La realidad de los pacientes
Día Mundial del Cáncer de Pulmón: «Necesitamos cribados, no que nos desahucien»
«Me detectaron este tumor un año después de tener síntomas. Estaba en fase IV con metástasis. Las consecuencias de que te diagnostiquen tan tarde son tremendas", denuncia María. Su voz como la de tantos pacientes se une a la de los expertos que inciden en que un TAC de tórax de baja dosis permitiría invertir las cifras y diagnosticar al 70% de los pacientes en fase I, en vez de en fase III o IV
Me detectaron cáncer de pulmón un año después de tener síntomas. Estaba en fase IV con metástasis. No es operable ni curable. Las consecuencias de que te detecten tan tarde son tremendas», denuncia María Daniel. Tiene 58 años y hace tres que recibió el diagnóstico. Como ella, miles de pacientes con cáncer de pulmón en nuestro país, en el que cada año se diagnostican más de 30.000 nuevos casos, se sienten invisibilizados, como denuncia la Asociación Española de Afectados por Cáncer de Pulmón (Aeacap), de la que es miembro.
En su caso, que canta en un coro, notó que «el aire no me entraba del todo y que tenía un dolor horrible en una muela». Tras ir al médico, al dentista y al maxilofacial un día en consulta María se plantó. «Una célula, una cirugía de boca, un electro, una radiografía... Me enfadé porque el dolor era insoportable. Le dije al médico de familia que no me podía tener así. Al final empecé a tener tos y me derivó al neumólogo».
Fue entonces cuando gracias a un TAC se lo diagnosticaron: cáncer de pulmón con mutación del gen EGFR, que afecta principalmente a mujeres no fumadoras. En su caso, María había dejado esta adicción hacía más de 15 años. «Dentro de lo malo me dijeron que había tenido suerte porque había una terapia dirigida. El tratamiento es bastante llevadero, al menos en mi caso, aunque ahora creo que estoy empeorando».
Recuerda que a los tres días de recibir esta terapia se «me quitó el dolor horroroso que tenía». Un alivio, por fin, tras un año de sufrimiento.
Por eso María sabe bien la importancia que tienen los cribados. «Qué no les diría al Ministerio de Sanidad para que se enterasen de una vez del problema. Es uno de los cánceres más letales, ¿por qué no se hace nada?, ¿por qué está estigmatizado?, ¿por qué se hace detección precoz en cáncer de mama, de colon y no de pulmón cuando este tumor tarda mucho en dar la cara? El cribado es fundamental. Creo que Sanidad nos tiene a los pacientes de cáncer de pulmón desahuciados. ¿Para qué se van a molestar?».
Una realidad que no cesa tras el diagnóstico. «No es normal que vivas o mueras según el hospital en el que caigas», denuncia.
En su hospital, Río Hortega, de Valladolid, «no tienen un médico especialista en cáncer de pulmón, solo el oncólogo. No tienen ensayos ni te ayudan a buscar dónde sí, no hacen biopsias líquidas, no te derivan... Siguen con los protocolos de hace siglos».
Hasta le llegaron a decir cuando pidió una prueba, «eso no cambia el pronóstico. No hubo manera de que me hiciera la resonancia y era importante para ver si tenían que subirme la dosis... Al final tuve tres tumores cerebrales».
«Es desesperante tener que luchar no contra el cáncer sino contra el sistema sanitario. Los pacientes nos sentimos ninguneados», denuncia.
Y menos mal que María se encontró con «un doctor maravilloso del 12 de Octubre que vio el desamparo en el que estaba y me dio su correo y teléfono para que mi oncóloga se comunique con él en mi caso o para los que vengan detrás porque soy su única paciente con metástasis. Sé que al menos he abierto ese pasillito para otros pacientes».
«Es muy duro». Y algo por lo que no deberían pasar los pacientes. Y menos cuando «se pueden invertir las cifras del cáncer de pulmón con los cribados», explica el doctor Luis Gorospe, radiólogo torácico del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram).
Y es que, pese a provocar más muertes que el de mama y el colorrectal juntos, tumores para los cuales existen programas de detección, España sigue sin implantar el cribado.
«El cáncer de pulmón –prosigue el doctor– es muy prevalente, pero a diferencia del de mama, colon o próstata, es muy letal. La supervivencia a cinco años es solo del 15%. Es decir que únicamente el 15% de los nuevos casos de 2023 estarán vivos en 2028. Es brutal. El 70% de los pacientes se diagnostican en fase avanzada porque cuando da síntomas suele ya ser tarde para curarlo. Solo un 30% se diagnostica en fases I y II. Con un TAC de tórax de baja dosis de radiación invertimos los datos. Podemos diagnosticar el 70% en fase I y II (asintomáticas) cuando se pueden ofrecer tratamientos curativos (cirugía) a los pacientes, y un pequeño número en fases avanzadas. De eso se trata, de invertir los porcentajes».
Y los datos lo requieren. Cada año mueren en España por cáncer de pulmón 23.000 personas. Y cada año se diagnostican 30.000 nuevos casos. Es decir, que si seguimos sin hacer cribados, a los cinco años vivirán únicamente 4.500 personas diagnosticadas en 2023. Con el cribado, sería a la inversa: 25.500 vivos de los 30.000 en 2028, explica.
Unas cifras que hablan por sí solas. «El cribado con un TAC de baja dosis en personas de riesgo ha demostrado una reducción de la mortalidad entre un 20 y un 55%. O lo que es lo mismo, la supervivencia actual del cáncer de pulmón es del 20% y la de los diagnosticados con cribado es del 80%», afirma el doctor Laureano Molins, jefe del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Clínico de Barcelona y coordinador nacional de Lung Ambition Alliance España, en referencia a un estudio de 2022 publicado en la revista «Radiology» que comprobó esa supervivencia a 20 años.
Además, el cribado tiene otras ventajas adicionales y que permite también «obtener información de nódulos de pulmón, cuantificar el estado del enfisema pulmonar, detectar y cuantificar cuánto calcio hay en las arterias coronarias, fibrosis pulmonar...» explica el especialista de la Seram.
Por eso estos pacientes a los que se hace un TAC «mueren un 7% menos por otras causas», precisan ambos expertos.
Pero es que, además, los datos económicos también respaldan esta necesidad. «El gasto del paciente que se diagnostica precozmente y se opera es de unos 60.000 euros. El de la quimioterapia, radioterapia y, actualmente inmunoterapia, al menos cuatriplica esta cifra», añade el doctor Molins.
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