Neurología
Los ictus, cada vez más frecuentes en jóvenes
Se ha disparado su incidencia en un 25% en pacientes de 20 a 64 años, sobre todo en la última década y especialmente los isquémicos
Pérdida súbita de visión en un ojo, dificultad para hablar, un párpado caído, adormecimiento de un lado del cuerpo, dolor de cabeza muy intenso o inestabilidad para permanecer de pie son algunos de los síntomas que denotan que podemos estar sufriendo un accidente cerebrovascular, lo que requiere ayuda médica urgente. Cada vez hay más casos de ictus y cada vez en personas de menor edad, una realidad que ha hecho saltar las alarmas.
El ictus es la primera causa de discapacidad en España, además de la segunda causa de mortalidad y la primera en mujeres, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cada año se producen unos 120.000 nuevos casos. Y, si no aumenta su prevención, para 2035 los casos aumentarán un 35% por el envejecimiento poblacional.
Pero la edad no es el único factor de riesgo. Y es que últimamente los expertos han comenzado a reportar que su incidencia está aumentando entre los más jóvenes.
Recientemente un estudio publicado en «The Lancet Neurology» revelaba que estaban aumentando los ictus en los adultos más jóvenes, sobre todo entre menores de 55 años.
«A nivel internacional se habla de un aumento del 25% en los últimos años entre personas de 20 a 64 años. En España, no hay datos oficiales, pero sí hay una percepción general al respecto, que se alinea con los datos ofrecidos a nivel internacional», afirma la doctora Mª Mar Freijo, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN.
«La incidencia del ictus está aumentando en todas las edades. Pero en los últimos 20 años, sobre todo en los últimos 10, hemos observado más casos en pacientes más jóvenes debido a un aumento de la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y por el consumo de tabaco (baja, pero aumenta en mujeres). Eso hace que lo que antes veíamos en mayores lo veamos ahora en pacientes de menor edad», explica el doctor Francisco Moniche, jefe de la sección de Neurología del Hospital Universitario Virgen del Rocío y miembro de la junta directiva del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN.
Hasta ahora, cuando un paciente sufría un ictus, los médicos analizaban «los factores de riesgo: que fuera diabético, fumase, colesterol alto, arritmias... y en aquellos pacientes por debajo de 50 años estudiábamos causas más raras, como alteraciones cardíacas de nacimiento, de coagulación, enfermedades raras que producen oclusión de vasos cerebro, drogas por su puesto... Pero en los últimos años, ha aumentado el perfil de paciente menor de 50 años con un ictus por ser diabético, obeso, tener la tensión mal controlada. Hablamos de pacientes sobre todo de 40 a 50 años que es donde ha aumentado más la incidencia, pero también de 30 a 50», detalla Moniche.
En cuanto al tipo de ictus, tanto el isquémico como el hemorrágico están disparándose. Pero como detalla Moniche, «aumenta más el isquémico, porque al final los factores que provocan los ictus son por arterosclerosis y eso va muy asociado a la tensión alta, la obesidad, el colesterol, el tabaquismo. La hipertensión produce ambos tipos de ictus, pero el resto de factores producen el isquémico, que genera el 80% de los ictus».
¿Podrían estar detrás las vacunas? «No, eso se descartó, no hay ninguna relación a día de hoy con las vacunas que tenemos ni contra el covid ni nada. Unas iniciales tuvieron un efecto trombótico, pero esa reacción se dio en casos super excepcionales y daba nada más ponerlas», detalla el experto.
Y es que las causas de los ictus, en todas las edades, son fácilmente prevenibles y dependen realmente de nosotros. Así, el 90% de los casos se puede prevenir con unos hábitos de vida saludables. Es decir, sin tabaco, sin alcohol, sin otro tipo de drogas, sin estrés, sin obesidad y sin vida sedentaria.
«La polución parece generar una respuesta inflamatoria potente en estos perfiles»
Otros factores no están en nuestras manos, como es el caso de la contaminación. «En países con altos índices de contaminación, este aumento de ictus también se achaca a la polución. Aunque aún no está del todo estudiado, la polución parece generar una respuesta inflamatoria que podría ser más potente en la gente joven», precisa la doctora Freijo.
En cuanto a la gravedad, «el ictus en gente joven no es ni más ni menos grave, depende del tipo. Además, habitualmente los pacientes jóvenes tienen mayor capacidad de recuperación, lo que llamamos mayor plasticidad. Pero un ictus grave puede darse en cualquier edad», detalla Moniche.
Por eso ante cualquier síntoma no hay ni un minuto que perder. Resulta crucial recibir asistencia médica urgente. Una vez asistido, idealmente en una unidad ictus, hay que comenzar cuanto antes la rehabilitación. «Las primeras 24 horas del ictus el paciente hospitalizado ha de estar en reposo absoluto, pero en las siguientes 24 horas lo ideal es valorar y empezar a hacer ejercicios de fisioterapia a las 48 horas», incide Moniche.
Y si bien, la incidencia de ictus en todas las edades ha aumentado, también es cierto que «la mortalidad en los últimos años ha descendido: un 6% en el último año y eso se debe al tratamiento», añade.
«Hemos avanzado bastante en las opciones que tenemos para tratar a los pacientes en la fase aguda sobre todo en el caso del ictus isquémico bien mediante fármacos que destruyen los trombos con una inyección pero con riesgo producir hemorragias en otras partes del cuerpo o bien yendo directamente a por el trombo a través de un catéter si encontramos un lugar concreto en donde esté y que sea accesible», detalla el doctor Carlos Tejero, portavoz también de la SEN.
En el caso del ictus hemorrágico, «lo importante –prosigue el doctor– es que el paciente deje de sangrar y para ello es necesario una técnica de imagen y usar fármacos que puedan controlar el sangrado, sobre todo si se ha producido por fármacos anticoagulantes hay revertir su efecto. A veces se tienen que usar técnicas de evacuación quirúrgica del hematoma y para ello hay que valorar al paciente de forma rápida, detener el sangrado y mitigar las consecuencias».
«Un ictus, sea del tipo que sea, es el inicio de una cascada de fenómenos que van ocurriendo durante varios días, por eso es muy importante tener a los pacientes controlados: tensión arterial, evitar fiebre, glucosa en sangre estable», añade.
Con este tipo de cuidados logran tener «más posibilidades de que el paciente sobreviva sin secuelas y se intenta dar a todos los pacientes en una unidad de ictus con un trato y vigilancia más especializados, como si fuera una Unidad de Cuidados Intermedios especializada en ictus. Esto explica que antes un tercio de los pacientes moría, un tercio se quedaba con secuelas y otro sin ellas. En cambio, ahora la mortalidad está por debajo 20% y posibilidad de recuperarse sin secuelas (más complicado) o sin secuelas de forma que puedan ser autónomos es cerca un 60%», concluye el doctor Tejero.
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