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Salud

Los científicos avalan la única dieta capaz de retrasar el envejecimiento celular

Un ensayo en humanos sobre restricción calórica revela cómo impacta la alimentación en los telómeros de una persona

Representación de un telómero, cuya longitud está relacionada con el envejecimiento Freepik

El envejecimiento no siempre es un factor determinado por la edad biológica de una persona: hay factores que somos capaces de controlar y que determinan cómo de rápido avanza este proceso. Sí, es cierto que al llegar a una determinada edad, empezamos a notar más el paso del tiempo. Comenzamos a percibir signos visibles, como las arrugas o la pérdida de brillo en la piel. También otros que no son tan llamativos pero sí importantes, como la pérdida de agilidad o capacidad pulmonar.

Pero, aunque es normal alcanzar la vejez con algunos achaques propios de la edad, los científicos llevan tiempo detrás del envejecimiento prematuro. Así se conoce al fenómeno por el cual nuestras células, órganos y cuerpo se «ancianizan» antes de lo que deberían. La hipótesis más aceptada indica que las causas del envejecimiento precoz son múltiples: influyen factores genéticos y ambientales, como la exposición a tóxicos, el tabaco, el ejercicio y, sí, la dieta.

En esta línea, un equipo de investigadores de Penn State afirma haber desvelado otra capa de complejidad en el misterio de cómo la dieta afecta al envejecimiento. Sus hallazgos se concretan en un nuevo estudio dirigido por científicos de la Facultad de Salud y Desarrollo Humano de la Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos.

En su experimento con humanos, el grupo examinó qué efecto provoca la restricción calórica en los telómeros de una persona, una estructura clave en el proceso del envejecimiento. Los telómeros son secciones de las bases genéticas que funcionan como tapas protectoras en los extremos de los cromosomas. Su importancia radica en que la longitud de estos fragmentos es un indicador de la rapidez con que envejecemos y de la capacidad de nuestras células para repararse.

Según investigaciones anteriores, se ha demostrado que restringir las calorías entre un 20% y un 60% alarga la vida de muchos animales. A lo largo de la vida humana, cada vez que las células de una persona se replican, algunos telómeros se pierden. Cuando esto ocurre, la longitud total de los telómeros de la célula se acorta.

Cuando las células se replican suficientes veces, la capa protectora de los telómeros se disipa por completo. Entonces, la información genética del cromosoma puede resultar dañada, impidiendo la futura reproducción o el correcto funcionamiento de la célula. Una célula con telómeros más largos es funcionalmente más joven que una célula con telómeros cortos, lo que significa que dos personas con la misma edad cronológica podrían tener edades biológicas diferentes en función de la longitud de sus telómeros.

Primer ensayo en humanos que estudia la dieta restricción calórica y los telómeros

El envejecimiento típico, el estrés, las enfermedades, la genética y la dieta, entre otros factores, pueden influir en la frecuencia con la que se replican las células y en la longitud que conservan los telómeros, según Idan Shalev, uno de los autores del estudio.

Shalev dirigió a los investigadores que analizaron muestras genéticas del estudio nacional CALERIE, el primer ensayo clínico aleatorizado de restricción calórica en humanos. Shalev y su equipo trataron de comprender el efecto de la restricción calórica sobre la longitud de los telómeros en las personas. Dado que la longitud de los telómeros refleja la rapidez o lentitud con la que envejecen las células de una persona, su examen podría permitir a los científicos identificar una forma en la que la restricción calórica podría ralentizar el envejecimiento en humanos.

«Hay muchas razones por las que la restricción calórica puede extender la vida humana, y el tema todavía se está estudiando», explica Waylon Hastings, autor principal de este estudio. «A grandes rasgos, cuando las células de una persona consumen menos energía debido a la restricción calórica, hay menos productos de desecho y la célula no se descompone tan rápidamente», apunta.

Es por ello que los investigadores analizaron la longitud de los telómeros de 175 participantes en la investigación, utilizando datos del inicio del estudio CALERIE, un año después del inicio del estudio y el final del estudio tras 24 meses de restricción calórica. Aproximadamente dos tercios de los participantes en el estudio participaron en la restricción calórica, mientras que un tercio sirvió como grupo de control.

El equipo publicó sus resultados en Aging Cell. Lo que hicieron fue analizar los datos de un estudio de dos años de restricción calórica en humanos, los investigadores descubrieron que las personas que restringían sus calorías perdían telómeros a ritmos diferentes que el grupo de control, aunque ambos grupos terminaron el estudio con telómeros de aproximadamente la misma longitud. ¿Por qué?

Durante el estudio, los resultados mostraron que la pérdida de telómeros cambió de trayectoria. Durante el primer año, los participantes que restringían la ingesta calórica perdieron peso, y perdieron telómeros más rápidamente que el grupo de control. Al cabo de un año, el peso de los participantes con restricción calórica se estabilizó, y la restricción calórica continuó durante otro año.

Durante el segundo año del estudio, los participantes con restricción calórica perdieron telómeros más lentamente que el grupo de control. Al cabo de dos años, los dos grupos habían convergido, y la longitud de los telómeros de los dos grupos no era estadísticamente diferente.

Los beneficios potenciales de comer menos para detener el envejecimiento son prometedores

«Esta investigación muestra la complejidad de cómo la restricción calórica afecta a la pérdida de telómeros», dice Shalev. «Nuestra hipótesis era que la pérdida de telómeros sería más lenta entre las personas con restricción calórica. En cambio, encontramos que las personas con restricción calórica perdieron telómeros más rápidamente al principio y luego más lentamente después de que su peso se estabilizó».

Según Shalev, los resultados plantean muchas preguntas importantes. Por ejemplo, ¿qué habría ocurrido con la longitud de los telómeros si se hubieran recogido datos durante un año más? Los participantes en el estudio tienen programada una recogida de datos para un seguimiento de 10 años, y Shalev se muestra impaciente por analizar esos datos cuando estén disponibles.

A pesar de la ambigüedad de los resultados, Shalev afirma que los beneficios potenciales para la salud de la restricción calórica en humanos son prometedores. Investigaciones anteriores sobre los datos de CALERIE han demostrado que la restricción calórica puede ayudar a reducir el colesterol perjudicial y disminuir la presión arterial.

En cuanto a los telómeros, el plazo de dos años no fue suficiente para demostrar beneficios, pero éstos aún pueden revelarse en los próximos estudios que publiquen Shalev y Hastings. Tres de los aprendices de Shalev, Hastings, el actual estudiante de posgrado Qiaofeng Ye y la antigua becaria posdoctoral Sarah Wolf, dirigieron la investigación bajo la dirección de éste.

Hastings afirmó que la oportunidad de dirigir este estudio fue decisiva para su carrera. «Hace poco me contrataron como profesora adjunta en el Departamento de Nutrición de la Universidad A&M de Texas, y empezaré a trabajar en él en el semestre de otoño. Antes de este proyecto, tenía una experiencia limitada en nutrición. Este proyecto marcó literalmente el rumbo de mi carrera, y agradezco al Dr. Shalev que me confiara esa responsabilidad».

El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos financió esta investigación.