Entrevista
Nicolás Casariego: «El día que tenga un estadio nuevo, el Rayo perderá su esencia»
En «Rayografía» hace un relato de su primer año como abonado del club vallecano. Un viaje que comienza haciendo 32 horas de cola para abonarse
Nicolás Casariego (Madrid, 1970) ha sido finalista del premio Nadal, es coguionista de la película «La sociedad de la nieve», de José Antonio Bayona, pero nunca había explotado su condición de hincha en un texto. Lo hace ahora en «Rayografía», un libro en el que narra su experiencia como hincha trasplantado del Bernabéu a Vallecas hasta convertirse en un «híbrido». Una aventura que comenzó después de hacer 32 horas de cola para hacerse abonado.
¿Qué le lleva a hacerse abonado del Rayo?
Ser futbolero, soy un adicto y muchas veces quiero dejarlo. Era un plan tanto el Rayo como Vallecas que me atraía, me podía permitir el abono, iba en metro en media hora, el campo es antiguo y pequeño, que es el fútbol que me maravilla y es un plan que te saca de la cueva. Vuelves a tener que ver a gente, vuelves a la previa de los partidos. Y luego se ha convertido en otra cosa, en un viaje de un año, en un libro y en cierto modo en una aventura. Coges un día el metro en tu ciudad y en media hora se inicia de repente una aventura que hasta te transforma a ti en un año.
¿Ha renovado el abono?
Sí, claro. Tenía dudas porque el fútbol tiene sus luces y también sus sombras que me agotan. Toda esta experiencia me ha convertido en un híbrido, aficionado bastante despreciado en el fútbol pero yo ahora mismo soy madridista y rayista por todo el proceso del libro y es tan sencillo como que me levanté una mañana y dije: «me apetece mucho». Pues hazlo. A mi hijo Marcos, que me ha acompañado a muchos partidos y en toda esta historia, también y nos apetecía mucho seguir. Este año otra vez he disfrutado en los partidos, otra vez me ha encantado ir allí, otra vez me ha encantado hacer la previa. Toda esa parte me gusta mucho. Y el Rayo sigue siendo un equipo muy divertido de ver. Los partidos son intensos, son emocionantes,
Va a Vallecas con espíritu de antropólogo.
Sí, porque yo llegaba allí como un extranjero. Había ido a Vallecas cuatro veces en mi vida, había presentado allí un libro de otro autor, y otras tres veces por las razones que sean. Y el Rayo no era mi equipo. Sabía que el equipo de Iraola era muy divertido porque lo había visto jugar. Es una de las cosas que me hicieron abonarme, pero no lo conocía y es hasta lo interesante de un libro, que te obliga a aprender muchas cosas para poder transmitirlas. Y es espíritu de antropólogo pero puedes decir a la vez de viajero también, futbolero evidentemente, y una mezcla de cosas que era lo que quería transmitir en el libro. Que fuese variado, que hubiese muchos temas y que fuese no sólo para un futbolero sino para acercar las luces y sombras del fútbol a cualquier persona que le guste leer y que se interese por distintos temas, porque el fútbol tiene tal penetración en la sociedad que hablas de lo que quieras y es su espejo. Quizá de otra forma, pero espejo de la sociedad.
En el libro relata la odisea que vivió para hacerse abonado.
Tú ahí empiezas a conocer algo de Vallecas, de los aficionados que había, que fueron capaces de hacer una cola como la que hice yo. Un club que no es capaz de vender los abonos online cuando hay clubes de Primera Federación que lo hacen, es alucinante, te choca. Y en un día en que el club te ha maltratado porque te has pasado 32 horas haciendo cola en Payaso Fofó, has conocido a rayistas, has hecho un grupo de whatsapp que es Isinho es Dios, te ha gustado charlar con la gente, te has tomado algo ahí y curiosamente es tu primer paso para el enganche. Ese grupo sigue vivo, con algunos he visto partidos fuera, y en las previas, si se da, nos vemos y nos tomamos algo. Para mí es una cosa absolutamente refrescante en mi vida, porque además soy el abuelo del grupo. Es divertido, es gente más joven que yo y te lo pasas bien porque tienen otras vidas, otra manera de ver las cosas y son gente estupenda.
¿El Rayo le conecta con el fútbol clásico?
