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Sánchez y la verdad defendida por mentiras
«El presidente culpa a la derecha del déficit europeo mientras intenta contentar a sus socios paleosoviéticos»
Winston Churchill (1874-1965), es inevitable citarlo, que sí sabía de guerras, defendía que «en tiempos de guerra la verdad es un bien tan precioso que tiene que ser defendida por una escolta de mentiras». Lo menciona Andrew Roberts en su minuciosa, deslumbrante y definitiva biografía de Napoleón (1769-1821), reeditada hace poco en España. Diego Rubio, jefe de gabinete de Pedro Sánchez, cuya mano se ve tras el discurso del presidente ayer en el Congreso, sostiene en su tesis doctoral que «el engaño hace posible la acción política y el arte de gobernar». También es partidario de algo tan estrafalario, por imposible, como «consensuar la verdad». El inquilino de la Moncloa, atrapado entre la obligación –ante la Unión Europea de la que necesita mas fondos– de aumentar el gasto en defensa –rearme sin eufemismos– y la necesidad de contentar a sus socios parlamentarios paleosoviéticos, contrarios a casi todo lo occidental, baila en la cuerda floja y se refugia en una confusa mezcolanza de mentiras y verdades para ocultar cómo va a afrontar el problema.
Sánchez, inspirado por Rubio, desempolvó el comodín de la derecha. Acusó a la francesa de mediados del siglo XX del déficit de defensa europeo y a Rajoy de pactar un gasto –pendiente– del 2% del PIB. Todo mientras presumía, gracias a los datos de ayer del INE, de que en 2024 España, con un 3,2% de aumento del PIB, generó la mitad de crecimiento económico de la zona euro. La Comisión Europea tomará nota y también otros países y le esgrimirán los números si el presidente español es reticente a subir el dinero destinado a defensa. Sánchez, claro, tiene sus planes, que se llaman un programa de desarrollo e impulso de tecnología y la industria de seguridad y defensa españolas. Todo, por supuesto, «sin tocar un céntimo del gasto social», y el mismo día que la canciller laborista británica del Exchequer (ministra de Hacienda), Rachel Reeves anunciaba 2.000 millones de libras más para defensa, que supondrá un recorte neto en la asistencia social. Algo no cuadra en los planes –no detallados– del presidente español, quizá porque tiene pendiente pactar la verdad –gastar más en defensa– con sus socios para que las mentiras defiendan la verdad, como sugería Churchill.
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