Reina Letizia

Los sábados de Lomana: Músculos y chatones

Letizia, tan perfecta siempre, tan obsesiva con que todo sea perfecto en su vida, debería darse cuenta de que la actitud con su suegra, aunque tengan sus problemas, que en eso no voy a entrar, deberían disimularlos

La Reina Letizia
La Reina LetiziaBallesterosAgencia EFE

Que a la Reina Letizia le encanta lucir sus músculos y delgada figura es evidente. Tiene interés en que los españoles nos enteremos de cuántas horas se mete de «gym» y «fitness», porque eso no se consigue así como así. Se necesita una alimentación especial para crear músculo y horas y horas de entrenamiento. No seré yo la que critique esto, aunque tengo más tendencia a mover mi cuerpo de forma menos agotadora y disciplinada. Sigo los consejos de mi abuela quien siempre dijo que no había que gastarse, pues las articulaciones pasan factura. Veremos si tenía razón dentro de unos años.

En las dos últimas apariciones oficiales, aunque caigan chuzos de punta como pasó en Oviedo, que hacía bastante frío, ella aparece radiante y sin una sola prenda que cubra sus brazos. El vestido de los Princesa de Asturias era precioso y opacó a todos incluida a su hija que era la verdadera protagonista. Hace unos días la hemos visto en la cena de gala ofrecida al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, y su hija con un vestido de Armani negro, de gran escote y tirantes no muy adecuado para un acto oficial, acompañado de las mejores joyas de la corona española.La tiara rusa de la Reina María Cristina, la perla llamada «Peregrina», el collar de chatones que se desmonta en más o menos largo y hay posibilidad de hacer pulsera como lució la Reina. ¿Pero es tan importante para ella siendo una reina mostrar esa parte de su anatomía? ¿Es necesaria esa exaltación del músculo? ¿Quizá quiera enviarnos un mensaje de la obligación de machacarnos en el gimnasio? Creo que no es lo más importante ni necesario de los mensajes subliminales de una consorte real. En mi opinión, es más importante la naturalidad, la dulzura, la comprensión y calidez con Doña Sofía que no está teniendo un momento fácil. Todos hemos tenido la sensación de que ha sido ninguneada de una forma que rozaba la mala educación durante los Premios en Oviedo. No por el pueblo, que siempre la ovaciona con cariño, sino por su propia familia que no le daba su lugar. Parecía que la ignoraban.

Doña Letizia con la tiara de la Reina Victoria Eugenia
Doña Letizia con la tiara de la Reina Victoria Eugenialarazon

Letizia, tan perfecta siempre, tan obsesiva con que todo sea perfecto en su vida, debería darse cuenta de que la actitud con su suegra, aunque tengan sus problemas, que en eso no voy a entrar, deberían disimularlos. Deberían mostrarse ella y sus hijas mucho más amable y cariñosa con Doña Sofía, porque hace un tremendo daño a su imagen y a la de sus hijas. En un momento, se carga todo lo bueno que puede hacer por la institución y como mínimo se echa encima a todas las abuelas de España, como ocurrió en el desafortunado momento del Domingo de Pascua, en Mallorca. Ya ha conseguido su objetivo que es no tener a nadie de la Familia Real cerca de ella. Quitárselos a todos de en medio, que la Familia Real sea solo Felipe VI, sus hijas y ella. Pero debe tener cuidado de no pasarse en ese afán. Para nada le benefician esas imágenes que hemos visto en Oviedo a la entrada y salida del Teatro Campoamor. Personalmente, no podía creer lo que estaba viendo. Supongo que era consecuencia de no querer que estuviese presente en los premios por razones que ellos sabrán, o al menos eso parecía.

La Reina María Cristina, mujer de Alfonso XII que enviudó muy joven y tuvo que hacerse cargo de la Regencia, fue la poseedora de la tiara rusa que más tarde se la pasó a Victoria Eugenia. Esta recibió también por parte de Alfonso XIII el collar de chatones y la perla «Peregrina». Todas estas joyas las llevaba Letizia en la cena de gala. Supongo que debe sentirse con la responsabilidad de lucirlas como parte de nuestra historia. Pero una Reina es mucho más que impresionarnos con sus brazos.