Tom Hanks, nuestro inolvidable Forrest Gump y su mítica verdad: «la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar», sigue sorprendiéndonos.

En Netflix podemos ver varias de sus joyas y una filosofía de vida que puede resumirse así: la vida siempre te invita a cooperar incondicionalmente con lo inevitable. Llenemos esos momentos de asueto y desconexión de una vida hiperconectada y a veces demasiado vertiginosa (y como consecuencia sin poso ni tiempo para digerir lo que pasa), de amigos, ejercicio, libros y buen cine.

Una de estas películas que está arrasando en audiencia es «A man called Otto», traducida, no sabemos por qué, como «El peor vecino del mundo». Y es que en su llamativa transformación, Tom Hanks resulta ser tan útil, que sus iniciales ideas de suicidio, como las de cualquier ser humano, se ponen en evidencia por erróneas e improcedentes. Otra mítica verdad: «mientras hay vida, hay esperanza», previa visita al especialista y con el tratamiento correspondiente, dicho sea de paso.

Una película llena de ternura donde las vidas cotidianas constituyen el sostén del peculiar vecindario del protagonista.

Y es que la sociabilidad: una red social, ¡pero de carne y hueso! es verdaderamente prioritaria.

También es vital cuidarse: el ejercicio físico ayuda a mantener un cerebro activo que además previene el envejecimiento cerebral.

La buena noticia es que el cariño y las atenciones crean nuevas neuronas en el cerebro adulto, esencial para evitar que se atrofie. Algo que sin duda nuestro protagonista experimenta durante la película para poder salir de su depresión. No se ve pero se siente.

Y como el movimiento se demuestra andando, en Londres, Australia y Estados Unidos, ya hay gimnasios en los centros de salud mental, una tendencia que demuestra que el cuerpo es el mejor aliado para la salud mental.

Cualquier película que favorezca la salud mental y/o nos anime a cuidar de ella, es de visionado obligado.