Canela fina

La oposición a Franco

«El PSOE no se distinguió en la oposición a Franco, que protagonizaron los comunistas de Comisiones Obreras y los monárquicos de Don Juan»

Ni el PSOE de Llopis ni tampoco el de González significaron una oposición relevante en vida de Franco. Tampoco los distintos grupos de democracia cristiana. El dictador sólo se sentía acosado, y relativamente, por los monárquicos de Don Juan y por los comunistas de la clandestina Comisiones Obreras que tenía al frente a un hombre excepcional, Marcelino Camacho.

El socialismo sanchista, aprovechando los 50 años de la muerte de Franco, pretende alzarse con la oposición a la dictadura. Pero no es verdad. A los comunistas de Comisiones Obreras, el dictador los persiguió con saña. Introducidos y enmascarados en el sindicato vertical, los comunistas terminaron por controlar los movimientos huelguistas y parte de las elecciones internas. «Hemos ganado el equipo colorado», tituló una revista con riesgo de clandestinidad. Y a Camacho, hombre inteligente, honrado a carta cabal, buena persona, Franco lo encarceló y lo mantuvo largos periodos en Carabanchel.

Durante algún tiempo, los monárquicos de Don Juan fueron la pesadilla del dictador. Habían participado a su lado durante la guerra incivil y sus nombres tenían relieve nacional. Para mayor inri, los aliados decidieron tras la conferencia de Yalta, restaurar la Monarquía en Don Juan, con la condición de que el Rey de derecho publicara un manifiesto condenando «el régimen totalitario de Franco», cosa que hizo el 14 de marzo de 1945. La muerte de Roosevelt, el 12 de abril de aquel año dejó a Don Juan colgado de la brocha porque se impuso el criterio de Churchill: «Es preferible una España franquista al riesgo de una España estalinista». Consolidado el dictador, continuó deportando o encarcelando a los monárquicos de Don Juan. Y se convirtió en un elemento de relieve en la «guerra fría». Recibió además la visita del presidente Eisenhower y se plegó al deseo del Pentágono de construir bases militares en España.

Franco encarnó una dictadura atroz. No fue neutral en la Guerra Mundial. Envió una división en favor de los nazis, pero no murió como Hitler suicidándose sobre una Alemania devastada. Ni como Mussolini, fusilado por los partisanos y colgado por los pies en una plaza de Milán. Gobernó a placer durante cerca de 40 años y falleció de muerte natural, enterrado con los máximos honores de Estado.

Y no. No es verdad. El PSOE no se distinguió en la oposición a Franco, que protagonizaron los comunistas de Comisiones Obreras y los monárquicos de Don Juan.

Luis María Anson,de la Real Academia Española