Entrevista
Virginia Torrecilla: «Los dientes se me empezaban a romper, la boca me sabía a hierro»
La jugadora del Villarreal relata en su libro «Nadie se arrepiente de ser valiente» su experiencia después de superar un cáncer
A Virginia Torrecilla (Cala Millor, 1994) le detectaron un tumor en la cabeza cuando España salía del confinamiento. Una enfermedad que le cambió la vida. A ella y a su familia. Cuando ella veía la luz, una furgoneta embistió por detrás el coche que conducía y su madre, que iba en el asiento del copiloto, perdió la movilidad en las piernas. Ahora va en silla de ruedas. De todo eso y de muchas cosas más habla en su libro «Nadie se arrepiente de ser valiente» de Ediciones B.
¿Cómo está?
Muy bien, muy contenta y poco a poco volviendo a la normalidad con el fútbol
En el libro no sólo habla de la enfermedad y de su recuperación.
Hay un popurrí de cosas que hablan de todo. No quería dar tanta pena, quería explicar cómo una persona supera obstáculos y de esa superación.
Cuenta cosas que no compartía en las redes. Por ejemplo, cómo le cambia la enfermedad la relación con su padre. ¿Es muy duro de contar eso?
No. No es duro, pero yo quiero que la gente sea consciente de que la enfermedad conlleva muchas cosas. Y conllevó que yo culpara a mi padre de todo. Y no de mi enfermedad ni mucho menos sino del olor de la comida que me molestaba, él decía «a» y me parecía mal... Lo pagué con la persona que más apreciaba y más quería en ese momento y el pobre fue mi padre. Y cuando mi madre me dijo «Virginia, no puedes seguir así», dije «es verdad, es que no puedo» y pedí perdón a mi padre. Se me cae el alma porque, pobrecito mío, que lo ha dado todo por mí y el pobre se lo tuvo que comer todo. Pero recapacité y dije «papá, lo siento. Es que no sé., todo lo pago contigo». Y él todo lo hacía bien, intentaba hacerlo lo mejor posible para que su hija estuviera bien. Fue uno de los momentos más duros que he vivido porque veía que me cebaba con él y no era consciente. Creo que son cosas de la enfermedad, que uno no es consciente y que cuando va pasando día tras día tienes que ser consciente de que duele esa actitud. Mis padres no me lo tenían en cuenta ni mis amigos más cercanos, sabían por lo que pasaba, pero ahora que lo pienso digo pobrecito mío, que seguro que estaba fatal él viéndome sufrir y lo pasaba peor así. Pobrecito mío.
¿Cuál fue el momento más duro de la recuperación?
Los últimos dos meses, las últimas quimios que tenía. Eran cinco quimios trimestrales y fueron horribles porque venía una detrás de otra cada semana de muchas horas y ya mi cuerpo estaba muy delgado, no tenía casi fuerza. Yo no tenía ganas ni de hablar, llevaba mucho tiempo en cama, los músculos e incluso los huesos me dolían por todos lados. Ya no me entraba la comida, los olores eran horribles, recuerdo que estaba hospitalizada durante semanas y semanas y pensaba «no puede ser, no sé qué me está pasando pero ya no quiero que me den quimio, me da igual lo que me digan». No la quería y aún me quedaban cinco quimios por delante y las últimas dos ya ni te digo. Fueron muy duras, muy complejas, con heridas en la boca, recuerdo que los dientes se me empezaban a romper, que la boca me sabía a hierro y pensaba cómo puede ser que esté viviendo esta tortura. Esos fueron los peores momentos de la enfermedad. Fueron horribles.
¿Qué le dolió más su diagnóstico de la enfermedad o el accidente de su madre?
