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«De Bellum luce»
Políticos en descomposición
Yolanda Díaz dice que no sabía, pero lo que no cuenta con claridad es lo que no sabía
Cada vez me creo menos las encuestas, y no solo las que afectan a Tezanos. Eso de que nos preocupan más los inmigrantes que los políticos no me lo creo. La percepción de que nos toman por idiotas, como seres a los que se puede manipular y conducir a lo que decide el argumentario del último que ha entrado en el comité de propaganda del líder, les coloca en su justo sitio de nuestras prioridades problemáticas. Basta con pensar en cómo nos han explicado desde la parte de Sumar el estrambótico episodio de la chusca pelea entre la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con el ala socialista del Gobierno a cuenta de la subida del SMI y su no exención del IRPF. En fuentes de su entorno, como eufemísticamente llamamos a aquello que sale por boca del protagonista de la historia aunque haya intermediarios en el envío del mensaje, se nos ha dicho que cuando la vicepresidenta y la portavoz, Pilar Alegría, se sentaron esta semana a divulgar los acuerdos del Consejo de Ministros, por debajo había un supuesto pacto, aceptado también por Díaz, para no contarle a los medios, y en sí a los ciudadanos, que la subida del SMI llevaba implícita su no exención del IRPF. Aún se me escapa de qué manera pensaron, al fraguar ese supuesto acuerdo, que podrían ocultarlo, pero en eso consistió el agravio que la vicepresidenta denunció. Pongamos que en lo que quedaron fue en algo parecido a esto: «Como otra vez no nos entendemos, salgamos y hagamos como que aquí no pasa nada, no contamos que la subida lleva implícita la exigencia de que entren en el IRPF, y más adelante ya veremos». Yolanda Díaz dice que no sabía, pero lo que no cuenta con claridad es lo que no sabía, y que no es otra cosa que Hacienda iba a traicionar ese pacto oculto firmado por detrás para intentar engañar a la opinión pública.
Con este ejemplo como prueba de cargo, ¿cómo nos vamos a creer que realmente la política y unos políticos con claros síntomas de descomposición no son el principal problema para los españoles? Es verdad que se me puede acusar de meter a todos en un mismo saco, y que aquí a cada perro su collar, pero en el balance global del estado de salud de nuestra democracia, si medimos hasta dónde llega la práctica de una política tóxica y miserable en sus formas y en su contenido, a ver quién es el guapo que se atreve a lanzar la última piedra.
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