En la manera de jugar hace un fútbol moderno, lo que te conecta con esa idea que a veces se tiene romántica del fútbol anterior es por una razón de gestión. El club no está modernizado y el estadio es muy antiguo y no cumple ni media norma y eso le da un sabor de fútbol de los 80 que también te atrae. Ves el marcador y es flipante, está mal pixelado, los colores están mal. Y los jugadores tienen una cercanía mayor con los aficionados que en otros equipos y se impregnan cuando llegan porque aparcan el coche enfrente de la puerta de vestuarios y ese recorrido no lo vas a ver en el resto de equipos. Todo ese conjunto de cosas, que no son exactamente porque sea romántico, pero lo parece, te atrae mucho y te engancha. El día que tenga un estadio nuevo, que esté en otro sitio, perderá parte de lo que ahora llamamos la esencia del Rayo.
¿Sigue viajando con el equipo?
Yo ahora espero quedarme en Madrid seis meses. He cogido un gran respeto a los hinchas que viajan. Es terriblemente cansado porque unes turismo más fútbol y eso ya es un cóctel brutal. Y yo tenía que volver porque tenía que estar editando, escribiendo. En ese sentido ha sido un año muy agotador.. Claro que me apetece viajar por hacer un plan que no tenga nada que ver con tomar notas y con escribir y disfrutar del propio plan. Pero son muy cansados los viajes. Me apetece hacer alguno determinado porque tienes un amigo que vive no sé dónde y me apetecería mucho si el Rayo, que lo importante es que se mantenga en Primera y se estabilice, en algún momento llegase a Europa. El primer partido sí que me lo hago porque eso va a ser un viaje alucinante. Alucinante también por ver la emoción de todos los rayistas, va a ser una cosa tan especial que esa sí que no me la pierdo.
Hace sociología no sólo del rayismo sino de los lugares que visita.
Yo quería cubrir a grandes rasgos España. A todos los partidos de fuera que podía iba. Pero por ejemplo el del Mollerusa, cuando yo empecé el libro ya había hecho su ronda catalana de Espanyol y Barcelona. Tuve la suerte de que tocó en Copa el Mollerusa y la única manera de ver fútbol en un sitio tan importante como Cataluña era ir a Mollerusa. Los viajes yo los cuento a partir de un tema, de las cosas que me ocurren en el viaje o de otras aficiones, que también es lo que me interesaba, reflejar cómo ven el fútbol y charlar con gente de otras aficiones. No sólo el Rayo, todos los que pueda. También he hecho otra cosa, que es intentar ir al campo, cuando podía invitar con los abonos a gente que fuese diferente y que fuese diferente su manera de ver el fútbol. Desde una mujer a la que el fútbol le interesa pero no le interesa el juego en sí pero le ha interesado porque tiene un hijo que fue canterano a mi hermana María, que no había entrado en un estadio nunca. Y es muy curioso decir: «a ver qué le parece esto».O al revés, futboleros de diferentes equipos y de diferentes maneras de ser porque eso también te da un abanico social.
En Vallecas hay muchas cosas que ver aparte del fútbol
Sí y se refleja en el libro. Yo he tenido la suerte de ir con muchísima gente diferente porque los dos abonos que no eran míos, mi hermano y mi amigo Bernardo fallaban bastante y eso me permitía invitar a otra gente. No ha habido nadie que no se lo haya pasado increíble en el día que ha ido, haciendo la previa, gente que no conocía el barrio, tomando algo, viendo el público, viendo el partido. La mayoría de partidos en Vallecas encima han sido muy buenos y emocionantes y se volvían encantados. Yo creo que hay otros estadios que te pueden impresionar de otra manera. Pero lo que es el plan en general de lo que vives allí es muy particular y muy atractivo.
¿El Rayo es especial porque Vallecas es especial?
