Fútbol

Virginia Torrecilla, adiós al tumor en la cabeza: “Todo ha salido muy bien. Estoy limpia”

La jugadora del Atlético regresó a trabajar con su equipo la semana pasada después de superar un tumor y ha confirmado que “no tengo restos de nada”

Virginia Torrecilla se reincorporó hace una semana a los entrenamientos del Atlético
Virginia Torrecilla se reincorporó hace una semana a los entrenamientos del Atléticolarazonatleticodemadrid.com/EFE

Todo empezó con un dolor de cabeza y en las cervicales. Creemos que vivimos en un mundo con red, cuando la realidad es que todo es incertidumbre y nos inventamos la ficción de que estamos protegidos. Un dolor de cabeza y en las cervicales: te tomas un ibuprofeno y con ese malestar te vas a la cama. A Virginia Torrecilla, uno de los nombres más importantes del fútbol español, en cambio, le hicieron un TAC. Y tenía un tumor en la cabeza. «El pequeño tumor no era tan pequeño y podía ser que lo tuviera hace tiempo», contó en las redes sociales en mayo de 2020, con el confinamiento, el coronavirus y el dolor.

La semana pasada fue al entrenamiento del Atlético, a dar pedaladas en una bicicleta estática y correr suavemente en una cinta, despacio aún, porque el 5 de marzo recibió la última sesión de quimio y porque aún está con las defensas muy bajas. «Muchas gracias, chicas, quería deciros que ya empiezo a ir para arriba y espero estar muy pronto con vosotras y, si no es así, para la temporada que viene, ¿vale? Así que, ahora, a seguir», les dijo a sus compañeras, con la emoción atravesando a todas las futbolistas. Hoy ha publicado un vídeo en Instagram con más buenas noticias: «Todo ha salido muy bien. Estoy limpia. No tengo restos de nada del tumor».

Una de las frases habituales cuando se habla de quienes han sobrevivido al cáncer es que son unas luchadoras, que sus ganas de vivir han superado a la enfermedad. Se quiere enfatizar a la mujer que se recupera, pero señala a quienes no lo pasan, como si no hubiesen tenido ganas de vivir, como si tuvieran algo de culpa. Virginia Torrecilla ha contado lo que apenas se explica, lo que no está en ese relato épico que nos contamos: el dolor y el miedo. «Mentiría si dijese que no lo he pasado y que no lo paso. Tienes que afrontar una enfermedad que no sabes cómo va a salir. Siempre hay miedo de volver a recaer, pero hay que asumirlo y vivir para adelante». O hablar de la ayuda psicológica que ha necesitado: «Poder hablar de todas las cosas con una persona que no es cercana y sé que no puedo hacerlo daño contándoles cómo me siento, me ayudó. Quien más sufre son mi familia y amigos. Quiero llevarlo de la mejor manera posible para que no se preocupen. Para ellos es muy duro», aseguraba a finales de 2020 en Radio Marca.

Torrecilla se apuntó a un equipo sin que su padre se enterara, pero cuando lo descubrió, la apoyó como el primero. Como muchas niñas que descubren en el fútbol un destino, tuvo que enfrentarse a ese machismo que heredaron de los niños, superados porque una chica sea mejor que ellos, como si eso fuera algo de lo que avergonzarse y también, claro, la mandaron a lavar platos. Porque lavar platos es de mujeres y porque el fútbol es de hombres; porque lavar platos es denigrante y jugar al fútbol, no.

A los 15 años estaba en el Collerense y le llamó la selección sub 16. Como contaba en la página de Marti Perarnau, dijo que no. Porque tenía que dejar varias semanas a su familia, porque se asustó, por lo que sea, pero el caso es que dijo que no. Poco después incluso pensó en dejar el fútbol y se puso a trabajar en un bar. «Entonces, de repente, me llamó Ángel Vilda, el seleccionador de la sub 19, para preguntarme si quería ir con ellos. Esa llamada me abrió los ojos», contaba en la misma entrevista. Es una centrocampista trabajadora, incansable y con talento. Lo vieron en el Barcelona, en el Montpellier y ahora en el Atlético y también en los dos Mundiales y la Eurocopa que ha disputado con España.

A sus 26 años, solo, el tumor en la cabeza le paró. «Lloraré cuando vuelva», dijo. Ya lo ha hecho. Volver y llorar: porque llorar es de chicas.