Historia

La "autopista" romana que marcó la historia de España. Y es la más larga del mundo

La calzada recorría aproximadamente 1.500 kilómetros a lo largo de la costa mediterránea de la Península Ibérica

REPORTAJE VÍA AUGUSTA
Un arco romano en el trazado de la Vía Augustalarazon

La Vía Augusta es uno de los logros más destacados de la ingeniería romana en la Península Ibérica, extendiéndose desde Cádiz hasta los Pirineos y conectando con la Vía Domitia hacia Roma. Esta calzada monumental no solo fue una ruta estratégica para el movimiento de legiones y el comercio, sino que también jugó un papel crucial en la romanización de Hispania.

Orígenes y construcción

La expansión romana en la Península Ibérica comenzó en el siglo II a.C., pero no fue hasta el reinado del emperador Augusto cuando se decidió construir una red robusta de calzadas para facilitar la administración y el comercio efectivos en toda Hispania. La Vía Augusta, iniciada en el año 8 a.C., se convirtió en la más extensa de la región y emuló el propósito y la importancia de la Vía Apia, la primera y más famosa calzada romana.

La construcción de la Vía Augusta fue un proyecto ambicioso que requería superar desafíos geográficos significativos. Los ingenieros romanos, conocidos por su preferencia por las líneas rectas, diseñaron la vía para ser lo más recta posible, lo que facilitaba el comercio y permitía un transporte más rápido y eficiente de bienes entre el norte y el sur de Hispania. Además, era estratégicamente vital para el movimiento rápido de las legiones romanas, fortaleciendo la presencia militar a lo largo de un eje crucial.

Trazado y lugares emblemáticos

La Vía Augusta recorría aproximadamente 1.500 kilómetros a lo largo de la costa mediterránea de la Península Ibérica, atravesando importantes centros urbanos como Sevilla, Córdoba, Valencia y Tarragona. Estas ciudades se beneficiaron enormemente de su paso, experimentando un crecimiento económico y cultural significativo. La vía también pasaba por otras ciudades relevantes como Gerunda (Girona), Barcino (Barcelona) y Saguntum (Sagunt), lo que representaba el 30% de la población peninsular.

La Vía Augusta jugó un papel crucial en el desarrollo económico y social de Hispania. Sirvió como un corredor esencial para el comercio de productos fundamentales como el aceite, el vino y el trigo, que fluían desde las fértiles provincias de Hispania hacia el corazón del Imperio. Además de estos productos, Hispania también suministraba a Roma metales escasos en Italia, como oro, plata, cobre o hierro.

La existencia de esta calzada fomentó la romanización de Hispania, facilitando la difusión de la cultura, las leyes y las tecnologías romanas. Las ciudades a lo largo de la Vía Augusta experimentaron una transformación significativa, con la construcción de teatros, termas, foros y otros edificios públicos al estilo romano. Esto no solo mejoró la calidad de vida urbana, sino que también integró estas ciudades más estrechamente en la estructura imperial.

Legado y comparación con infraestructuras modernas

La Vía Augusta es considerada el precedente histórico del corredor mediterráneo de transporte actual, ofreciendo una modalidad complementaria de transporte no motorizado. En la actualidad, las carreteras N-IV, N-420, N-340 y la autopista del Mediterráneo siguen en muchos tramos el mismo itinerario que la Vía Augusta. Esto refleja cómo las infraestructuras romanas han influido en el diseño de las rutas modernas, manteniendo su relevancia a lo largo de los siglos.

El legado de la Vía Augusta se extiende más allá de su función como ruta de comunicación. Representa un símbolo de la autoridad y la permanencia de Roma en Hispania, y su impacto en la cultura y la economía de la región sigue siendo palpable. La recuperación y preservación de esta infraestructura histórica son esenciales para mantener viva la memoria de una época que configuró el curso histórico y cultural de la Península Ibérica.