Sin duda alguna el accidente de mi madre. Del accidente de mi madre hablo y me emociono. Lloro porque ha sido muy duro para mí. ¿Y cómo puede ser? Porque yo hablo del cáncer y sonrío, porque a pesar de todo lo vivía yo, era yo la que lo afrontaba. Pero lo de mi madre ha sido caer en picado, entrar en una depresión muy profunda, una depresión en la que no daba con la clave para salir hacia delante. Ha sido muy duro ver a mi madre en silla de ruedas y cómo nos ha cambiado la vida, no sólo a ella sino a mi padre, a mis hermanos, a mis seres queridos y sobre todo a mí. Eso ha sido la peor desgracia de mi vida sin duda alguna.
«Ha sido muy duro ver a mi madre en silla de ruedas. Ha sido la peor desgracia de mi vida»
¿Ha habido algún momento en que haya pensado en dejar el fútbol?
Muchísimas veces, me encantaría decir que no, que he sido muy positiva siempre, y que siempre lo he visto de la mejor manera posible, pero no es así. Yo he tenido momentos muy débiles y hay veces, aún así, que lo sigo pensando, cuando me entra la morriña de casa o cuando veo a mi madre que está así. El sentimiento de culpa me ha llevado a ser muy negativa. El fútbol hoy ha pasado a un quinto plano y lo primordial a día de hoy es mi familia. Y lo sigo pensando, el fútbol me da muchas alegrías, penas también, pero lo primordial para mí es mi familia y si pasara algo yo soy la primera que me retiraría del fútbol y volvería a casa llena y completa. Sabiendo que el fútbol me ha dado muchas cosas buenas pero que a día de hoy me quita más de lo que me da y lo más importante para mí es la familia. Claro que he querido dejar el fútbol y tirarlo todo por la borda. Por supuesto.
¿Ha conseguido volver a disfrutar del fútbol?
Sí. Me ha costado mucho. Estuve en una depresión y me era imposible levantar la cabeza. Poco a poco lo hice. También estuve en el Atlético de Madrid, donde desgraciadamente no tuve los minutos que creía que debía tener o los que yo quería tener como deportista. Lo intenté de todas las maneras, pero no pude y eso hizo que mi pasión por el fútbol no valiese nada. Creía que mi carrera como deportista había acabado porque no me hacían jugar y eso era como «no sirves, Virginia». Pero la gente me decía «¿cómo vas a dejar el fútbol si no te han dado la oportunidad?» y yo dije «es verdad». ¿Cómo me voy a retirar del fútbol si no he tenido la oportunidad de volver a ser futbolista, deportista y sobre todo persona? Eso me hizo valorar mucho qué hacer con mi vida y me di cuenta de que mis padres querían que volviese a jugar al fútbol y sobre todo verme disfrutar en los terrenos de juego. Me estoy dando mi última oportunidad y cada día estoy entrenando mejor, cada día me encuentro mejor físicamente, voy mejorando muchísimo y muy ilusionada con todo lo que me viene. Quiero aprovechar al máximo posible para que mis padres puedan verlo y disfrutarlo.
¿Cuánto hay de reto personal en ese fichaje por el Villarreal?
Mi reto personal es volver a tener esa confianza en mí misma, volver a tener minutos con el equipo, que eso es lo más importante para mí, y aprovecharlo todo, que creo que lo estoy haciendo muy bien. Claro que me cuesta y me ha costado muchas cosas, pero siempre lo acabo consiguiendo y estoy segurísima de que ese reto personal de volver a disfrutar estará muy cerca.
¿Sigue pensando en la selección?
Claro que pienso en la selección, sería una locura decir que no, pero sé muy bien dónde estoy, qué pasos tengo que dar para seguir avanzando y la selección queda muy lejos. Estoy muy pendiente de todos los pasos que dan y obviamente feliz de ver cómo la selección española y el fútbol femenino crecen y siempre estaré con ellas.
¿Cuando estuvo en el Mundial de Canadá pensaba que ocho años después España sería campeona del mundo?
En la vida hubiese pensado que después de sólo ocho años, jamás lo hubiese pensado que la selección española de fútbol hubiese ganado un Mundial. Pero poco a poco hemos visto que se han ido cambiando las cosas, que España tiene mucho futuro y que vamos tirando barreras para la gente que viene detrás, que viene pisando fuerte. Y es lo más bonito que estamos viviendo, esa era que cada día va a más.
