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Descubrimiento
Una investigación revela que uno de los edulcorantes artificiales más consumidos aumenta el riesgo de ataques cardíacos
Un edulcorante artificial presente en refrescos bajos en calorías, gominolas o gelatinas provoca un pico de insulina que provoca inflamación de los vasos sanguíneos, según ha demostrado un estudio realizado en ratones
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Desde los refrescos dietéticos hasta los helados sin azúcar, los edulcorantes artificiales han sido promocionados como una forma libre de culpa de satisfacer nuestro gusto por lo dulce. Pero si uno mira la letra pequeña de la etiqueta, verá que el azúcar ha sido sustituido por diferentes letras que no son otra cosa que la nomenclatura de compuestos sintéticos como el espartamo, el acesulfamo, la sacarina o la sucralosa.
Pues bien, si hace menos de tres años un estudio asociaba el consumo de edulcorantes artificiales con un mayor riesgo de cáncer, ahora una nueva investigación publicada en la revista "Cell Metabolism" del grupo "Cell Press" muestra que el aspartamo, uno de los sustitutos del azúcar más comunes presente en refrescos bajos en calorías, gominolas o gelatinas, puede afectar la salud vascular.
El equipo de expertos en salud cardiovascular y médicos clínicos descubrió que el aspartamo, un edulcorante artificial, hipocalórico y aproximadamente 200 veces más dulce que el azúcar, provoca un aumento de los niveles de insulina en los animales, lo que a su vez contribuye a la aterosclerosis (acumulación de placa grasa en las arterias, que puede conducir a niveles más altos de inflamación y un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares con el tiempo).
La investigación se inspiró en una lata de refresco dietético que se tomó durante una reunión de proyecto. “Uno de mis estudiantes estaba bebiendo esta bebida sin azúcar y le dije: ''¿Por qué no investigas eso?'', recuerda el autor principal del estudio Yihai Cao, que estudia enfermedades crónicas relacionadas con trastornos de los vasos sanguíneos en el Instituto Karolinska de Suecia.
Investigaciones anteriores han vinculado el consumo de sustitutos del azúcar con un aumento de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares y diabetes. Sin embargo, los mecanismos implicados no habían sido explorados previamente.
Para este estudio, los investigadores alimentaron a ratones con dosis diarias de alimentos que contenían 0,15% de aspartamo durante 12 semanas, una cantidad que corresponde al consumo de aproximadamente tres latas de refresco dietético por día para los humanos.
En comparación con los ratones sin una dieta rica en edulcorantes, los ratones alimentados con aspartamo desarrollaron placas de grasa más grandes y más abundantes en sus arterias y mostraron niveles más altos de inflamación, ambos son signos distintivos de una salud cardiovascular comprometida.
Cuando el equipo analizó la sangre de los ratones, descubrió un aumento de los niveles de insulina después de que el aspartamo entrara en su organismo. El equipo observó que no se trataba de un resultado sorprendente, dado que nuestra boca, intestinos y otros tejidos están revestidos de receptores que detectan el dulzor y que ayudan a guiar la liberación de insulina. Pero el aspartamo, 200 veces más dulce que el azúcar, parecía engañar a los receptores para que liberaran más insulina.
Según el comunicado del estudio, los investigadores demostraron que los niveles elevados de insulina de los ratones estimulaban el crecimiento de placas de grasa en las arterias de los ratones, lo que sugiere que la insulina puede ser el vínculo clave entre el aspartamo y la salud cardiovascular.
A continuación, investigaron cómo exactamente los niveles elevados de insulina conducen a la acumulación de placa arterial e identificaron una señal inmunitaria llamada CX3CL1 que es especialmente activa bajo estimulación con insulina.
“Como el flujo sanguíneo a través de la arteria es fuerte y robusto, la mayoría de las sustancias químicas se eliminarían rápidamente a medida que el corazón bombea”, afirma Cao.
“Sorprendentemente, no es el caso del CX3CL1, que permanece adherido a la superficie del revestimiento interno de los vasos sanguíneos. Allí, actúa como un cebo, atrapando a las células inmunitarias a medida que pasan”, añade.
Se sabe que muchas de estas células inmunes atrapadas fomentan la inflamación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, cuando los investigadores eliminaron los receptores CX3CL1 de una de las células inmunes en ratones alimentados con aspartamo, no se produjo la acumulación de placa dañina.
Estos resultados indican el papel de CX3CL1 en los efectos del aspartamo sobre las arterias, dice Cao.
De cara al futuro, Cao y su equipo planean verificar sus hallazgos en humanos. Cao también prevé que CX3CL1 sea un objetivo potencial para enfermedades crónicas más allá de la enfermedad cardiovascular, dado que la inflamación de los vasos sanguíneos está relacionada con los accidentes cerebrovasculares, la artritis y la diabetes.
“Los edulcorantes artificiales han penetrado en casi todo tipo de alimentos, por lo que debemos conocer el impacto a largo plazo sobre la salud”, hace hincapié Cao.
A raíz de esta información, la Asociación Internacional de Edulcorantes ha escrito a este suplemento aseverando que, pese a lo recogido en este estudio realizado en animales, "la evidencia científica disponible muestra que el aspartamo no afecta la salud del corazón".
"Los estudios clínicos en humanos confirman consistentemente que el aspartamo no tiene un impacto adverso en el control de la glucosa, los lípidos en sangre, la presión arterial u otros marcadores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. La investigación clínica muestra que, cuando se usa para reemplazar los azúcares, los edulcorantes bajos o sin calorías como el aspartamo tienen un efecto neutro o modestamente beneficioso en los factores de riesgo cardiometabólico como el peso corporal, el control glucémico, la presión arterial, los niveles de lípidos y la grasa hepática".
Recuerdan también que "el mecanismo sugerido para aumentar el riesgo de aterosclerosis no está confirmado en humanos, ya que el aspartamo no provoca un pico en la liberación de insulina y no afecta de otra manera nuestro control de la glucosa. Numerosos ensayos controlados aleatorios, el estándar de oro en la investigación clínica y nutricional, han investigado y confirmado un efecto neutro de los edulcorantes bajos o sin calorías en las respuestas glucémicas e insulínicas en humanos".
Finalmente, aseveran que "el aspartamo ha sido ampliamente investigado y aprobado para su uso en alimentos y bebidas. Las autoridades de seguridad alimentaria, incluido el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), han revisado el aspartamo y han encontrado que su uso es seguro".
Ahora bien, la OMS también ha clasificado al aspartamo como "posible cancerígeno", algo que hizo ya en 2023 cuando si bien también respaldó el límite de ingesta diaria aceptable para humanos que estaba fijado hasta el momento: 40 miligramos por kilogramo de peso corporal.
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