Entrevista
Borja Jiménez: «Nuestra portería es nuestra casa, no podemos dejar que entren a robar»
Con poco más de 20 años entrenaba en la academia del Milan en Ávila. Ahora es líder de Segunda con el Leganés
Borja Jiménez (Ávila, 1985) parece un futbolista. Podría serlo por edad, uno de los veteranos, pero hace tiempo que se dedica a entrenar. Con poco más de 20 años entrenaba en la academia del Milan en su ciudad. Ahora es el técnico del sorprendente líder de Segunda, el Leganés.
¿Qué hace un señor de Ávila siendo líder de Segunda?
De momento disfrutarlo. Pero el cómo he llegado hasta aquí es bastante más largo. Ahora a disfrutarlo mucho, trabajar muchísimo. Estoy haciendo lo que más me gusta, que es entrenar, y yo creo que las circunstancias nos han llevado a estar líderes con un equipo para intentar pasar menos apuros que otros años,. Pero tenemos ahí grabados a fuego los 50 puntos y no permitimos a nadie hablar de nada que no sea eso. Y una vez los consigamos, que ojalá sea pronto, a partir de ahí cambiaremos el objetivo. Pero desde la ilusión y la humildad de entrenar cada día. Nos gusta lo que hacemos, me pasa a mí y yo se lo noto a los futbolistas.
¿Mantener la portería a cero es la clave de todo?
Sí. Este es un juego donde es muy importante ganar. Puedes ganar de muchas formas, siempre se habla de jugar bien, jugar mal. Para mí jugar bien es que tu equipo sepa a lo que está jugando. Y dejar la portería a cero te acerca mucho más que si encajas tres goles, porque te exige hacer cuatro. Yo se lo digo a los futbolistas, nuestra portería es como nuestra casa, no podemos dejar que entre nadie aquí a hacernos un agujero o a robarnos. Y a partir de ahí el equipo cada vez con pelota ha ido haciendo más cosas a lo largo del año, hemos sido superiores con y sin balón a muchos equipos y nos hemos ido adaptando al perfil de futbolistas que tenemos. Hay futbolistas que tienen de forma innata transitar, hay futbolistas que tienen de forma innata atacar espacios, pero no hablo sólo de los míos, hablo en concepto general. Por eso muchas veces nos creemos que los equipos son de lo entrenadores y los equipos son de los futbolistas. Los entrenadores intentamos hacer un equipo, pero luego las características individuales de los futbolistas te llevan a que tu equipo sea más predominante en transiciones, más predominante en juego de posición, hay equipos que están cómodos defendiendo en bloque bajo y el mismo equipo que defiende muy bien cerca de su área si lo llevas lejos defiende muy mal y eso te lo dan las características de los futbolistas. No tenemos tanto poder como para que un futbolista que defiende bien cerca de su área lo lleves a campo abierto y defienda bien. No, son características. Tú puedes poner, y ahí es donde viene la esencia del entrenador, futbolistas que se complementen. Y que todos sean capaces de defender o cerca del área o lejos. Si tú los pones de diferentes características es difícil que se complementen bien. Y ahí es donde viene la confección de la plantilla, no firmar a jugadores por firmar sino que se complementen.
«La primera tarea de un entrenador es entender a los jugadores y que se sientan importantes y valorados»
¿La primera tarea de un entrenador es entender a los futbolistas que tiene?
Sí. Detectarlos. Yo puedo creer que un futbolista tiene unas características porque lo he visto en vídeo o porque le han mandado hacer equis cosas durante un tiempo y luego lo entrenas y te das cuenta de que sus características son diferentes. Me ha pasado con muchos futbolistas. Con Dani Raba yo podía entender que era un jugador de aparecer entre líneas y en tu cabeza dices «si le pongo detrás del punta», pero no, Dani necesita primero ese espacio desde la banda para aparecer entre líneas. Probablemente si lo llevas adentro desde el principio no esté tan cómodo. Hay futbolistas a los que les tienes que dar libertad y que su punto de partida tiene que ser desde fuera. Otros que tiene que ser al revés. Y te pasa con todos los futbolistas, tienes que entender dónde está cómodo y en qué situaciones él puede hacer daño. Es entender las características de cada futbolista.
¿Entenderlo es clave para recuperar a jugadores como Dani Raba o Portillo?