Es una simbiosis. Es especial porque Vallecas tiene una historia muy particular que se refleja en el Rayo. Valentía, nobleza y coraje lo podrías aplicar también al barrio y es el lema del equipo. Es un barrio, sobre todo cuando crece tanto en los años 50 y 60, que pasó de 50.000 habitantes a más de 220.000, que como otros barrios de Madrid, como ciudad de aluvión que es, se llena de inmigrantes que llegan para trabajar en el desarrollo de la ciudad. Eso hace que haya problemas sociales, chabolismo, etcétera, que se han ido solucionando pero que han creado un carácter de un lugar, el propio asociacionismo, la iglesia roja, que han tratado de paliar todos esos problemas que han tenido. En los 80 que había problemas por el paro, por las drogas, por la heroína... Han pasado 40 y pico años y ha cambiado muchísimo Vallecas, pero yo creo que mucho de ese espíritu, de esa historia que ha tenido, tiene que ver con ese equipo que a su gente le gusta que sea intenso, que sea trabajador, que lo dé todo, etc. Yo creo que hay una simbiosis muy bonita y el Rayo es el orgullo de Vallecas. Lo notas hablando con cualquiera. Entonces es muy especial.
¿El Rayo le sirve para salir de la burbuja habitual?
Sí. Te saca de la burbuja, incorporas a gente a tu vida que puede ser desde Antonio Luquero el periodista de Vallecasweb que a raíz de pedirle hacer un paseo con él para conocer el barrio, creo que es amigo. Te cambia, incorporas un lugar que era uno más y de repente ya forma parte de tu vida. Tiene su gente, sus clanes y te surgen cosas refrescantes como irme a ver flamenco con un fotógrafo de flamenco. El fútbol es potentísimo porque siempre se ha dicho que con un balón juegas donde quieras y eso ya es impresionante. Y como el gol es un bien escaso la emoción que te produce es enorme. Te produce una emoción tan grande que mucha gente dice que el mejor momento de su vida es un gol de su equipo. Es que está estudiado hasta qué punto esa emoción de la celebración de un gol es sólo comparable a la emoción que te producen otros supermercados emocionales como el amor, las drogas, el sexo, la música, muy pocas cosas. Y es algo recurrente que nosotros cada cierto tiempo lo tenemos y también nos hace adictos. Y luego tiene el componente social de poder acercarte a cualquier persona a charlar cuando estás en los aledaños de un estadio o en el propio estadio y eso es increíble. El fútbol tiene una potencia enorme.
¿Cómo ha sido la experiencia en sus viajes como aficionado?
El espíritu siempre es que puedas reflejar los hitos interesantes de lo que vas viendo, de lo que vas observando. A las ciudades a las que vas es porque te apetece ver un partido, pero también porque te apetece ver esa ciudad. También vas porque en cierto modo también eres turista y te apetece lo que nos apetece a todos, tomar algo, dar un paseo, y por desgracia al hincha del fútbol se le maltrata mucho. Vas a una ciudad que te podía ver como un turista y luego te colocan en el peor sitio del campo para que no veas nada, para que no se te vea. Muchas veces encima los precios de las entradas de visitante son abusivos, te tratan en general como si fueses un delincuente todo el tiempo que vas y ojalá se den cuenta de que al hincha que viaja y al hincha propio que va a los estadios se le debería tratar muchísimo mejor. A los visitantes se les debería colocar en un sitio donde se les vea porque tú también lo estás acogiendo en tu ciudad. Y han venido a ver tu ciudad, entonces trátalos bien, no les trates mal, que tengan su cupo de entradas, no sólo por acuerdos entre clubes. Por ejemplo, cuando el Rayo se jugaba en la última jornada en Mallorca quizá entrar en Europa el cupo de entradas para visitantes fue de cien. ¿Por qué no tratáis bien en cada ciudad a los que vienen de fuera? Es que es justo y es que hace que el fútbol sea más bonito. Son cosas de las que te das cuenta al viajar que las observas y las comentas.
¿El aficionado es sospechoso?
Eres sospechoso si vas a ver al equipo visitante y en toda la experiencia parece que eres un problema. Hablan tanto del fútbol sólo como industria, negocio, que para mí no lo es, porque también tiene el componente social, el componente sentimental, pero es que la experiencia es mala. Luego puede ser divertida por la gente, divertida por el partido, pero es que te preparan algo que dices ¿qué quieres, que no vaya a tu ciudad? Si lo que más me interesa es conocer tu ciudad.
El Rayo sí se preocupa de que el precio de los abonos no esté fuera de las posibilidades de la gente del barrio.
Supongo que será también por la oferta y la demanda, las puras leyes de la economía. Una de las cosas que no hace el Rayo es hacer algún tipo de rebaja al abonado que ha sido fiel, que ha ido a todos los partidos, que es algo bueno para todos porque lo que quieres, con los horarios espantosos que hay es que los campos estén llenos. Porque estás haciendo todo lo posible por que no se llenen, porque no cuidan al aficionado. Supongo que si hay más demanda subirán los precios. El Rayo no es un equipo que cuide especialmente al aficionado.
