El trípode

PSOE : del «¡NO a la guerra!» al «¡SÍ a la guerra!»

Es un dato particularmente llamativo comprobar la evolución del PSOE, que ha pasado de aquel «¡No a la guerra!» que en las calles y el Congreso protagonizó la oposición a la guerra en Irak, –atribuyendo al gobierno de Aznar la responsabilidad de la misma–, al actual PSOE sanchista, que se sitúa en el extremo opuesto exigiendo de hecho que continúe la guerra en Ucrania.

Es un dato particularmente llamativo comprobar la evolución del PSOE, que ha pasado de aquel «¡No a la guerra!» que en las calles y el Congreso protagonizó la oposición a la guerra en Irak, –atribuyendo al gobierno de Aznar la responsabilidad de la misma–, al actual PSOE sanchista, que se sitúa en el extremo opuesto exigiendo de hecho que continúe la guerra en Ucrania. El argumento para querer justificarlo y rechazar el plan para una paz, es que lo promueve Trump y que sin Ucrania ni la UE presentes en ese proceso, la negociación «es inaceptable» por indigna y por darle la razón a Putin mediante la aplicación de la condición de «paz por territorios» para alcanzarla. En definitiva, seguir como cuando empezó la guerra con Biden al frente, hace ya tres años y como seguiría si Kamala Harris estuviera en La Casa Blanca. Matándose entre sí rusos y ucranianos con el «deep state» y sus colegas de «Bruselas» haciendo el gran negocio con la venta de armas a los contendientes. Algunas consideraciones históricas es necesario evocar a esos efectos, ya que afirman los sanchistas –y algunos de la oposición– que ese eventual acuerdo violaría el principio de la «integridad territorial de los Estados» que ampara el Derecho internacional. A ellos habría que recordarles que las fronteras geográficas y políticas vigentes en Europa, surgieron de las Conferencias de Yalta en febrero y marzo de 1945 y de Potsdam en julio y agosto de ese mismo año, es decir, justo inmediatamente antes y después, del fin de la II Guerra Mundial en Europa, el 8 de mayo de aquel año 1945. Y que quienes las establecieron fueron Roosevelt (sustituido por su vicepresidente Truman en Potsdam, al fallecer en abril), Churchill (también sustituido, por el laborista Attlee) y Stalin, no constando estuviera presente ningún otro dirigente europeo. Es decir, que lo decidieron los principales países del bando Aliado, por ser el victorioso en la guerra. Podrían citarse muchos más ejemplos similares en la Historia, pero estos ya resultan suficientes. En todo caso, en los tres años de este conflicto, la UE ha demostrado no tener ni capacidad ni voluntad política para conseguir siquiera un alto el fuego. Incluso tras haber sido alcanzado el «acuerdo de Minsk» con la mediación de Turquía, aceptado por ambas partes y que hubiera acabado con la guerra en 2022, poco después de haber comenzado. El eventual acuerdo entre EEUU y Rusia lo apoya públicamente también China, lo que es una confirmación más de iniciarse una nueva etapa de la Historia con un orden «tripolar». Mientras, el PSOE sanchista aboga por el «¡SÍ a la guerra!».