Tribuna
¿Sobrerrepresentación nacionalista en el Congreso?
Tamames era un economista de prestigio. Pero como todo sabio tiene sus lagunas. En su caso, parece aritméticas. E igual el sentido común
Lo dijo Ramón Tamames haciéndose eco de una habladuría habitual según la cuál la ley electoral que rige en España favorece a los partidos nacionalistas (periféricos) o a los territorios en los que se presentan.
Apuntemos una premisa. Trump, como Bush hijo, fueron elegidos presidentes pese a perder en voto popular. No fueron los más votados. Les superaron Hillary Clinton y Al Gore. Clinton le sacó casi tres millones de votos de diferencia a Trump. Y Al Gore cerca de medio millón a Bush. Diferencia que en buena medida compensaron gracias a sus victorias en los estados menos poblados. No es exactamente que la ley electoral americana beneficie a los Republicanos. A quienes beneficia es a los estados rurales. Donde obtener un escaño sale más barato.
Eso también ocurrió en 1986 en Euskadi. El PNV ganó con claridad en número de votos, pero el PSE le superó por dos diputados. O en Catalunya en 1999 y 2003. Maragall ganó en voto popular. Perdió en escaños.
El excomunista Tamames hizo de la sobrerrepresentación uno de los ejes de su intervención para justificar la moción de censura. Igual olvida que con menos de 5.000 votos, VOX tiene un diputado por Álava en el Parlamento Vasco. El caso vasco es tal vez el más extremo. Su ley electoral adjudica los mismos diputados a Vizcaya que a Álava. Y el gran beneficiado no es otro que VOX como antaño Unidad Alavesa y UPyD. A Ciudadanos ni por esas. Más sangrante fue para Ezker Batua que obtuvo más de 20.000 votos en Vizcaya (2009) y no le dieron para un triste diputado en el mismo Parlamento. La vida es dura.
La demarcación electoral en España es la provincia. Todas eligen diputados y senadores. Los mismos senadores eligen en Soria, en Madrid o en Lleida. Y por lo que respecta a diputados va acorde con la población. Pero sin ser proporcional. Volvamos a Soria. Le corresponden dos diputados, tres con anterioridad. Cuenta con 88.000 habitantes. Lo que da a un escaño por cada 44.000 habitantes. Pues bien, Lleida elige 4. Cuenta con 440.000 habitantes. O sea, un escaño por cada 110.000 habitantes. Vayamos a Madrid que elige 37 diputados y cuenta con 6,7 millones. Un escaño por cada 180.000 habitantes. La diferencia más notable de sobrerrepresentación no es entre Lleida y Madrid. Es entre Soria y Lleida.
Tal vez tenía Tamames a Teruel Existe en la sesera. Porque si un diputado sale a cuenta es el representante de la formación turolense. 133.000 habitantes para escoger a tres diputados. A Teruel Existe le salió el diputado por algo menos de 20.000 votos. El del PP, que se llevó el tercero de la provincia, fue a precio de saldo. 17.000 votos. Aunque esas papeletas doblan las necesarias en Melilla. Con 9.000 votos tuvo el PP su diputado. Y el de Ceuta se fue a VOX gracias a 11.000 votos. En fin, no hay más preguntas señoría.
Si vamos a las macrocifras de los partidos. Lo de la sobrerrepresentación nacionalista también zozobra. Al PP, 5 millones de votos le dieron para 89 diputados en el Congreso. Esto es, cada diputado le salió por 56.000 votos. Al PSOE, 6,8 millones le reportaron 120. También, casualidad, a 56.000 votos el diputado. Más caro le salió a VOX, cierto. 70.300 cada uno de sus 52 diputados. Pero peor parado salió Unidas Podemos, 89.000 votos por cada uno de sus 32 diputados. Por no mentar a la CUP. Cada uno de sus dos diputados le representó 123.000 votos. Más gravoso le fue a Ciudadanos, más de 150.000 votos por escaño. CUP y C’s penalizaron fuerte porque pincharon en la mayoría de provincias en las que concurrieron donde no lograron el mínimo exigido para entrar en el reparto.
Por lo que respecta a los de Rufián, 67.000 votos por cada uno de sus 13 diputados. A 63.000 salió el escaño a los de Urkullu. A 120.000 el escaño del BNG. Peor los animalistas del Pacma que casan poco con VOX. Ni un sólo diputado pese a cosechar casi 230.000 votos. ¿Es injusto que haya formaciones con representación en el Congreso con menos de 20.000 votos mientras el Pacma con centenares de miles se queda fuera? Pues tal vez sí. Porque la ley electoral prima las provincias menos pobladas. Y penaliza, entre otras, a Madrid y Barcelona.
Tamames era un economista de prestigio. Pero como todo sabio tiene sus lagunas. En su caso, parece aritméticas. E igual el sentido común.
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