Sí. Es entenderlos, que ellos se sientan importantes y valorados. Aparte de lo futbolístico siempre hay un plano personal del día a día porque pasamos muchas horas en la ciudad deportiva. Que el futbolista se sienta cómodo para mí tiene mucha influencia en cómo juegas. Cómodo no quiere decir que no le exijas, que no le aprietes, quiere decir que cuando venga a trabajar tenga un entorno positivo. Y creo que eso aquí se está consiguiendo, que el futbolista venga a entrenar con ganas, que luego compite, que ha entendido que hay planes de partido que tienen mayor trascendencia y menor trascendencia. Es fundamental que el futbolista esté cómodo dentro de un nivel de exigencia muy alto que es al que le obligamos. Le intentamos dar todo tipo de soporte para que vea dónde puede estar la mejora, dónde puede hacer daño al rival, pero luego el fútbol es de ellos. Nosotros sólo podemos ubicarlos un poco en el campo, porque luego se mueven
¿Cómo llega a la academia del Milan en Ávila?
Empiezo jugando. Es lo que se hacía, en mi época cuando eras joven, jugabas al fútbol y estudiabas. No había otras cosas. Y en mi caso, me crie en una familia humilde, no había videoconsolas, mis coches eran de recortes de revistas porque siempre me han gustado los coches, que me viene a nivel familiar, y cuando no te pueden comprar tus padres los coches los recortas, los pones sobre un cartón y tienes todos los coches que quieras. Y con el fútbol, igual. Yo tenía las chapas y tenía todos los equipos. Podía jugar seis horas, era mucha pasión por el fútbol, sabiendo que nunca iba a poder jugar a nivel profesional porque no tenía cualidades. Mis amigos todos jugaban al fútbol, vivíamos por y para el fútbol. Salíamos del colegio y jugábamos hasta que nos venían a recoger nuestros padres allí en Ávila al Grande y las porterías eran dos bancos de piedra y jugábamos con una pelota de tenis. Yo cogí la pasión por el fútbol porque mis amigos me la metieron dentro y yo necesitaba fútbol. A partir de ahí lo vinculo con mi amor por la enseñanza y por los niños y empiezo a entrenar a niños pequeños, de ocho años. Pero es que no hace tanto tiempo de esto, no hace mucho que entrenaba a niños de ocho años. El fútbol te va encontrando a ti. Cuando me pongo a entrenar a niños de ocho años no tengo ninguna intención de ser entrenador profesional. Yo entreno por mi amor por el fútbol vinculado a la enseñanza, porque estaba estudiando Magisterio de Educación Física. Y a partir de ahí el Milan llega a la academia y yo era uno de esos entrenadores de los que intuyo que se hablaba bien y acabo entrenando al cadete del Milan y estás dentro de un club muy grande casi sin darte cuenta porque el fútbol te lleva. Son los propietarios de la academia, cuando hay una crisis muy grande con el Real Ávila, los que absorben el equipo. La misma persona que había puesto la escuela es la que compra el club y ya me vi siendo el segundo entrenador del primer equipo con José Luis Diezma, coordinando todo el fútbol base con 25 o 26 años. Estoy dos años de segundo entrenador y al tercer año cambia de dueño el club y con 28 años estaba entrenando al primer equipo de mi ciudad y en el playoff de ascenso. Esa fue la primera vez en la que yo realmente tomaba todas las decisiones sobre futbolistas mucho mayores que yo y es mi primera experiencia de gestión de prensa y de todo. Hay un momento en que dejo mi trabajo de funcionario en el registro de la propiedad para entrenar. Hay un momento en que tienes que apostar y me voy a Valladolid a entrenar al cadete. Y a los tres meses me veo entrenando en Segunda B, hay un cambio de entrenadores y piensan que soy la persona oportuna. Tú tienes que apostar por el fútbol y luego tienes que demostrar que vales para que puedas ser el elegido porque está todo muy copado por gente que ha sido futbolista profesional. Lo que yo he vivido a lo largo de estos años desde que entrenaba a niños, ellos ya lo tienen, parten con ventaja porque tienen conocimiento de vestuario, de situaciones, pero es que el fútbol es muy amplio. No eres mejor por haber sido futbolista ni eres peor por no haberlo sido. Eres entrenador y te va sosteniendo lo que vayas haciendo en tu carrera. Si te equivocas mucho, si eres mal entrenador, el fútbol te echa pronto.
