Cástor Díaz Barrado
Algo pasa
El resultado de las elecciones en el Reino Unido se viene a sumar al triunfo que tuvo Emmanuel Macron en Francia. Cabría pensar que no hay relación entre los dos hechos y que se trata de situaciones distintas y dispares. Pero el nacionalismo pierde. En España también se apunta un desgaste de los nacionalistas catalanes y de quienes apuestan por la patria antes que por Europa. Algo está pasando y, de ser así, los cambios se suceden de una manera vertiginosa en las relaciones internacionales. La política exterior de Gran Bretaña ya no tiene arreglo. Los británicos forman parte de un estado fallido en los aspectos de sus relaciones internacionales e, infortunadamente, sólo el tiempo hará que se precipite hacia la irrelevancia. Francia, sin embargo, comienza a levantar el vuelo y todos los integracionistas esperamos que no sea solo un espejismo. También, España empieza a recuperar el pulso en favor de Europa y se debilitan quienes quieren volver a la fragmentación. Ahora es un momento muy delicado y se debe estar muy atento. Las negociaciones del Brexit deben ser rigurosas y racionales y solo hay un camino posible: el fortalecimiento de la Unión Europea. Los profundos problemas internos del Reino Unido y su disparatada política exterior no deben condicionar el devenir de la Unión Europea. Debemos negociar pensando en Europa y en sus intereses y, en poco tiempo, el Reino Unido será un tercer estado con el que debemos mantener excelentes relaciones. Pero Francia debe ir más allá de los gestos y expresar, con nitidez, su compromiso con la idea de Europa. La alianza París–Berlín debe hacerse todavía más explícita y proponer los cambios en la Europa unida que nos conduzcan a estados de más bienestar. Los nacionalistas y populistas tendrán difícil la defensa de la patria. Los estados deben desaparecer y tenemos que sentar las bases para ello. Al final debe quedar Europa y la unión. Los estados son la fragmentación.
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