Necrológica

Muere Montse Serrano, la gran librera de Barcelona

Convirtió +Bernat, en la calle Buenos Aires, en punto de encuentro de autores y escritores

Una imagen de Montse Serrano en la librería +Bernat
Una imagen de Montse Serrano en la librería +BernatLa Razón

Hay personas que son mucho más que su oficio, que tienen una trascendencia que escapa de las cuatro paredes del lugar en el que trabajan. Eso es lo que pasaba con Montse Serrano, la librera de +Bernat, el mítico establecimiento de la calle Buenos Aires y que falleció el pasado sábado. Serrano convirtió su librería en un punto de encuentro de lectores y autores, gracias a las numerosas actividades que organizaba, desde presentaciones de libros a talleres e incluso cenas en las que los amantes de la lectura podían estar cerca de los responsables de la letra impresa.

Nacida en Barcelona en 1955, puso en marcha su librería el 1 de septiembre de 1978, una historia que explicó en un libro de memorias titulado “Todo pasa en la calle Buenos Aires”, publicado en 2019. Serrano se quedó con la librería que había justo delante de su casa. Un día entré y me dijo que el dueño que la traspasaba. Ahí nació ese impulso. Pensé: «Me la quedo». Lo único que sabía de ese mundo era leer. Fue gracias a mi padre porque sin él no la habría conseguido. Mi padre se quedó un poco parado cuando le hablé de que quería la librería, pero sabía que sería un sí”, explicó a este diario con motivo de la aparición de su autobiografía.

En esa misma conversación reivindicaba el oficio de librero apuntando que “mientras exista el libro existirá el librero porque somos el final de la cadena, la parte más importante. Un editor sin un librero poco puede hacer porque somos prescriptores. Un lector depende mucho de lo que le aconsejamos, aunque también hay lectores que saben perfectamente lo que quieren desde el principio y no nos necesitan. Los consejos que nosotros le damos no los puede dar Amazon. El «feed-back» que tienes con un cliente no lo consigue Amazon”.

El impulso definitivo para +Bernat llegó en 2007 cuando su vecino de local, un sex-shop, le anunció que se marchaba y cerraba. Montse Serrano decidió, con la ayuda de varios socios, quedarse ese local para poder ampliar su librería. A partir de ahí comenzó la nueva vida de una librería que ha estado muy ligada, por ejemplo, al escritor Enrique Vila-Matas, vecino de +Bernat y quien ha convertido la calle Buenos Aires en parte de su universo literario. Vila-Matas, en declaraciones a este diario, definió a Serrano como “persona clave en nuestra vida cotidiana y en la vida entera. Carácter muy fuerte. Se negó a aceptar su destino desgraciado, se enfrentó a él y luchó por ser feliz. Un ejemplo admirable de dignidad ante la insistencia de los contratiempos”.

Además de sus memorias, Serrano quien desde joven estuvo condenada a ir en silla de ruedas, también fue autora de una guía titulada precisamente “Barcelona en silla de ruedas”. Logró con su inolvidable simpatía atraer a veteranos y a nuevos lectores, construyendo numerosos puentes que se deben mantener. Uno de los habituales de +Bernat ha sido también el joven profesor Gabriel Lara quien dijo a este diario que Serrano “era mi librera. Y sonará redundante porque era, sobre todo, acogedora. Los libros, claro está, te acogen. Cómo me acogió ella cuando yo más cobijo necesitaba. Empezaba un curso nuevo en la enseñanza pública y, por aquel entonces, no sabía que la librería +Bernat, con Montse a la cabeza, se convertiría en mi acogedora segunda familia. Allí como hace ya más de cuatro años. Allí compro todos mis libros y allí si clase gracias a la genial idea de una libreta única: Montse, cuando supo que daba clase de literatura en un instituto vecino de la librería, me invitó, mejor dicho, invitó a mis alumnos a su casa. La librería se convirtió en mi aula los lunes durante dos años. Así era ella: su casa era la casa de todos. Lo último que se le ocurrió fue que diera una charla sobre Lorca porque en el Teatro Akadèmia, cerquita de la librería, se interpretaba Bodas de Sangre. Quién se apuntara a esa conversación, tenía entradas para la obra. Y así nos involucraba a todos los que la queríamos. Gracias, Montse. De todo corazón”.