Museos
La chorrada del federalismo cultural
Se lanza un mensaje inquietante, porque legitima el egoísmo como forma de ejercer la política
No hay nada peor que los políticos convertidos en aprendices de brujo. Y si a esto le añadimos el populismo de izquierdas, el resultado puede ser demoledor. Es lo que sucede con la pintoresca chorrada del federalismo cultural que se reduce a la idea de perjudicar a Madrid en beneficio del resto de comunidades. En mi caso, soy catalán y quiero mucho a mi tierra, pero no comparto el proyecto de repartir obras de arte para conseguir votos y comprar voluntades. El PSOE ha abrazado con tanto fervor como ignorancia el federalismo como si fuera la piedra filosofal que resolverá unos problemas territoriales que son, realmente, una consecuencia de los intereses de las formaciones nacionalistas. El Estado de la Autonomías fue una buena solución, pero ha sufrido desde su origen el germen de la discordia gracias a la existencia de unos partidos cuyo único propósito se circunscribe a defender los intereses de sus regiones sin importarles el bien común. Esto les ha permitido incrementar su peso y utilizar sus diputados en el Congreso para lograr ventajas sobre el resto de comunidades. Además, lanza un mensaje inquietante, porque legitima el egoísmo como forma de ejercer la política.
La envidia hacia Madrid como capital es algo muy antiguo y que encontramos en otros países. Es un tópico escuchar que la capitalidad otorga ventajas, pero también se puede aplicar el mismo criterio con respecto a lo que sucede en las propias comunidades. Las autonomías han servido, precisamente, para prestar un mayor interés en todas las materias y aplicar un esfuerzo inversor que ha dado buenos frutos. No se puede decir lo mismo del despilfarro partidistas y la excesiva burocracia, tanto administrativa como política. Cuentan con instituciones culturales de todo tipo y la solución no es vaciar, entre otros, los museos del Prado, Reina Sofía o Arqueológico. El «Guernica» tiene que seguir en Madrid y sería un despropósito que fuera al País Vasco, porque ni Picasso ni el gobierno de la República lo hubieran querido. Con respecto a la «Dama de Elche», tiene su adecuada ubicación en el museo Arqueológico Nacional y que fuera encontrada en esa localidad es algo anecdótico e irrelevante. Este ataque contra los museos nacionales es un grave error y el federalismo cultural un despropósito.
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