Tampoco se imaginaría que España iba a tener tres Balones de Oro consecutivos.
Jamás tampoco. Es verdad que veíamos que cada día íbamos creciendo, pero jamás hubiese pensado que iba a poder ser así. Cada vez que se acercaba más el momento, claro que sí, cuando el Barça empieza a ganar Ligas, cuando entran tres equipos en Champions, te vas acercando a eso, pero hace ocho años parecía inviable que eso pasara.
¿Cómo vivió esos Balones de Oro de su amiga Alexia cuando usted estaba intentando volver a jugar al fútbol?
Yo lo vivo feliz, orgullosísima por la persona a la que le toca todo eso, como Alexia Putellas. Una persona increíble, excepcional, siempre superándose en todos los aspectos, no ya a nivel deportivo sino a nivel personal, una amiga que ha sido tan importante para mí, tanto ella como su familia, que para mí fue la clave de que todo se diera para que ella consiguiera sus dos Balones de Oro. Feliz. Para mí ha sido increíble que ella haya podido vivir todos esos momentos que sé que los ha buscado desde bien pequeñita.
¿Qué significó que ella cambiara su número de siempre por el «14» que llevaba usted cuando estaba convaleciente?
Para mí ha sido felicidad cuando me pasa todo lo que me pasa. Se les ocurre a muchas jugadoras llevar mi número, pero la primera es Alexia y fue como «llévalo a lo más alto, que nadie como tú puede hacerlo». Es felicidad, amor, familia y lo demostró durante todo el proceso que lo llevó.
¿Piensan todavía en volver a jugar juntas alguna vez?
Ojalá, pero ella está muy por encima de mis cualidades a día de hoy y le deseo todo lo mejor. Ojalá nos reunamos algún día en algo muy bonito, pero sé en el momento en que estoy y tengo que seguir luchando para conseguir esos minutos.
¿Cómo vivió el triunfo en el Mundial?
-Yo quería estar allí con ellas, comentando los partidos, pero no se me dio el tiempo porque coincidía con mi pretemporada en el club, me era imposible irme hasta allá. Era todo un poco estrambótico por las horas y todo. Pero lo he vivido muy cerca de todas ellas, les escribía cada vez que tenían partidos. Hubo sentimientos encontrados por ese partido que se pierde, luego se remonta todo, he visto cosas que pensaba que no podían pasar, pero llegan y siento mucha felicidad por todo lo que estamos consiguiendo en España. Gracias a ellas estamos dando de qué hablar después de muchísimo trabajo.
-En el libro habla con cariño de Jorge Vilda. ¿Cómo ha sido su relación con él?
Mi relación con Jorge Vilda siempre ha sido muy buena. Él ha sido muy correcto conmigo, me ha dado la confianza de ir a la selección incluso no jugando en mi equipo y sólo tengo palabras buenas para él. Cuando luego pasa todo lo de la Eurocopa yo no he sido partícipe. Se han dicho cosas de él que han sido muy feas, de si había tocado a alguna jugadora o había dicho cosas, que Jorge es imposible que lo hiciera. Jorge nunca ha sido una persona así, ha sido siempre una persona muy fría en todo momento, sabiendo y calculando lo que tenía que hacer. Cuando yo enfermo Jorge y el cuerpo técnico de la selección, Montse Tomé, Poki [Patricia Pérez, la jefa de prensa], Kenio [uno de los ayudantes de Vilda], han estado al cien por cien conmigo. De hecho yo enfermo y son los primeros que vienen a verme, día tras día me escriben, yo no puedo hablar mal de ninguno de ellos y lo digo de todo corazón. Hablo en primera persona porque lo he vivido con ellos y una cosa es lo deportivo y otra cosa es lo personal, que para mí ha sido excepcional conmigo.
