Tomás Gómez
¿Por qué no te vas?
Se ha cumplido un año desde las legislativas en las que Sánchez consiguió reeditar el apoyo de una amalgama de partidos de izquierda, regionalistas, nacionalistas e independentistas
Se ha cumplido un año desde las últimas elecciones legislativas. Sánchez consiguió reeditar el apoyo de una amalgama de partidos de izquierda, regionalistas, nacionalistas e independentistas.
De esta manera, aun perdiendo las elecciones ganó la investidura. Pero el balance de este primer año de legislatura no podía ser peor, incapaz de aprobar los presupuestos, Sumar deshaciéndose en una guerra interna y los independentistas saqueando al Estado después de doblegarlo con la ley de amnistía.
En lo electoral, Sánchez se ha derrumbado en Galicia, sigue siendo minoritario en Euskadi, perdió con claridad en las europeas y en la gran apuesta, Cataluña, aún está por verse que Illa logre la presidencia de la Generalitat.
Las perspectivas para el próximo año no son mejores. El Gobierno ha declarado la guerra a los jueces, de consecuencias impredecibles, y ha iniciado otra con los medios de comunicación que no siguen el argumentario de Moncloa.
El control de las instituciones se ha acentuado, el cisma en RTVE por la contratación de David Broncano o la burda manipulación del CIS desde la llegada de Tezanos, son dos ejemplos palmarios.
Todos estos hechos juntos han hecho saltar las alarmas, porque, de facto, es un nuevo proceso constituyente realizado desde la puerta de atrás.
Sánchez llegó a la Moncloa con 85 diputados, el peor resultado que haya obtenido el PSOE en democracia, a lomos de la bandera de la limpieza y la transparencia, convirtiendo los casos Gürtel y Bárcenas en el combustible que debía incendiar la política y practicar la moción de censura.
Sin embargo, el que debería dar alguna explicación en este momento es el propio Sánchez. El "caso Koldo" podría afectar a varios ministerios, de momento, se ha llevado a Ábalos por delante, al borde de la imputación en el juzgado y en grupo mixto en el Congreso.
Pero hay dos asuntos que afectan directa y personalmente al líder socialista: El primero, la contratación de su hermano por la diputación de Badajoz, la elusión fiscal que ha particulado estableciendo su domicilio en Portugal y el enriquecimiento que ha experimentado.
El segundo de ellos, la imputación de Begoña Gómez por el juez Peinado. El asunto ha tenido bastante repercusión en la prensa internacional, a donde no llegan las intoxicaciones de Ferraz que todo lo resumen a una cacería de la extrema derecha sobre Sánchez.
Después de este balance y con pocas expectativas de futuro, ¿Por qué nadie le aconseja irse?
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