Prevención

Cómo proteger la garganta de infecciones

Procesos infecciosos como la faringitis y la amigdalitis son causa habitual del dolor en esta parte del cuerpo

Tomar líquidos no excesivamente calientes y cubrirse la zona frente al frío ayudan en estos casos
Tomar líquidos no excesivamente calientes y cubrirse la zona frente al frío ayudan en estos casosDREAMSTIMELA RAZÓN

Con la llegada del frío, el dolor de garganta se convierte en uno de los motivos de consulta más habituales en los centros de salud y una de sus causas más frecuentes son infecciones como la faringitis y la amigdalitis.

En palabras de Julio Maset, médico de Cinfa, «esta última es la inflamación de las amígdalas palatinas, coloquialmente conocidas como anginas, y se trata de una de las enfermedades más comunes en la infancia. En cambio, la faringitis es la inflamación de la mucosa de la faringe o garganta, que es la cavidad que se extiende desde la parte posterior de la nariz y de la boca hasta el inicio de la laringe y el esófago. A menudo, además, la faringitis está asociada a la inflamación de amígdalas, en cuyo caso se la denomina faringoamigdalitis», explica.

Ambas infecciones pueden ser agudas o crónicas –si el proceso inflamatorio se repite a menudo o persiste en el tiempo–y pueden estar provocadas tanto por virus (entre el 70-80% de los casos de faringitis y el 60% de los de amigdalitis) como por bacterias. «Diferenciar entre ambas causas resulta fundamental, porque, si bien ambas enfermedades suelen manifestarse con síntomas similares, el cuadro y el tratamiento varían en función de si están provocadas por un virus o una bacteria», indica el experto de Cinfa.

«En el primer caso, además de la inflamación de amígdalas y/o faringe, hay dolor de garganta –sobre todo al tragar–, fiebre baja, tos, mucosidad o congestión nasal y malestar general. Y, si la causa es una bacteria, la fiebre puede ascender a más de 38 grados, el malestar general y el dolor en la garganta son más intensos –hay dificultad para tragar–, los ganglios del cuello se inflaman de manera más llamativa y pueden aparecer las famosas placas de pus blancas en las amígdalas», detalla.

Al igual que sucede con el resfriado y la gripe, la faringitis y la amigdalitis se contagian a través de las pequeñas gotas de saliva que se expelen al hablar, toser o estornudar. Por tanto, el principal factor de riesgo es la cercanía a una persona que está padeciendo una infección aguda. Por este motivo, en caso de estar en contacto con alguien enfermo o de estarlo nosotros mismos, Maset aconseja, «tener muy presentes las normas habituales de higiene para prevenir infecciones, como el lavado de manos frecuente con agua y jabón, cubrirse la boca con el codo al toser o estornudar, evitar compartir alimentos, vasos o utensilios y huir de aglomeraciones y ambientes cargados.

Consejos para prevenirlas

►Protéjase y proteja a los demás. Tápese la boca y la nariz al toser o estornudar, use pañuelos desechables y lávese con frecuencia las manos.

►Fortalezca su garganta con una dieta rica en vitamina C.

►Huya de los cambios bruscos de temperatura: los ambientes demasiado secos debido a la calefacción o demasiado fríos a causa del aire acondicionado, así como la ingesta de comidas muy calientes o bebidas excesivamente frías.

►La bufanda, su mejor complemento: abríguese bien antes de salir de casa.

►Evite los ambientes muy contaminados que pueden fomentar que los virus y las bacterias acumuladas en él penetren en nuestro cuerpo.

►Si se pone enfermo, guarde reposo. Sobre todo, en el caso de que tenga fiebre.

►Evite el consumo de sustancias irritantes. El alcohol y el tabaco pueden empeorar los síntomas.

►Asegúrese de estar bien hidratado. Beber agua es indispensable para eliminar toxinas y recuperar el líquido que haya podido perder durante el proceso infeccioso, así que convine que aumente su ingesta. Evite las bebidas excesivamente calientes, ya que pueden irritar todavía más la garganta.

►Calme el dolor haciendo gárgaras con agua salada. También pueden hacerse con manzanilla.

►Reduzca las molestias al tragar con una dieta blanda. Puré, pasta o arroz son una buena opción al inicio de la enfermedad si la deglución le resulta dolorosa.