La situación
Moderando debates
«Son los candidatos quienes se verifican mutuamente, salvo que se pida un debate entre candidatos y moderadores»
El debate de Atresmedia provocó desasosiego en miles de catedráticos de Periodismo (florecieron por doquier en la campaña electoral, incluso sin haber escrito una línea, salvo en Twitter y con dificultad). Cierta derecha acusó a sus moderadores de dejar que Pedro Sánchez mintiera sin freno, y cierta izquierda criticó que se consintiera la sarta de mentiras de Feijóo. Unos y otros consideraban incomprensible que no se interrumpiera al candidato rival las decenas de veces que, según el criterio de cada cual, había faltado a la verdad impúdicamente.
Según la izquierda, el reventador del debate fue Feijóo y, según la derecha, Sánchez. He ahí otra muestra de la imparcialidad que adorna a quienes observaron la lidia desde la barrera, sin amenazantes astas de toro en las cercanías, y se quejan de que los moderadores no se arrimaran lo suficiente para ser corneados.
Quienes no realizamos una verificación inmediata de las mentiras, estuvimos expectantes ante el televisor la noche del debate a tres, para aprender cómo el moderador realizaba un fact cheking en vivo; y para comprobar cómo se hace callar a un candidato que miente. Pero, sorprendentemente, no ocurrió tal cosa, porque el moderador, lejos de dejarse embaucar por sus interesados fans de última hora (aquellos que le aplaudían como fórmula indirecta de censurar a otros), hizo su trabajo con su destreza habitual: él también sabe lo que es factible y lo que no.
El plan de estudios de nuestra facultad solía incluir una asignatura llamada «Géneros periodísticos». En ella se establecía la diferencia entre noticia, crónica, artículo, reportaje o entrevista. Cualquiera que haya hecho entrevistas intenta controlar sobre la marcha la veracidad de aquellas respuestas que se pueden controlar, que nunca son todas. Un debate, lamento comunicarlo, no es una entrevista. Son los candidatos quienes se verifican mutuamente, salvo que se pida un debate entre candidatos y moderadores.
Aun así, uno nunca deja de aprender de aquellos compañeros de profesión que no solo saben hacer su trabajo, sino que también saben cómo han de hacerlo los demás, y nos lo explican con la superioridad de quien se considera cualificado para hacerlo. Es un privilegio contar con su ayuda.
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