Comercio
China vuelve a la carga por los aranceles de la UE a sus eléctricos: anuncia una investigación antisubsidios contra los lácteos europeos
También tiene en marcha una investigación antidumping sobre el exceso de capacidad de la UE en el sector porcino y ha denunciado los aranceles ante la Organización Mundial del Comercio
En el último episodio de la creciente disputa comercial entre Pekín y la Unión Europea, las autoridades chinas han puesto en marcha una investigación por prácticas de subvenciones sobre las importaciones de productos lácteos procedentes del bloque europeo. Esta medida se produce tan solo un día después de que la Comisión Europea (CE) anunciara su intención de imponer nuevos aranceles quinquenales de hasta el 36% a los automóviles eléctricos fabricados en China. Esta escalada proteccionista refleja la profundización de las tensiones y la retórica beligerante en sus relaciones económicas bilaterales.
La indagación sobre determinados derivados lácteos, que incluyen el queso fresco y procesado, se espera que concluya en un plazo de un año. En dicha iniciativa se evaluarán una veintena de programas de subvenciones de los Estados miembros, con especial atención a los de Austria, Bélgica, Croacia, Finlandia, Italia, Irlanda, la República Checa y Rumanía. La petición fue formulada el 29 de julio por dos grupos industriales respaldados por el Estado que representan a productores chinos de esta industria, según informó el Ministerio de Comercio chino en un comunicado publicado el miércoles.
Se trata de un nuevo contragolpe de la inminente guerra comercial sino-europea. Pekín ya había anunciado en enero que estaba investigando una supuesta infracción de las normas de competencia en relación con bebidas como el coñac, importadas de la UE y de Francia en particular. Además, en junio inició una investigación antidumping sobre las importaciones de carne de cerdo y productos derivados procedentes de Europa, principalmente de España, Francia, Países Bajos y Dinamarca. Las pesquisas abarcan las importaciones realizadas en 2023, cuando Bruselas exportó a China carne de porcino por valor de casi 3.000 millones de euros, y podría extenderse hasta junio de 2025.
El alcance de la respuesta de Pekín a Europa parece casi perfecto, al golpear a los países que últimamente se han mostrado más intransigentes con la segunda economía mundial, minimizando al mismo tiempo los daños colaterales a los amigos. Las medidas comerciales selectivas parecen ser una respuesta a los aranceles adicionales impuestos recientemente por la UE a los coches eléctricos chinos. En el ámbito económico internacional, los productos alimentarios y agrícolas suelen ser objeto de frecuentes barreras comerciales, lo que refleja la sensibilidad política y estratégica de estos sectores.
La creciente alarma por el exceso de capacidad industrial china que inunda la UE con productos baratos, incluidos los vehículos eléctricos, ha abierto este nuevo frente en la guerra comercial de Occidente con Pekín, que comenzó con los aranceles de importación de Washington en 2018. La política comercial europea se está tornando cada vez más protectora contra las ramificaciones globales del modelo de endeudamiento centrado en la producción e impulsado por la deuda de China. Los gobiernos suelen imponer derechos antidumping a los bienes importados cuando sospechan que el artículo en cuestión se vende por menos de lo que cuesta producirlo, con el fin de proteger a las empresas nacionales.
China ha pedido repetidamente a la UE que anule sus aranceles sobre los vehículos eléctricos y se ha mostrado dispuesta a negociar, pero ante la negativa de Bruselas decidió denunciar estas nuevas tasas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además, ha asegurado que no desea verse envuelta en otra guerra arancelaria, ya que las tarifas estadounidenses sobre sus productos no cesan de agraviar.
El gobierno chino emitió este miércoles una dura condena al plan de la Comisión Europea de imponer nuevos aranceles adicionales (que se suman al 10% que ya se aplicaba) de hasta el 36,3% a los vehículos eléctricos fabricados en su país. Pekín advirtió que se “han llegado a conclusiones preestablecidas, y que el bloque está promoviendo la competencia desleal”, por lo que tomará "todas las medidas necesarias" para defender los derechos e intereses legítimos de sus empresas.
A comienzos de julio, la CE impuso aranceles provisionales adicionales de entre el 17,4% y el 37,6% a los vehículos eléctricos chinos importados, tras una investigación antisubvenciones iniciada en octubre del año pasado. Ahora, la CE ha publicado un proyecto para hacer permanentes dichas tarifas, si bien con tipos ligeramente revisados.
Según el borrador, los aranceles adicionales sobre los vehículos eléctricos fabricados por compañías chinas como BYD, Geely Automobile Holdings y SAIC Motor se reducirían al 17%, 19,3% y 36,3% respectivamente. No obstante, los gravámenes sobre los de Tesla fabricados en China bajarían del 20,8% al 9%.
El deterioro de las relaciones comerciales entre Bruselas y Pekín está lastrando a las empresas europeas que operan en China y obligándolas a centrarse más en la gestión de riesgos y en la capacidad de resistencia que en la toma de decisiones empresariales eficientes, según advirtió hace unos meses un grupo de presión del comercio. De acuerdo con un estudio de la Cámara de Comercio de la UE en China, las recientes medidas europeas para reducir los riesgos han hecho que la preocupación por la politización del entorno empresarial en este país alcance niveles sin precedentes.