«Mi relación con Jorge Vilda siempre ha sido muy buena. En lo personal, para mí ha sido excepcional»
¿Cuál cree que ha sido su problema en la selección?
No creo que haya sido ningún problema de Jorge. Estoy segurísima de que si no hubiese pasado lo del beso, Jorge seguiría al frente de la selección después de haber ganado el Mundial. Pocas cosas se pueden hablar de todo ello, pero lo más importante es que se ha ganado un Mundial, se ha hecho historia después de todo, y que desgraciadamente las cosas tienen que ser así para que se ponga todo al corriente, para que tengamos todas unos derechos mínimos para poder entrenar y jugar como trabajadoras.
¿Qué pensó cuando vio el beso de Rubiales a Jenni?
Yo lo vi tarde, pero cuando lo veo y lo leo me molesta mucho que se diga con imágenes y todo que Jenni no tiene razón. Eso es lo que más me molesta de todo. Si es así con imágenes, no quiero ni pensar la gente que sufre abusos y no puede demostrarlo.
¿Cómo ha visto la reacción de la selección masculina con todo lo que ha pasado?
Ellos nunca se mojan, ellos no tienen los problemas que tenemos nosotras porque ellos lo tienen todo y nosotras, no. Las únicas personas que se han significado como Borja Iglesias o Héctor Bellerín viven en el día a día, no les importa cómo les repercuta decir la verdad. Hay que admirarlos por defender a una mujer. Somos conscientes de lo que vivimos y sinceramente no necesitamos el apoyo de gente que no quiere estar con nosotras. No pasa nada, cada uno tiene su pensamiento y alza la voz cuando quiere. Nosotras juntas y unidas, somos muchas y tenemos voz para hablar.
«Los futbolistas nunca se mojan. No necesitamos el apoyo de gente que no quiere estar con nosotras»
¿Los futbolistas viven en una burbuja?
Sí lo creo. Habrá personas que son conscientes de todo. Sí creo que viven en una burbuja, que no saben lo que están viviendo y que cuando desde pequeñito tú ya estás cobrando con quince años 6.000, 7.000 euros al mes, creo que eso te vuelve no tonto, pero sí te mete en una burbuja en la que no puedes ni pensar y lo primero que haces es gastarte dinero en un coche. El fútbol está cambiando en muchos aspectos y creo que si algún día el fútbol femenino llega ahí también creo que nos volveríamos medio tontas. A día de hoy no lo somos. Somos conscientes, trabajamos para tener igualdad en muchos aspectos, pero sobre todo tenemos los pies en la tierra y poco a poco vamos a por ello.
Hay cosas que parece que les han sucedido a todas las que empezaron jugando con niños, como que los padres les digan a sus hijos que no les puede quitar el balón una niña.
Sí. A día de hoy la sociedad está cambiando y cada día hay menos gente así. Yo he tenido que escuchar muchas cosas. Y mi padre, cosas como «vete a limpiar platos». Mi padre porque es una persona que nunca se ha metido en problemas, pero eso conlleva mucho en la cabeza de una niña. Tenemos que ser conscientes en la sociedad de lo que implica que una persona quiera jugar o dedicarse a algo que supuestamente es para hombres. No sé por qué siempre hemos tenido ese pensamiento, cuando estamos viendo que las jugadoras son campeonas del mundo, son profesionales, están ganando dinero y sobre todo saben jugar al fútbol. Estamos cambiando, pero creo que esto tiene que cambiar mucho más. Y ojalá esos comentarios no se vuelvan a hacer ya no sólo en el fútbol sino en lo que quiera hacer cada uno en su vida y somos libres de hacer lo que realmente queremos hacer.
Hay un pasaje que cuenta en el libro en el que le quita el balón a un niño y su reacción es tocarle el culo. Usted se defiende con un bofetón.