¿Es muy diferente gestionar un vestuario en la élite que en divisiones inferiores?
Sí. Cuando tú trabajas con niños, hasta juveniles, no hay ninguna exigencia nada más que jugar y ganar. Yo cada fin de semana que no ganaba un fin de semana estaba enfadado en mi casa, pero yo no se lo puedo transmitir, no les puedo hacer ver que no ganar es un fracaso. Para mí eso es acelerar demasiado el proceso de madurez en un niño, no tiene ningún sentido. Y yo estaba destrozado, pero el proceso educativo va de formar. Ahora no existe formación, por eso decimos que los jugadores en España son menos técnicos, son más tácticos, pero ese fútbol de calle que antes teníamos ya no existe porque ya no se juega. Ya no se entrena como se entrenaba antes, ahora queremos que nuestro equipo haga cosas a nivel táctico, no técnico. Entonces el futbolista llega a la élite con poca calle, con poco entrenamiento técnico. Las seis horas que echabas antes en la calle con tus amigos, con gente mayor que tú, eso ya no existe. El futbolista es diferente al de hace 20 años porque su formación es otra, completamente diferente. Tiene que haber un momento en que eso cambie, las seis horas que metíamos en la calle hay que meterlas de alguna manera. No puede ser que vengan a entrenar los chicos y hagamos ruedas de pase y les condicionemos el número de toques. Da todos los que necesites para hacer gol o para defender una acción. Para mí sí es muy diferente hasta esas edades donde yo lo vincularía todo a la formación, al crecimiento personal y futbolístico de los jugadores. Y para mí también es diferente tratar con profesionales a tratar con jugadores en el fútbol no profesional. En Tercera RFEF, Segunda RFEF, que son categorías poco profesionales porque yo entiendo que eres profesional cuando te da para vivir. Cuando tratas con gente que no es profesional, para convencerles de lo que tú quieres que hagan lo tienes que llevar a un ámbito todavía más humano. Cuando tratas con profesionales las relaciones son más frías, a mí me cuesta un poco más porque todo lo vinculo a un estado de ánimo y a algo emocional. Necesito tener ese buen «feeling» con mis futbolistas, que tengan la capacidad de entrar a mi despacho para decirme qué problema tienen o que puedan entrar a preguntarme por qué no juego o por qué sí estoy jugando. Para mí la diferencia es esa, todo se hace más frío que cuando hay otro tipo de convencimiento. Yo intento quitar todas esas barreras y que los futbolistas me vean por el pasillo y, sabiendo cuál es mi status, tengan la facilidad para acercarse y decirme algo o que yo les pueda hacer una broma o ellos me hagan una broma a mí.
¿Cómo es entrenar a futbolistas mayores que usted?
No has tenido un pasado donde puedas apoyar tus conocimientos. De primeras es más difícil que para alguien al que el futbolista pueda reconocer por el éxito que haya tenido. La manera de convencer al futbolista es el trabajo, que vea que tu implicación es máxima, que eres consecuente con lo que les dices y con por qué se lo dices y que eres muy lineal en la toma de decisiones, yo hago esto porque creo que es así. Pero hoy va a ser así, mañana va a ser así y al día siguiente va a ser así. Si hoy es así, mañana va a ser de esta otra manera y pasado de otra, el futbolista es muy pillo y se va a dar cuenta de que por ahí va a poder encontrar algún resquicio para escaparse y para buscarte la vuelta. Y luego importan los años que lleves en los sitios. Tú puedes ser muy joven, pero si llevas seis años entrenando en Segunda B tú ya eres entrenador de esa categoría porque lo has demostrado. Si llevas 20 partidos, todavía lo tienes que demostrar. Te lo va dando el tiempo independientemente de la edad que tengas. Ahora también existe esa moda del entrenador muy preparado, que los hay, por dedicación, por estudios, joven. Y si puedo me gustaría conocer entrenadores que lleven 60 años entrenando y escucharles. No plantearles una duda sino escucharles porque tienen muchas experiencias de vida y el fútbol al final es experiencia. Intento siempre buscar gente que me pueda aportar experiencias que ya han vivido y que a mí me puedan ayudar.
¿Ser un entrenador tan joven lo compensa con un segundo entrenador más mayor que usted?
