Declive del SNS

Casi 10.000 camas menos en los hospitales españoles durante el verano

Si lo comparamos con las camas que dejaron de funcionar durante el periodo estival de 2022 (8.600 camas cerradas), este año se supera el dato en más de un 12%

Sala de espera
Salas de espera inteligentes para evitar el aburrimientolarazonlarazon

Cada verano, el sistema sanitario español se enfrenta a la misma problemática: el cierre de camas por parte de las administraciones sanitarias públicas. Este año, según los datos recabados por el Sindicato de Enfermería, SATSE en las diferentes autonomías, está previsto que los hospitales de nuestro país cuenten, aproximadamente, con más de 9.800 camas menos en funcionamiento que durante el resto del año. Si lo comparamos con las camas que dejaron de funcionar durante el periodo estival de 2022 (8.600 camas cerradas), este año se supera el dato en más de un 12%. Estos cierres se han ido produciendo programada y progresivamente desde junio y se mantendrán los meses de julio, agosto y septiembre.

Según SATSE, este es la situación que se dibuja por comunidades autónomas: en Andalucía se cerrarán 2.038 camas; en Madrid, unas 1.800 camas; en Comunidad Valenciana son 1.126 camas; 850 camas públicas en Cataluña; 770 en País Vasco; 659 en Aragón; 508 en Galicia y 400 camas en Asturias. En lo que respecta a Castilla y León, la previsión es 335 y en Extremadura, 285 camas. Por su parte, en Cantabria son 265 las camas cerradas; en Murcia, 250 camas cerradas; en la Islas Baleares, son 158; en Navarra, 108 camas cerradas; en Castilla-La Mancha, el cierre previsto afecta a 106 camas; en Canarias 99 camas, y un total de 52 en La Rioja.

Vacantes por periodo vacacional

Esta decisión de cerrar camas, que se ha convertido en una práctica común en España, responde, entre otras cuestiones, a la reducción del personal disponible debido a las vacaciones del mismo y al ahorro de costes operativos como salarios, servicios y suministros. Sin embargo, el cierre de camas conlleva consecuencias negativas, como el aumento de las listas de espera y una mayor carga de trabajo para el personal sanitario que permanece en servicio durante el verano. Además, puede afectar negativamente a la calidad y continuidad de la atención médica, especialmente si no se planifica adecuadamente la redistribución de recursos y la cobertura de vacantes. Por esta razón, el cierre de camas en verano ha sido objeto de críticas y debate entre los profesionales de la salud y los sindicatos.

En el detallado análisis de la actual situación en las distintas comunidades autónomas realizado por SATSE, no solo recogen los cierres programados y progresivos de camas, también advierten del cierre de consultas externas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas en los centros hospitalarios. SATSE subraya que estos dos elementos -el cierre de camas y la suspensión de consultas externas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas- tiene "una incidencia directa en las listas de espera que sufre nuestro sistema sanitario, las cuales se han ido incrementando en los últimos años". Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, hay 793.521 personas esperando para ser operadas.

Al respecto, el Sindicato considera que podría aprovecharse el periodo estival para "reducir estas listas de espera, pero, por contra, se retrasa aún más el tiempo que deberán esperar las personas que así lo requieran". SATSE lamenta que las consecuencias de la "deficiente" planificación sobre medios y recursos que realizan el conjunto de administraciones públicas para los meses de verano "han vuelto a recaer, un año más, en los profesionales sanitarios y en los pacientes". El sindicato señala que las administraciones públicas "no han cubierto el total de las vacantes por periodo vacacional o bajas por enfermedad, lo que conlleva un aumento de la sobrecarga laboral para los compañeros que trabajan los meses de verano, algo que repercute negativamente en la atención a las personas y también en su salud". En concreto, el porcentaje de personal que no se sustituye oscila entre el 30 y el 40 por ciento dependiendo del servicio de salud, según estima SATSE.

Pacientes desplazados

Otra consecuencia de esta "deficiente" planificación es "el aumento de pacientes desplazados dentro del mismo hospital a otras unidades que no se corresponden con su patología, lo que repercute en la calidad asistencial que se ofrece a estas personas".

De manera paralela, SATSE asegura que las enfermeras son desplazadas también del servicio o unidad en el que trabajan a otro según las necesidades existentes, lo que "dificulta su labor a consecuencia de distintos factores ajenos a su voluntad, como el desconocimiento inicial que se produce de los medios y recursos existentes, las características y peculiaridades de su nuevo destino, etc".

Otro aspecto en el que incide SATSE es que, "un año más", no se ha realizado "una organización adecuada de las necesidades existentes en los hospitales y centros de salud durante el periodo estival porque, si bien es cierto que algunas zonas tienen menos sobrecarga asistencial, en otras, que son tradicionales destinos turísticos, se incrementa de manera considerable por la afluencia de visitantes o residentes estacionales". En la misma línea, también apuntan que "muchos municipios del medio rural incrementan su población de manera considerable los meses de verano, con lo que hay más posibilidades de problemas y saturación, ya que en estos lugares no hay los recursos asistenciales y profesionales necesarios".