Lo peor de todo es que estaba entrenando. Y a día de hoy es íntimo amigo mío, pero yo era defensa, él era delantero, le quito el balón y él me toca el culo y es como «tío, ¿qué coño haces?». Todo el mundo riéndose, todo eran chicos y el entrenador dijo «parad, esto no puede ser». Yo me he comido muchísimos comentarios de estar jugando y mi padre en la grada y escuchar «cómo puede ser que una niña te pare». Y mi padre: «la niña es mi hija». Es que la gente en esa etapa y a día de hoy podía pasar no está preparada para que una niña te supere en un deporte supuestamente para hombres.
¿El campeonato del mundo y todo lo que sucedió después ayudará a que cambien las cosas?
Claro que sí. Poco a poco estamos abriendo barreras. La selección ha dado mucho de qué hablar y ahora tanto niños como niñas pueden jugar al fútbol y cada uno puede hacer lo que realmente quiera. La sociedad va cambiando para bien.
¿En su etapa en la selección se sintió discriminada por ser jugadora?
Discriminada como tal, no. Hay muchísimas cosas que tenemos que superar. Como deportistas, como futbolistas, tenemos muchas menos condiciones que otros deportes prioritarios. Estamos luchando para ello, cada día lo estamos haciendo mejor para conseguir cosas que nosotras no pudimos tener, para que las niñas puedan jugar al fútbol y puedan entrenar a la misma hora que los chicos y no tenga que ser a última hora, a las 9 cuando al día siguiente tienen que ir al colegio, tener licencia para poder jugar y sobre todo tener equipos femeninos para que cualquier niña pueda jugar. Lo estamos haciendo bastante bien y abriendo barreras para todo ello.
¿Hay que ser muy valiente para renunciar a la selección española con 16 años?
Era una selección que era muy buena, que ganaba títulos, que estaba en los Mundiales y en los Europeos. Son etapas de la vida en las que no me sentía deportista, no me sentía profesional. Era una edad mala, todos mis compañeros y amigos salían de fiesta, yo era la típica que me tenía que ir, me puse a trabajar de camarera. Claro que echaba de menos el fútbol, pero fue una etapa que me hizo aprender, pero veía que quería salir más que cualquier otra cosa y sentía que el fútbol no era lo mejor. Con el tiempo se me da la oportunidad de volver a un equipo, que no era profesional, que estaba en Segunda División, pero disfruté como una niña pequeña, ha sido el mejor año de mi vida, siempre lo he dicho. El Sporting de Palma me devolvió la ilusión por volver a jugar al fútbol y ahí fue cuando mi carrera empezó a ir hacia arriba. Sin duda.
¿Qué pensó cuando había dejado el fútbol y un compañero le dijo que se acordaba de una niña que jugaba con el 4 y que lo hacía todo bien?
Fue increíble. Cuando empecé a trabajar de camarera es verdad que era una buena jugadora y que estaba valorada en Mallorca, pero nunca te lo planteas. Y cuando yo entré a trabajar al bar y me dice el camarero «es que yo recuerdo una chica que jugaba en Son Servera superbuena, era la número 4 y tal cual despejaba el balón le daba un pase a un compañero. Y digo «Evaristo, esa número 4 era yo». Dice «jugaba con turbante». Y digo «sí,sí, era yo». «Es increíble, cómo puede ser la vida», me dice. Para que veas.
¿Le sirvió jugar en un equipo mixto de pequeña? ¿Cree que es bueno?
Sí lo creo, pero es muy complicado cuando una jugadora no tiene capacidad para jugar con los chicos porque te señalan, como que tú no eres la buena. Por eso creo que es bueno tener equipos femeninos en los clubes y son cosas que se tienen que tener en cuenta para los deportistas.
¿Qué significado tienen los tatuajes para usted?
Tienen muchos significados, cada uno tiene el suyo. El primero que me hago en mi vida es el de mi madre. Tengo números de compañeras muy importantes para mí, tengo fechas, el nombre de mi sobrino, el de mis padres, el de mis hermanos, un balón de fútbol, son cosas esenciales y cada uno tiene un significado importante para mí.
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