Yo lo he suplido con una persona que me da muchísimo equilibrio, que es mi segundo entrenador. Ahora he incorporado a Jesús, que es otro de mis ayudantes y es más joven que yo. Con Álex [Martínez] encontré esa persona que me da experiencias, ha sido un entrenador muy bueno durante mucho tiempo en el Celta, ha sido segundo entrenador de otros entrenadores. Él me aporta esas experiencias. Cuando empezamos a trabajar juntos él era mi director deportivo y rápidamente me di cuenta de que era una persona que quería incorporar conmigo. Tenía que convencerle de que dejara su trabajo para venirse al mío, pero me aporta mucha estabilidad. Es como tener unos ojos en la nuca. Ve lo que yo no veo. Cuando yo estoy de espaldas, él está mirando siempre. Y tenemos tantísima confianza y hay tanta afinidad que lo que él diga es como si lo digo yo, independientemente de con quién, con un presidente, con un director deportivo, con un jugador, porque yo sé que todo lo que él haga es por nuestro beneficio. Ahora hemos incorporado otra persona que es Jesús [Rueda], que está en esa fase de querer absorber todo y de volumen de trabajo. Porque cuando vas dando pasos o cuando más arriba entrenas tienes que hacer muchas más cosas que no son de fútbol, de relaciones, de gestión, de dirección deportiva. He incorporado otra persona que por abajo me quita muchas horas de trabajo. Independientemente de que yo no puedo acabar la semana sin haberme visto cuatro partidos del rival, sin haber visto mi partido, haberlo analizado con Álex- Yo tengo que tener mucha información de lo que va a pasar el domingo porque es lo que me da tranquilidad. Luego tengo gente que me aporta el club, que este año he tenido muchísima suerte con el preparador físico, con el analista y con el preparador de porteros porque es buena gente aparte de buenos profesionales. Y ya no te hablo de servicios médicos y demás, que son espectaculares. Donde tú crees que puedes tener carencias, por falta de tiempo o por lo que sea, tienes que ir complementándote con gente que es importante.
«Quería estar preparado si no podía ser entrenador y si no lo fuera, probablemente sería profesor de autoescuela»
¿Pensó en dejarlo en algún momento?
Fui valiente en un determinado momento, aposté por ello y me salió cara. Te das cuenta de que te puedes quedar sin ello en cualquier momento, porque no depende de ti ni de cómo hagas tu trabajo. Hay otros muchos factores que te pueden sacar y yo quería estar preparado por si no podía ser entrenador. Por eso me preparé y la otra profesión que me hubiera encantado hacer es profesor de autoescuela, porque es el negocio familiar y porque son mis otras pasiones, la enseñanza y la velocidad bien entendida. Haber sido profesor de autoescuela, el estar con mi padre en su empresa, ver que desaparece el Ávila, tener que volver a la autoescuela me ha enseñado muchas cosas para que yo me agarre a esto con uñas y dientes y ya no lo puedo dejar escapar porque ha habido un momento hace diez o doce años que he estado cerca. Si no hubiera sido entrenador hubiera sido probablemente profesor de autoescuela y probablemente hubiera sido igual de feliz. No cambio por nada del mundo la que tengo, porque es mi mayor pasión. En su momento tuve que apostar, mi padre no terminaba de entenderlo, pero ha salido bien porque ahora mi padre está muy orgulloso de lo que hago cada fin de semana.
¿Qué referencias ha tenido como entrenador?
Yo creo que he pasado un poco por todos los entrenadores, sobre todo en cuanto a estilos. Desde Arrigo Sacchi, que yo creo que dio un cambio radical en la fase defensiva, hasta Guardiola que creo que ha dado un giro radical al juego de posición. Yo digo ¿quiénes son los entrenadores buenos? Los que aportan cosas a lo largo de los años al fútbol. Y no hay muchos de esos. Nos creemos que hay muchos pero todos son temporales, diez, quince años. Y luego hay otros, como Arrigo Sacchi, que han pasado más de 30 años y se sigue hablando de lo que él hacía. Eso es lo más difícil. En cuanto a referencias, a Arrigo lo vi mucho menos, pero en los más terrenales que he podido ver trabajar, siempre hablo de Andoni [Iraola], de gente más cercana que he podido aprender de ellos en el día a día. Intento quedarme con lo que me gusta y con lo que no cuando los escucho y cuando los veo entrenar. El año pasado tuve la posibilidad de analizar entrenadores en el campo, que nunca lo había hecho, los comportamientos que tenemos los entrenadores dentro de un banquillo en el campo, cómo nos comportamos si el equipo gana, qué actitudes tenemos si el equipo mete un gol, si no encajamos, un poco la imagen que se transmite de grada para arriba, que creo que también es importante. Y el año pasado, aparte de ver futbolistas y de intentar entender el juego, hacía mucho hincapié en cómo se comportaban los compañeros de profesión. Lo aproveché para ver lo que me gustaba y lo que no me gustaba como espectador.
