

Juan Carlos I, en Reino Unido para participar en el mundial de vela con el "Bribón"Maria Muiña / SailingShotsAgencia EFE

Doña Sofía, que también procede de una familia de navegantes, compitió junto a su hermano Constantino en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. No es de extrañar que, con estos antecedentes marineros, sus tres hijos, Elena, Cristina y Felipe, amen el mar desde su niñez. Todos ellos han regateado al máximo nivel, si bien Cristina y Felipe son los únicos que han participado en las Olimpiadas. Doña Cristina lo hizo como suplente en 1988 en Seúl y el rey Felipe obtuvo un diploma olímpico en los Juegos de Barcelona en 1992, al conseguir el sexto puesto en la clasificación. Pero esta saga marinera, los Borbón y Grecia, no tiene sucesor en las nuevas generaciones. Aunque los Urdangarin y los Marichalar saben navegar y desde niños tomaron clases de vela en el club náutico de Palma de Mallorca, las hijas de los Reyes de España, Leonor y Sofía no tuvieron esa oportunidad. Al parecer, la insólita decisión que ponía fin a la tradición marina de la Familia Real la tomó doña Letizia con el fin de evitar una excesiva exposición mediática de sus hijas en su niñez.

Acertada o no, esta determinación ha impedido que la heredera al trono llegue a la Escuela Naval de Marín con los conocimientos teóricos y técnicos suficientes para incorporarse en el tercer curso y estar a la altura de sus compañeros, algo que no ocurrió en el caso de su abuelo y su padre.

La princesa Leonor y tres compañeros guardiamarinasX

Días antes de la incorporación de la Princesa de Asturias a la Escuela Naval de Marín, y siendo consciente el Jefe del Estado de sus limitaciones para superar con éxito su paso por la Armada, comenzó la búsqueda de un instructor de vela para dar clases privadas a Doña Leonor.

Cualidades del candidato

Este medio ha tenido conocimiento de las dificultades que se han encontrado para dar con el candidato idóneo para tal menester. Por un lado, y para evitar cualquier tipo de polémica, era indispensable que el llamado a instruir en la náutica a la Princesa no perteneciera ni a la Escuela Naval ni a la Armada, o sea, un civil.

Por razones obvias, además de discreción y excelencia, el candidato debía residir en las proximidades de Marín y tener disponibilidad para adaptarse al escaso tiempo libre que la guardiamarina tiene desde que ingresó en la Escuela Naval. El Rey Felipe, que cuenta con grandes amigos en el mundo de la vela, comenzó a tirar de sus contactos para dar con la persona idónea en Galicia. Para ello no es de extrañar que consultara también con su padre Don Juan Carlos, que desde hace años compite en las regatas que se disputan en Sanxenxo, en la orilla opuesta a Marín y conoce mejor que él, el círculo náutico gallego.

LA RAZÓN ha podido saber que uno de los primeros candidatos a los que se le hizo el ofrecimiento, un experimentado regatista gallego, declinó tal responsabilidad por falta de tiempo. Pero es probable que, a estas alturas y aunque no haya trascendido hasta ahora, Don Felipe ya haya encontrado un instructor a la altura de sus expectativas para que su hija, la única heredera al trono español que no sabe navegar, antes de embarcarse en el mítico Juan Sebastián Elcano lleve el apellido Borbón con orgullo por todos los mares del mundo. El buque escuela de la Armada inciará su periplo por las Américas en enero de 2025, con Cádiz como punto de partida y de llegada.

Rodaballo a punto para Don Juan Carlos

El rey Juan Carlos I abordo del Bribón, durante el entrenamiento llevado a cabo este miércoles, para preparar la VIII Regata Rey Juan Carlos I que se disputará desde mañana en aguas de SanxenxoLavandeira jrAgencia EFE

El Rey Juan Carlos pasará dos semanas en España para disfrutar de la novena regata con su nombre que se disputará en Sanxenxo el 27 de septiembre. Según ha podido saber LA RAZÓN, ya está encargado el rodaballo en Piliña, la pescadería de Portonovo de la que su amigo Pedro Campos es fiel cliente desde hace años. Don Juan Carlos podría haber pedido también audiencia para un encuentro con su nieta la Princesa Leonor. Desde Casa Real no confirman ni desmienten este dato, puesto que, a pesar de que el padre de Felipe VI pertenece a la Familia Real, no tiene agenda institucional, por lo que, de producirse finalmente la visita, sería un asunto estrictamente privado.