Manifestaciones violentas
Sometidos, empobrecidos y adoctrinados
Antifa es la constatación del fracaso del sistema educativo, en todo caso, de muchos padres como educadores
Antifa es la materialización de los jóvenes amaestrados que creen que están salvando a la sociedad del fascismo cuando en realidad luchan contra la derecha, que fue quien en su momento luchó contra el fascismo. Antifa es la constatación del fracaso del sistema educativo, en todo caso, de muchos padres como educadores.
La violencia Antifa ha sido una constante en la España en los últimos años y va en aumento porque estos jóvenes son conscientes de que pueden utilizar los mismos métodos que la kale borroka (yo me crié en el País Vasco de los ochenta y noventa) con total impunidad.
Una profesión de rabiosa (iracunda) actualidad e indiscutible futuro para millennials (y centennials) que no tengan claro el concepto de antifascismo, como tampoco el de fascismo, ni el de socialismo, ni el de comunismo o liberalismo… en todo el orbe, no sólo en España (tampoco creo que tengan muy claras nociones acerca de dónde se encuentra su nariz).
¿Saben que el 92% de los activistas de extrema izquierda viven con sus padres y un tercio son desempleados*? Jóvenes que nunca han padecido carencias materiales pero andan sobrados de frustración (la causa amerita otra columna) y tiempo libre para generar el caos y destrozarlo todo. Y de ahí a rodear el Congreso en Madrid, o a boicotear (agredir) la Presentación de Vox en Vallecas, por ejemplo, con el respaldo de organizaciones, medios de comunicación y algunas fuerzas políticas que los instrumentalizan. Porque hay una infantilización política de estos ciudadanos y colectivos es evidente para todos menos para ellos, al parecer. Como dijo Che Guevara: Pensar como individuo es criminal.
Cuando la ex secretaria de Biden, Tara Reade, sacó a relucir sus denuncias de acoso sexual, Kamala Harris apoyó públicamente esas declaraciones y se enfrentó a Biden; no solo eso, lo tildó de racista y segregacionista. Vean ahora. El movimiento metoo por su parte, respaldó las declaraciones de Reade pero su prioridad no era la mujer ultrajada, en absoluto, sino que no saliera Trump.
La mayoría de adultos jóvenes, en contra de la propiedad privada, se inclinan por el socialismo, seducidos, adoctrinados por un ideal pueril de justicia social, donde se pretende corregir la desigualdad por medio de la redistribución de la riqueza, en lugar de la creación de la misma. Solo se habla de derechos, y nunca de deberes. Lo cierto es que estos idiotas buscan el destrozo, el cambio radical. Hoy el vocablo “idiotas útiles” describe al zangolotino que es manejado por un movimiento político. Gentes que disfrutando de libertad y (una relativa) prosperidad, trabajan apasionadamente para destruir ambas desestabilizando la sociedad, y elevando la lucha de clases_ que desconocen_ a todos los planos: entre hombre y mujer, entre blanco, negro y mestizo, entre trans y cisgénero, y, no exagero, entre vegetariano y omnívoro.
El contenido da igual porque estos agresores pardillos no buscan la paz sino la contienda infinita. Lo que ignoran, entre otras muchas cosas, es que cuando gobiernan los regímenes que defienden, no existe la protesta social y la gente como ellos es encarcelada.
Desgraciadamente no tienen claro el concepto de antifascismo, pero eso es lo de menos; para ser un antifascista completo, profesional, con todos sus aditamentos y complementos (como las barbies y clics con las que jugábamos los chicos de la generación x) tenemos que tener un buen ejemplo de fascista y un fascismo confortable y mullidito en el que apoyarnos, con el que apuntalar nuestra identidad.
Para hablar del bien debemos definir antes el mal. Cada concepto posee un complemento del que depende para subsistir. Ya lo saben ustedes: no existe ni existirá noche sin día, ni tampoco el amanecer sin la oscuridad. Y mucho menos felicidad sin conocer el llanto, de donde deducimos que no se puede ser un buen antifascista (la profesión de moda en estos tiempos) un antifascista de pro, un antifascista guay, sin un fascista contra el que oponerse, nuestros nuevos Yin y yang de cabecera.
Y no lo digo yo, lo dice el taoísmo y Werner Heisenberg y hasta Einstein pero sobre todo la lógica. En muchas ocasiones lo existente solo existe como referencia de su contrario por la maravillosa presencia otorgada por la contraposición; con arreglo a esto y del mismo modo que en el siglo xx los fascistas generaron a los antifascistas, ¿podríamos hablar de la acción inversa en el siglo XXI? Es decir, ¿que un antifascista genere fascistas?.
El problema y el riesgo real reside en que lo único que puede parar el caos es el autoritarismo. Idiotas útiles, creen que luchan contra el mal y ¡trabajan para el autoritarismo sin sospecharlo!
* Números revelados por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania que fueron publicados por el diario alemán Bild y por el británico Daily Mail.
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