Memoria Histórica
En defensa de la estatua de Franco, “héroe de la Legión”
La Plataforma Millán Astray presenta un recurso contra la retirada de la efigie que le recordaba en Melilla como comandante de la fuerza de choque
“En defensa de un héroe de la Legión”, la Plataforma Millán Astray ha presentado un escrito de interposición contra la retirada de la estatua de Franco en Melilla el pasado 23 de febrero. Reclama medidas cautelares para que la efigie vuelva a la que era su ubicación hasta ese momento, y se basa para ello en “cuestiones técnicas y de protección de patrimonio”, explica a LA RAZÓN Guillermo Rocafort, secretario de la entidad.
“Trabajado” por arquitectos y abogados, y “armado” el recurso “jurídica y técnicamente”, la Plataforma considera que “ese es el modo adecuado” para “ganar”, sin entrar de momento “en el fondo de la cuestión”. Recuerda Rocafort que “así se ha protegido” el monumento al crucero “Baleares” en Palma –salvado por el “valor arquitectónico, histórico y artístico del obelisco– y es “como entendemos que hay que proteger estas obras de arte ante el acoso de la izquierda”.
“De ninguna manera” se sienten “concernidos por la desestimación de medidas cautelares” que ha tenido el recurso de la Fundación Franco con el mismo objetivo, porque en su opinión “han alegado distintas razones”, apunta el abogado, escritor y veterano legionario.
La estatua de Franco estaba en una zona declarada Bien de Interés Cultural, y su retirada es “equivalente a que se hubiera arrancado un muro de la ciudad histórica o demolido un edificio, porque ambos forman parte indisoluble del bien declarado BIC”, como dice el texto del recurso, al que ha tenido acceso LA RAZÓN. Para Rocafort “no se debe esperar a que se resuelva todo el procedimiento”, porque “aquí se antepone la cuestión de protección del patrimonio, que es muy rigurosa”, señala. Y en el caso que está entre manos “no hay un plan específico, Melilla tiene muchas lagunas legales”, lamenta.
El escrito presentado abarca una serie de “medidas cautelares escalonadas”, porque, según el recurso, “no es la primera vez ni será la última que son las propias autoridades las que promueven el escarnio odioso sobre dichas estatuas”. En este sentido, advierte el letrado, “no vamos a tolerar de ninguna manera ni vejaciones ni decapitaciones”, porque “al final la clase política radical y quienes les alientan y les votan lo que quieren son situaciones como la vivida en Barcelona con Ada Colau, lanzamiento de huevos incluido”. O “como sucede con la estatua de Millán Astray, secuestrada” por la alcaldesa de La Coruña.
La asociación recuerda que “la Ley faculta la retirada de objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura, pero no permite la retirada de esculturas que evocan hechos anteriores a la Guerra Civil”. Y la efigie “recuerda un acontecimiento anterior a 1936 –el auxilio a Melilla por parte de la Legión al mando de Franco cuando se encontraba en peligro de asalto por los rifeños de Abd El Krim tras el desastre de Annual– y no entra por lo tanto en el ámbito de la Memoria Histórica”, insiste Guillermo Rocafort. “Está pasando lo mismo con la estatua de Miguel Primo de Rivera en Jerez de la Frontera, su ciudad natal, donde el ayuntamiento –socialista– ha dicho que no se quita, en primer lugar porque es obra del gran Benlliure, el mejor escultor del primer tercio del siglo XX en España”, aparte del hecho de que nada tiene que ver con el ámbito de la Ley creada por el Gobierno de Zapatero en 2007.
Antes de entrar en la vía judicial, desde la Plataforma Millán Astray enviaron cuatro requerimientos con la petición del expediente, uno el mismo día de la retirada de la estatua, y a través del Portal de Transparencia tres más “que están siendo muy mal atendidos”. Les contestaron con “un documento incompleto, lleno de incongruencias”, explica el secretario de la entidad. “Se han dejado llevar por las prisas políticas y les va a pasar como con el Pazo de Meirás, que van a tener que reponer e indemnizar”, concluye.
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