¿El peligro de su trabajo es que los entrenadores parecen a veces una moda?
Sí. Se acaba y dejas de entrenar y dejas de funcionar. Pero yo creo que es un poco la sociedad, ahora queremos todos lo inmediato, lo bonito y lo que nos entra por el ojo. Y son modas. También es cierto que todo en la moda vuelve. Pasan quince años y los pantalones que pensábamos que nunca nos los íbamos a poner, nos los volvemos a poner. Y ante un momento de dificultad vamos a lo que nos dio seguridad. Hace diez años o hace tres meses. Todo vuelve. No sé si pasará con los entrenadores. Hay entrenadores que siguen entrenando y han pasado veinte años y de repente llevan tres sin entrenar y vuelve a aparecer porque antes funcionaba. Yo creo que es importante que los que dirigen un club sepan qué necesita el equipo en cada momento, y es válido un extremo y el otro extremo a nivel de concepción del fútbol y es válido a nivel de personalidad. No es lo mismo que llegues a un equipo en una situación mala y que necesites un perfil de entrenador y ese mismo entrenador no lo va a hacer igual de bien en un equipo que no necesite esas cosas o que sea de otras características. Por eso hay todo tipo de entrenadores y todos son válidos. Por eso tenemos que respetarnos entre nosotros, decir este hace las cosas diferentes y a lo mejor a mí no me gusta y no vale para un club pero para otro es lo que necesita. Y ahí en la profesión creo que no nos respetamos todo lo que deberíamos. A veces pensamos que lo que hacemos es como se hacen las cosas y no respetamos que el enfrente las pueda hacer de otra manera.
¿El fútbol avanza demasiado rápido? ¿Se quedan anticuados los métodos de entrenamiento?
Todo evoluciona. Ahora hay una tendencia grande de tecnologías en el fútbol, de todo lo que nos lleva al dato, de tener todos los datos posibles para tener seguridad de que lo que estamos haciendo está bien. Será una moda, será pasajero, no sé cuánto tiempo va a durar. Creo que el dato bien descifrado, porque no es fácil en el fútbol hablar de datos, es positivo. Entrenadores que hace diez años ganaban creo que son suficientemente inteligentes para incorporar a su staff a gente que haga eso que ellos no quieren hacer o a lo que no le dan tanta importancia. Que te vaya mal en un sitio, que te echen de un sitio no significa que seas mal entrenador. Siempre se ha dicho, que para consagrarte como entrenador te tienen que echar dos o tres veces. Yo lo simplifico, si eres buen entrenador es porque te han echado cuatro o cinco veces. Si a mí sólo me han echado dos veces es porque he entrenado pocos años. Cuando acabe mi carrera me habrán echado de los sitios nueve, diez veces. Y eso significará que he entrenado 30 años. Si me echan dos veces es que he entrenado poco, porque no se consigue el éxito. Ahora es todo inmediato, si estás en la jornada seis y sólo llevas un punto te echan. Ahora mismo, por cómo está la profesión, si tú entrenas 30 años te van a echar diez veces. Como poco. Cada dos o tres años te acaban echando porque es imposible conseguir el éxito. O tienes a los mejores, como hay casos excepcionales, Ancelotti, Guardiola, esta gente que tiene éxito, a esos les echan muy poquito, pero estoy convencido de que les acaban echando. Hay un año que te sale mal y al año que viene vas a otro sitio, no te has encontrado bien y te vuelven a echar, pero sigues siendo el mismo que ganó una Champions y eso es porque eres bueno.
Ha vuelto la moda de los cinco defensas, ¿volverá con la misma fuerza el marcaje individual?
