
Macroeconomía
La inversión hidráulica, hundida en plena ola de desastres climáticos
Se ha desplomado un 42% desde 1995 y apenas alcanza los 2.695 millones, según el Ivie y Fundación BBVA. La inversión privada, el 90% del total, está un 3,5% por debajo de los 235.900 millones de 2019. La inversión en infraestructuras ferroviarias se ha reducido un 70% respecto a 2009

La inversión bruta en España, tanto pública y privada, creció el pasado ejercicio en España un 2,1% en términos reales, hasta alcanzar los 306.748 millones de euros, aumentando su volumen por cuarto año consecutivo, pese a que todavía se encuentra muy lejos de los máximos alcanzados en el primer lustro del siglo. Al menos se ha recuperado por primera vez la cifra de inversión anterior a la pandemia, aunque fundamentalmente ha sido gracias a la inversión pública apoyada en la llegada de los fondos europeos del Plan de Recuperación. Esta inversión, impulsada por los recursos Next Generation, ha registrado un crecimiento del 40% entre 2019 y 2024, superando también los niveles anteriores al covid. En cambio, la inversión privada, que representa el 90% del total, todavía no ha alcanzado los 235.900 millones de 2019, situándose todavía un 3,5% por debajo de esta cifra.
Así lo determina el informe sobre inversión y aprovechamiento de la capacidad productiva elaborado por el Ivie en colaboración con la Fundación BBVA y dirigido por los profesores e investigadores del Ivie Francisco Pérez, Matilde Mas y Juan Fernández de Guevara, que deja claro que, pese a este repunte, la inversión en infraestructuras -la más importante de todas- no ha logrado remontar el desplome sufrido en 2010 con el estallido de la Gran Recesión y ni siquiera cubre "la depreciación" sufrida estos años, e incluso algunas dotaciones disponibles "han visto reducido su valor", apunta el informe .
En este sentido, en el periodo analizado (1995-2024) destaca la caída de las inversiones en infraestructuras hidráulicas del 42%. Su peso en la inversión total "permanece estancado en valores próximos al 15%, a pesar de su importancia creciente para prevenir y paliar las consecuencias del cambio climático, en especial en las inundaciones catastróficas", como se ha visto con la DANA de Valencia o las últimas inundaciones con el ciclo de borrascas consecutivas que ha sufrido la península.
En este sentido, es especialmente preocupante la situación de las infraestructuras hidráulicas, cuya inversión se redujo un 42% entre 1995 y 2024. Esta caída se concentró principalmente en el periodo 2009-2018, con un descenso acumulado cercano al 75%. Desde entonces la inversión bruta en estas dotaciones, destinadas a la prevención de avenidas y a otras obras relacionados con el ciclo del agua, ha experimentado un repunte acumulado del 57,4%, siendo del del 2,4% en 2024, hasta alcanzar los 2.695 millones, aunque sigue siendo claramente insuficiente y muy lejos de lo que se debería invertir, ya que sigue ese 42% por debajo de lo invertido en 1995. Según apunta el informe, como consecuencia de los bajos niveles de la formación bruta de capital, "el stock de infraestructuras hidráulicas es un 4,6% inferior a los niveles alcanzados antes de la Gran Recesión y su peso en el stock total de infraestructuras permanece estancado en el 15%".
El informe también muestra la decadencia de otras infraestructuras, especialmente en la red viaria y ferroviaria. En cifras absolutas, la inversión en infraestructuras viarias (carreteras, autovías, pistas...) cayó un 56,3% en términos reales entre 2010 y 2018, para luego repuntar ligeramente un 15,8% entre 2018 y 2024. Pero el pasado año solo creció un 0,7%, hasta los 5.071 millones de euros. Especial preocupación muestra la inversión en infraestructuras ferroviarias, que se elevó muy rápidamente hasta 2009, llegando a ser la más importante de todas las partidas, pero a partir de entonces se redujo drásticamente, hasta un 70%, para repuntar tras la pandemia un 35,7%, aunque los acuciantes problemas en la red ferroviaria sufridos en los últimos años demuestran el grave déficit inversor por parte del Gobierno.
Aunque el peso de los agentes inversores -tales como Adif, Puertos del Estado, sociedades concesionarias de autopistas de peaje...- en la inversión total en infraestructuras casi se ha duplicado desde 1995 -cuando solo suponían un 15%-, hasta llegar al 29% de 2024, la inversión pública lidera la recuperación en los años recientes gracias a la llegada de fondos europeos para impulsar las transiciones climática y digital. Pese a ello, las inversiones en infraestructuras "se mantienen muy bajas todavía", insiste el Ivie. Prueba de ello es que, en términos reales, siguen un 17,6% por debajo de su nivel de 1995 y un 63% por debajo de su máximo de 2009.
En términos globales, la inversión bruta en España creció un 2,1% en 2024, superando un 0,6% la cifra anterior a la pandemia. La inversión pública encabeza el crecimiento en 2024, al aumentar un 5,9% y situarse en 34.868 millones de euros, pero partiendo de niveles muy bajos tras los severos ajustes de este capítulo del gasto público. Por su parte, la privada alcanza los 227.698 millones tras volver a crecer un 1,7%, aunque esta evolución positiva todavía no le permite alcanzar los datos de inversión de 2019, ya que se sitúa todavía un 3,5% por debajo.
Sin embargo, frente al crecimiento de esta inversión bruta, el esfuerzo inversor -correspondiente a la inversión total como porcentaje del PIB- se ha reducido, hasta situarse en un 19,3% en 2024, un valor todavía un 5% inferior al de 2019. Este esfuerzo inversor es menor que el de los años previos, en los que se superaba el 20% y era similar a la de las economías avanzadas y se encuentra muy lejos de los valores máximos alcanzados entre 2005 y 2007, cuando se rozó el 30% de esfuerzo inversor.
En el informe también se incluye un análisis de la utilización de la capacidad productiva del capital disponible en España. Los analistas del Ivie estiman que el porcentaje de las dotaciones (infraestructuras, construcciones, viviendas, equipos y otros activos) "no se utiliza al máximo de su capacidad" y, por lo tanto, "no aporta valor a la economía española". El informe muestra que España solo activa el 81,8% de su capacidad instalada, una cifra inferior a la media de la Unión Europea, manteniendo sin utilizar casi la quinta parte del capital total acumulado.
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