
Sin Perdón
Unos quieren gobernar y los otros heredar
«Génova sufre un maleficio que conduce a la autocomplacencia y al sorayismo»
Es cierto que el futuro de la legislatura es incierto, aunque todo indica que no habrá adelanto electoral. Sánchez no tiene ningún incentivo. A pesar de la complejidad de los frentes judiciales que afectan tanto a su familia como a actuales y antiguos colaboradores, está haciendo gala de una notable capacidad de resistencia. Nada le afecta y ha puesto en marcha, con acierto, una estrategia de radicalización y frentismo para presentarse como una víctima. Los portavoces sanchistas actúan como una orquesta bien afinada. No hay que minusvalorar su eficacia, porque son muchas voces lanzando la propaganda con una perfecta coordinación para que sea propagada por RTVE y los medios de comunicación afines. No se trata de convencer a la opinión pública, sino de movilizar a la izquierda ante los ataques a personas inocentes, como dicen sin ningún rubor, porque la fachosfera y los jueces no aceptan que gobierne Sánchez. No recuerdo un caso tan descarado de apropiación de las instituciones con fines personales y partidistas. Por tanto, hay que reconocer que Sánchez ha movilizado con eficacia sus huestes como hacían los emperadores bizantinos para defender Constantinopla de los ataques de los turcos. Es cierto que al final cayó, pero aguantó mucho tiempo.
Es bueno que Feijóo y la dirección del PP tomen buena nota de la estrategia de defensa numantina que ha emprendido, porque nada le hará desistir de su firme voluntad de convocar las elecciones para 2027 salvo que se produjera un vuelco en las encuestas. Esto no parece probable, pero la política en estos tiempos es muy volátil. Por supuesto, nadie tiene asegurada su continuidad y dejará caer a cualquiera que le convenga. Todo el mundo es prescindible, aunque muchos intenten hacer méritos sobreactuando en su férrea defensa de la familia presidencial. Me temo que Sánchez sabe perfectamente lo que algunos dicen en privado. No es, precisamente, un político inexperto e ingenuo. No hace tanto tiempo que lo ponían a parir por su trayectoria profesional y académica. Y lo mejor es que no era en privado, sino en público como Patxi López. Me cuesta entender que entonces lo consideraran un ignorante y ahora lo glorifiquen como un gran estadista. Es cierto que mi condición de católico me hace creer en los milagros.
Por tanto, Sánchez defiende una posición que está bien pertrechada, ya que cuenta con todo el aparato político y mediático del Estado a su servicio. Sus huestes están muy bien motivadas por el deseo de supervivencia. Unas elecciones anticipadas les conducirían al paro. No hay pegamento más fuerte que el interés. La caída del presidente del Gobierno comportaría un efecto dominó que pondría punto final a sus carreras políticas. Hay varios centenares de altos cargos y asesores que están dispuestos a cualquier cosa con tal de sobrevivir. Sánchez está moviendo las piezas, tomando el control de empresas públicas, organismos e instituciones para que estén al servicio de su estrategia y sus intereses partidistas. El Poder Legislativo es un apéndice de La Moncloa gracias a la sumisión de «cariño» Armengol y el PSOE está totalmente a su servicio. ¿Tienen otra opción? La realidad es que no. El frente de los aliados está razonablemente bien. El PNV y ERC están entregados, porque no quieren que gobierne el PP. En el caso del nuevo líder vasco, Aitor Esteban, es un auténtico fiel que ejecutó, feliz y gozoso, a Rajoy. No se van a jugar el gobierno vasco con un Bildu en ascenso para ser coherentes ideológicamente. Los dirigentes del PNV apoyarían a cualquier partido, aunque fuera de extrema izquierda o derecha, con tal de seguir en el poder.
El tema de Junts es más complejo, pero el Gobierno les ha asegurado que Conde-Pumpido resolverá cualquier problema y que la sentencia de la amnistía establecerá su constitucionalidad. El presidente del TC ha adoptado una deriva tan disparatada que lo único que le importa es complacer los deseos de Sánchez. Es lamentable que hayan asegurado que la amnistía es constitucional. Por supuesto, Balaguer, Segoviano, Montalbán, Díez y Sáez Valcárcel son meros robots que hacen lo que quiere Conde-Pumpido. Se han cargado la justicia constitucional y han consagrado la idea de que no es un tribunal, sino un órgano político. A Puigdemont le conviene alargar esta situación y desgastar al Gobierno socialista comunista. Lo más cómodo es no apoyar los presupuestos y dejar que Sánchez sume derrota tras derrota, aunque le puede sacar por el camino la inmigración y otras competencias. La realidad es que se visualiza que uno manda y el otro obedece.
El PP ofrece la imagen de que está a la espera de heredar, que es lo mismo que sucede con Vox, aunque en este caso de los populares. En la oposición todos quieren heredar y parece que no tengan prisa. Frente a la firme determinación del inquilino de la Moncloa de ser el presidente más longevo de nuestra historia tenemos a sus rivales ofreciendo una imagen de lo más tranquila. A veces creo que ha regresado Soraya para imponer un giro socialdemócrata y erigirse en el ministerio de la Oposición. Un cierto espíritu tecnocrático, propio de los altos funcionarios del Estado, que consideran que su papel es gobernar y no perder el tiempo en la oposición. A estas alturas la sinfonía bien orquestada debería estar en el lado del PP, pero Génova sufre un maleficio que conduce a la autocomplacencia y al sorayismo. Hay que ir con cuidado no sea que les tilden de ultraderechistas, fachas o franquistas. ¿Dónde están los portavoces dispuestos a arremeter permanentemente contra Sánchez y sus adláteres que se pasan el día insultando y descalificando? ¿Dónde está el cuerpo ideológico del PP? ¿Alguien se cree que con propuestas happy flower conseguirán el poder? Estoy seguro de que el PP acabará por heredar, pero a este paso puede ser en la próxima década.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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