Política
Lo peor del nacionalismo
Sin el socialismo, en suma, el nacionalismo no sería tan letal
Lo peor del nacionalismo es el socialismo. Es decir, lo peor no es la reivindicación de los derechos reales o ficticios de los habitantes de un determinado territorio, sino la propensión a promoverlos mediante la violación de los derechos individuales en ese mismo territorio o en otros, que eso y no otra cosa es el socialismo.
Esto vale para todas las variantes del nacionalismo y el socialismo, desde las más cariñosas hasta las más brutales. Por poner los ejemplos más salvajes, lo malo del nacionalismo alemán no es la defensa de Alemania, sino la creencia y la defensa práctica de la idea de que para defender Alemania había que invadir Polonia y otros países, y dedicarse a asesinar a millones de judíos. Lo malo de los nacionalistas rusos no es que amen a Rusia, sino que invadan Ucrania y estén ahora mismo matando a ucranianos.
Lo interesante del caso es que la lógica de esos comportamientos imperialistas y genocidas es una lógica socialista, es decir, apelan al principio igualador y defensivo del socialismo, que justifica la violencia hipertrofiando el derecho fundamental a la legítima defensa. Basta echar un vistazo a «Mi lucha» para comprender que los nazis pretendían hacer lo que hacían no para atacar a los judíos sino para defenderse de ellos, que representaban, afirmaba Hitler, una amenaza para el pueblo alemán. Lo mismo han hecho siempre los comunistas: liquidar a millones de trabajadores alegando que la lucha de clases colocaba a los benévolos socialistas en una situación de inferioridad ante la hostilidad del capital.
Eso hacen los socialistas de todos los partidos, es decir, violan los derechos de la gente aduciendo que unos grupos están indefensos ante otros, como, típicamente, los proletarios ante los burgueses, o los inquilinos ante los propietarios; en tiempos recientes, como es evidente, sostienen que las mujeres están oprimidas por los hombres, o el medio ambiente por todo el mundo, lo que requiere la acción política para reparar esa desigualdad.
Idéntica es la lógica nacionalista siempre, con o sin democracia. Ante la posibilidad de que los niños catalanes puedan estudiar en español un 25 % del tiempo, replican que eso no puede ser, porque el idioma catalán es la parte débil, dada la desigual opresión del idioma castellano.
Sin el socialismo, en suma, el nacionalismo no sería tan letal.