Seguro. Llegará un momento en que se utilice pata tapar a determinados jugadores y creo que con Messi existió alguna vez. O lo haces de forma individual o lo haces no tan individual pero con muchas ayudas. Hay jugadores que son muy difíciles de controlar. Yo creo que ahora se ha perdido también la defensa en zona. Todo va al hombre. Creo que eso volverá. Yo soy más partidario de la defensa en zona que de la defensa individual, porque si a mí me hacen un marcaje individual, yo llevo a mi defensor a un sitio donde vaya a generar un espacio dañino para otro compañero. Me voy al lateral derecho, me paro allí y a ver si viene. Jugamos diez contra diez o aparecerán espacios para otro, pero yo desubico a un futbolista. Ahora hay mucha tendencia a igualar sistemas y viene dado por esa no utilización de la defensa en zona y porque lo más rápido es emparejar, que se hunda mi extremo a defender a su lateral, y se soluciona el problema, en vez de enseñar al futbolista a cómo controlar esas situaciones. Es lo más rápido y en el fútbol no hay tiempo. ¿Cómo puedo solucionar este problema? Uno para atrás o uno para delante. Por eso se lleva mucho ahora la defensa individual y existirán marcajes al hombre y existe la defensa mixta, donde tú defiendes de manera individual hasta que entra en una zona y deja de ser tuyo. Yo soy más partidario de la defensa en zona porque creo que como equipo te ayuda a solucionar muchos problemas. Nosotros somos partidarios de eso, pero es un proceso más largo. Mucho más largo. De hecho nosotros el otro día, dentro de la incomodidad que teníamos al no poder ajustar bien nos llevó en la segunda parte a simplificarlo al máximo. No podíamos defender a sus jugadores de fuera pues el mismo problema que teníamos nosotros se lo voy a plantear. Es una batalla a nivel táctico.
¿No tendrá presión por ascender?
Es que nuestro objetivo no puede ser ascender cuando empieza la temporada. Nuestro objetivo tiene que ser cada día ganar, pero porque yo entiendo la competición así. En cualquier cosa que hago en mi día a día quiero ser mejor que el de al lado. Yo estoy compitiendo constantemente, me lo dice mi cuerpo técnico, me lo dicen mis padres cuando juego con ellos a cualquier cosa, yo compito constantemente y me gusta que mis equipos sean competitivos. Y es lo que les exijo y les demando. ¿Hasta dónde nos dará? No lo sé, las sensaciones que tenemos son positivas, porque estamos ganando mucho más de lo habitual en la categoría, ya no te hablo de mucho más de lo esperado por nosotros sino de lo habitual. El equipo tiene ese gen competitivo de agarrarse al partido cuando no está bien, sufre, y luego es capaz de darle la vuelta.
¿El partido contra el Espanyol les dio la seguridad de que podían hacer algo grande?
Yo creo que nos dio mucha tranquilidad. Es decir, una vez más lo que vemos durante la semana y lo que trabajamos durante la semana es lo que se produce, una vez más sufres en determinados momentos pero te llevas la victoria, porque si tú sufres y nunca ganas es más difícil convencer al futbolista. Pero quizá el día del Espanyol fue el día más completo que hemos tenido. Es normal que el Espanyol te genere cuatro o cinco ocasiones en su casa, pero fuimos capaces de reducirlas a un par de ellas en los minutos finales porque si vas ganando 0-1 en casa de uno de los máximos favoritos al ascenso es normal que te ataquen. Pero no pretendas ganar 0-3 en casa de los que van a estar arriba porque no ocurre. Al equipo le vino muy bien sentir que haciendo las cosas como las estábamos haciendo les iba a habilitar ganar también a cualquier equipo en casa o fuera. Fue un refuerzo a nivel grupal muy importante.
«Veo cuatro partidos del rival cada semana. Los analizo como si fuera un analista. Tardo cinco o seis horas»
¿Cuántos partidos ve a la semana?
