Infancia
Abogados Cristianos pide la retirada del libro “El cordero carnívoro” de la sección infantil de bibliotecas públicas de Barcelona
El protagonista mantiene relaciones sexuales con su hermano y desde la asociación defienden que no debería estar al alcance de los niños ya que vulnera muchos de sus derechos
La Fundación Española de Abogados Cristianos solicita medidas cautelarísimas al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Barcelona para que obligue al Ayuntamiento de la ciudad a retirar de las bibliotecas el libro “El cordero carnívoro”. Denuncia que actualmente ese título se encuentra en la sección infantil de las bibliotecas públicas de la ciudad condal.
La organización de juristas explica que “se trata de un libro cuyo protagonista mantiene relaciones sexuales con su hermano pequeño”. Para Abogados Cristianos “exponer a los niños a materiales que normalizan el incesto complica a los menores la identificación del abuso sexual en el ámbito familiar”.
La Fundación de letrados solicita al juzgado la retirada de otros títulos como “Mi padre se fue con un señor de Zaragoza” o “Mi padre cree que soy un chico”. Asegura que tener esos libros en la sección infantil de las bibliotecas públicas de Barcelona “vulnera el interés superior del menor, el derecho de los padres a educar libremente a sus hijos según sus convicciones y creencias y el deber de neutralidad de las Administraciones públicas”.
En el libro se pueden leer párrafos como el siguiente: "Mi hermano Antonio estudiaba como un condenado y, fuera de la cama, casi nunca nos veíamos. Nuestro amor se resentía, y me fui encerrando en mí mismo, pensando que la amargura llegaría como lo hace la muerte: por la fuerza de la costumbre. Las necesidades sexuales de mi hermano eran cada día más apremiantes y llegaba a tomarme, a plena luz del día, en el templete de jazmín. A mí no me gustaba nada, aunque me retuviera entre sus brazos muchísimo rato, casi llorando, apretándome fuerte contra él. Pero no me miraba. Por aquella época empezó a sufrir una crisis de conciencia y a ponerse pijama para dormir. Pero sus ardores, lejos de calmarse como él pretendía, se exacerbaron y yo me puse a frecuentar, más de lo debido, los confesionarios. Eso sí, siempre con un cura diferente".
Otro, clama: "Aquella noche, mi hermano estuvo tenso. El sueño no lo venció. Sus ojos permanecieron abiertos, como dos peligrosos agujeros, en la oscuridad del cuarto. Me acurruqué contra él, intenté las más atrevidas mañas para excitarlo pero, sin infligirme la afrenta de un rechazo, su sexo permaneció flácido. Posé mis labios en los suyos con la audacia de un animalillo sediento, pero su lengua no reaccionó, árida como un pedregal. Me miraba fijamente a los ojos, pero solo veía la forma monstruosa, multiplicada por mil, del pequeño hematoma azuloso".
La presidente de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, denuncia que “son libros que no deberían estar al alcance de los niños. Las instituciones deben proteger el interés superior del menor. Tener estos libros al alcance de los niños es una forma más de blanquear la pederastia”.✕
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