Comercio
La UE cumple su amenaza: impone aranceles provisionales a los coches eléctricos chinos de hasta el 47,6% y desata una guerra comercial
Alemania se posiciona en contra de la medida ya que afecta a sus exportaciones a Pekín, que suponen el 30%
Finalmente, la guerra ha comenzado. La Comisión Europea ha anunciado este jueves la imposición de aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos, al entender que Pekín está inundando el mercado interior europeo gracias a subsidios masivos, y dañando de esta manera la libre competencia en el mercado único. Según explica el Ejecutivo comunitario, no imponer ningún tipo de medida contra China merma las inversiones necesarias para la transición energética europea y supone la perdida de 2,5 millones de puestos de trabajo directos y 10,3 millones indirectos.
Hace nueve días, el pasado 12 de junio, el Ejecutivo comunitario lanzó un avisocon el objetivo de abrir un periodo de diálogo con las autoridades chinas, pero no se ha producido ningún tipo de acercamiento. Por eso, la Comisión Europea ha decidido imponer una serie de subidas arancelarias a diferentes fabricantes chinos, según se hayan beneficiado de los subsidios estatales, que supondrán un incremento del 17,4% a BYP, el 19,9% a Geely y el 37,6% a SAIC, que se aplicarán sobre lastarifas actuales a las importaciones de los vehículos eléctricos, que ascienden al 10%. Por lo tanto, los aranceles rozarán casi el 50% en los peores casos.
Bruselas comenzó una investigación el pasado mes de octubre y considera que sus sospechas se han visto confirmadas. En el pasado discurso sobre el Estado de la Unión, que marca el curso político en la capital comunitaria, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ya avisó de que Bruselas no se quedaría con los brazos cruzados y que debía proteger a su industria. “Nuestras compañías son excluidas demasiado a menudo de mercados extranjeros o son víctimas de prácticas depredadoras”, explicó. A pesar de este paso al frente, Bruselas descarta, al menos por el momento, la posibilidad de imitar el modelo estadounidense que ha decidido imponer subidas arancelarias generalizadas. La guerra comercial europea con China será de menor intensidad que la emprendida por Washington. “Si se confirma, como espero, que estos subsidios existen, entonces puedo garantizar que el nivel de aranceles que impondremos será correspondiente al nivel de daño. Mucho más específico, mucho más individualizado, este es nuestro enfoque”, había asegurado la política alemana hace semanas. En el caso de EE UU, aparte de incluir a muchos más productos, por valor de 18.000 millones de dólares, los gravámenes a los coches eléctricos oscilan entre el 25% y el 100%.
En el caso europeo, estas subidas provisiones se aplicarán desde el próximo 5 de julio con una duración máxima de cuatro meses. Los Estados europeos deben ahora votar esta medida, pero su luz verde no resulta vinculante. Durante este periodo de tiempo, continúan las negociaciones con las autoridades chinas para conseguir una solución compatible con la Organización Mundial del Comercio.
Pasado este periodo, a finales del mes de octubre, los Estados miembros deben votar nuevamente para que estos incrementos transitorios se conviertan en definitivos durante cinco años. En esta ocasión, su veredicto sí que cuenta, aunque sortear la decisión del Ejecutivo comunitario será difícil. Tan solo una mayoría cualificada contra la imposición de estos aranceles (55% de los países europeos que representen un 65% de la población) puede paralizar esta decisión que divide a las capitales europeas.
Mientras hay países como España que están a favor de esta medida, Alemania –el mayor productor de coches europeo– ha mostrado su disgusto por este paso dado por el Ejecutivo comunitario, ante el temor a una guerra comercial, si Pekín paga con la misma moneda. China supone actualmente el 30% de las ventas de los fabricantes alemanes. Para poder revertir el veredicto de la Comisión Europea, se necesitan quince países y parece difícil que Alemania pueda encontrar 14 aliados.
Este mismo miércoles, la asociación automovilística alemana (VDA por su siglas en inglés) emitió un comunicado en el que mostraba su preocupación por un movimiento de respuesta de Pekín que suponga también el aumento de aranceles para la exportaciones de coches europeos. Según los datos del sector, en el último año, el valor de las exportaciones de automóviles de pasajeros de Alemania a China triplicó el valor de las importaciones. “Los aranceles antisubvenciones no son una medida adecuada para fortalecer la competitividad y la resiliencia europeas a largo plazo", afirma el comunicado. Según los datos de las aduanas chinas, Alemania ha exportado más de 1.000 millones de euros al gigante asiático desde principios de este año.