¿Ya tiene camiseta propia del Rayo?
Todavía no me he comprado la mía, aunque ya me siento legitimado para comprármela. Yo que soy muy antiguo para esto de las camisetas, aunque ahora es moda, no me quería comprar una camiseta del Rayo hasta que me sintiese bien poniéndome una camiseta del Rayo. Pero como me venía muy bien lo de la camiseta en los viajes para conocer gente y hacer amigos, tenía un dilema y lo que hice fue comprarme una y regalársela a mi madre, que tiene 91 años, y eso me permitía pedírsela prestada y entonces ya me la podía poner. En los viajes me vino muy bien para poder vivir el ambiente con más intensidad. Ahora que ha pasado un año, que he escrito un libro, que vivido un año dedicado al libro, que el Rayo para mí ya es otra cosa, que Vallecas es otra cosa, ahora sí. De hecho quiero comprarme una camiseta. Pero me la voy a comprar con calma, quiero ver si me apetece la de este año o me busco otra y probablemente este año por primera vez me pondré una camiseta del Rayo en Vallecas.
Lo de la tienda también es un drama.
Muchas cosas que son sencillas en el Rayo no lo son. Pero si para conseguir un abono he hecho 32 horas de cola para comprarme una camiseta no voy a tener problema. Gestiones, la propia tienda, son cosas que te sorprenden muchísimo teniendo en cuenta la sociedad de consumo en la que vivimos. En realidad es mala gestión, pero lo disfrazas de romanticismo.
¿Tiene curiosidad de conocer Vallecas por el libro o eso viene después?
No, porque era un plan que me apetecía, nada más. Lo que ocurre es que luego se impuso la realidad. Después de ver los dos primeros partidos en Vallecas, que fue derrota contra el Mallorca y victoria muy emocionante con el Valencia le propuse a mi hijo Marcos, ¿por qué no nos hacemos un viaje de peñas que soy futbolero, tengo 52 años y no lo he hecho nunca? Y nos vamos a Bilbao, que es un plan muy apetecible. Autobús a las 5 de la mañana en Vallecas, once horas de previa con Bilbao engalanada, empezaron a pasar cosas, anécdotas, empecé a conocer gente y luego en la jaula rodeado de ertzainas. Al volver dije mira, soy escritor, tengo que escribir este libro y hay una historia y si soy capaz de transmitir la realidad de todo esto puede ser muy interesante. Y a la vuelta ya decido escribírselo y se lo ofrezco a Debate y me dicen que les interesa. Pero fue porque las experiencias que iba teniendo eran muy interesantes y muy potentes. No sabía ni que era el centenario del Rayo, yo del Rayo sabía lo que puede saber cualquier aficionado. Y luego acabas viendo el fútbol de otra manera que me encanta, que es desde el punto de vista de un equipo modesto que tiene que sobrevivir y eso para cualquier futbolero y cualquier persona es interesantísimo porque cambias también de perspectiva.
En el libro cuenta sus recuerdos del Real Madrid y es otro mundo
Son dos mundos muy diferentes, el del grande y el del modesto, el equipo global y el de barrio, tener esas dos perspectivas es muy enriquecedor. Es muy interesante porque al escribir un libro como este te emocionas, yo soy supernervioso como hincha, pero por otro lado estás haciendo continuamente el ejercicio de salirte y de ir analizando las cosas. Escribir algo así es algo muy interesante para ti mismo y luego tratas de que sea interesante para los demás. Nunca había escrito un libro como éste. Las novelas, por ejemplo, se te meten en la cabeza y están acompañándote durante todo el día y este libro se me ha metido en la cabeza, me ha estado acompañando en todo momento, desde que me despertaba hasta que me acostaba. Normalmente un libro lo escribes y se te va. En este caso espero que se me vaya pronto porque todavía no se me ha ido del todo, porque me siguen contando cosas, me sigo enterando de cosas. Sigo relacionado, sigo yendo a los partidos, sigo hablando con gente que me cuenta cosas interesantísimas. Siguen formando parte de mi vida Vallecas y el Rayo.
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