De analizar y de cortar siempre cuatro del rival, no tienen por qué ser los cuatro últimos. Yo los analizo y los corto como lo haría un analista. Puedo tardar cinco o seis horas en hacer cada partido. Pero a mí me da seguridad, yo sé cómo se va a comportar el rival. O creo saberlo. Luego pueden pasar otras cosas. Pero independientemente de que pasen otras cosas en el campo a mí me da la seguridad para transmitírselo a los futbolistas. Es como que he hecho bien mi trabajo, me refuerza en el mensaje que transmito a los futbolistas porque creo que es lo que va a suceder. Y fuera de la categoría veo, no muchísimo. Me gusta si juega el Alcorcón y puedo, ir a verlo. Si puedo ir a ver al Castilla me acerco a verlo en el campo. En televisión no se ve el fútbol igual. Veo, pero no tanto como se puede pensar la gente. Es diferente. Cuando veo un partido con mis amigos, con mi padre o con mi pareja no estoy analizando. La gente te pregunta, pero estoy con los amigos y estoy viendo el partido como un aficionado más. Para mí lo importante de ver el fútbol con mis amigos no es el partido, es poder ver a mis amigos, que si no no los veo nunca. O con mi padre, no me siento a ver un partido con él para analizarlo, me siento para estar con mi padre en el sofá al lado. De esos también veo durante la semana alguno que otro, pero cada vez menos, porque si no no desconectas nunca como entrenador. Si estás 14 horas aquí, yo llego a las 9 de la noche a mi casa desde las 7 que me he ido y llego a casa y me pongo a ver el partido... Estará el partido en la tele pero yo no lo voy a ver.
¿La gestión del grupo va mucho más allá de los futbolistas? Servicios médicos, fisios, utilleros, prensa...
Todo, todo. Es determinante. Yo lo llamo el otro fútbol y si no lo manejas, te resta. Son importantes las relaciones humanas, ya no sólo los futbolistas. A mí me gusta que los capitanes asuman su rol dentro de ese vestuario, yo asumo el mío, los médicos el suyo, la dirección deportiva el suyo. Yo estoy un poco por encima de todos. Siempre intento ponerme ese disfraz, muchas veces con Álex lo hablo. Estamos todo el día en una película y nosotros somos actores porque yo al fisio si le veo mal le tengo que sonreír, aunque yo esté mal. Y al director deportivo le tengo que mandar un mensaje esté yo mal o bien. Todo el mundo te mira, estás observado 24 horas. Tú no puedes mostrar debilidad en ningún momento, aunque realmente la tengas, y eso es lo más difícil. Y eso es lo más difícil, ser lineal. Y a mí me encanta ser lineal, o eso intento, que las emociones no nos lleven a ser un día de una manera, otro día de otra y que mi trato con el fisio o con la gente de prensa o con el capitán o con el máximo goleador sea siempre el mismo y que ellos lo vean. Independientemente de que cada futbolista necesita su espacio y hay que tratarlo de una manera, pero que ellos entiendan y respeten a todas las personas que estamos aquí, las 50 o 60 que estamos en el día a día, que tenemos el mismo objetivo. No es que lo haya conseguido yo este año porque hay un trabajo de años atrás.
Para ser así de lineal, ¿un entrenador necesita apoyo psicológico?
Sí, necesita apoyo de personas externas que te ayuden a ver la realidad, porque muchas veces tú estás aquí dentro y no te das cuenta. Puede ser el psicólogo, puede ser tu pareja, puede ser un amigo, puede ser el segundo entrenador, necesitas gente que te saque de tu burbuja. Yo hablo con mucha naturalidad de todo esto. Una lesión te puede llevar tres semanas y una enfermedad te puede llevar dos y un problema mental te puede llevar a tres meses. Creo que hay que ponerse en manos de especialistas cuando tienes un problema. Si te duele la garganta vas al médico de cabecera y si te «duele» la cabeza tendrás que ir a un psicólogo y tratarlo con mucha normalidad. Te ayudan a afrontar las cosas, ya no cuando tienes el problema, para mí habría que ir antes para que te ayuden a gestionar emociones, para saber qué tienes que hacer en determinadas situaciones o para conocerte a ti mismo para que cuando ocurra algo sepas cómo te vas a comportar. Para mí son determinantes. Creo que tendría que ser mucho más normal. No voy al psicólogo porque tengo un problema, voy al psicólogo porque estoy hablando 50 minutos con él y me encanta hablar con él, porque me lleva a su terreno, me lleva a conocerme más, como el que va a clases de inglés particulares. El psicólogo es parte de nuestro día a día, pero es algo muy personal, por eso a lo mejor hay sitios donde la figura del psicólogo deportivo le cuesta más o no la acepta, porque ya a estos niveles cada uno tiene su persona de confianza con la que habla, no necesitan otra persona. Pero creo que todos deberíamos charlar con gente que nos ayude a ver la realidad y que nos ayude a gestionar nuestras emociones, que es lo más difícil.
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