Estudios Clásicos

Una suscripción online para los amantes del mundo clásico y un «espacio de civilización» entre los papiros más antiguos de la capital

La Fundación Pastor de Estudios Clásicos acaba de terminar una obra tanto para mejorar su entorno como para adaptarse a los tiempos y atraer a un público más joven

Fundacion Pastor de Estudios Clasicos
Antonio Alvar Ezquerra, presidente de la Fundación Pastor de Estudios Clásicos, el pasado miércoles 23 de octubre en una de las salas renovadas del edificio en la calle Serrano, 107.David JarFotógrafos

La vegetación que rodea al edificio principal de la Fundación Pastor de Estudios Clásicos está cuidadosamente elegida: es un jardín que cuenta historias. Los olivos recuerdan a Atenea y el Ática, los acantos hablan de los capiteles del orden corintio y los papiros, el material de los recuerdos, revelan el propósito de la fundación: conservar la memoria del mundo clásico. Este patronato, creado en 1954 gracias al patrimonio de su fundador, Antonio Pastor de la Meden, ha renovado en el año de su septuagésimo aniversario sus instalaciones: a la sala de conferencias para 71 personas se añaden una para impartir cursos y otra para investigadores. Esta última además cuenta con «el sanctasanctórum de la fundación»: un lugar que almacena la «Papyri Matritenses» (Los papiros de Madrid), una colección de 348 papiros egipcios que se remontan al siglo II a.C., cuya obra de más valor se encuentra en la Biblioteca Nacional y a la que se le dedicará una exposición en abril de 2025. Antonio Alvar Ezquerra (Zaragoza, 1954), presidente de la Fundación desde enero y catedrático de Filología Latina, quiere que sea «un espacio de civilización», en el que pretende crear un club de lectura sobre el mundo clásico y continuar con su programa de charlas, conferencias y cinefórums. La renovación se suma al proyecto de digitalización, «Pastor Online»: una plataforma con una suscripción mensual que permite visualizar sesiones sobre historia, literatura, arqueología del mundo clásico.

El 13 de septiembre, las ideas de Alvar aún son un deseo. En la segunda planta, que llevaba mucho tiempo inutilizada y que ha sido objeto de la mayor transformación, suena música tradicional colombiana mientras los obreros se apresuran en acabar de acuchillar el suelo. Alvar quiere que la obra, que empezó en julio, termine para principios de octubre. E imagina: «Aquí va una mampara de cristal que separa este espacio, que es el sanctasanctórum de la Fundación, porque aquí van a ir los papiros, y también los libros antiguos que tenemos, grabados antiguos que no podemos colgar porque no tenemos espacio…».

Uno de los fragmentos de la colección «Los papiros de Madrid». Algunos datan del siglo II a. C.
Uno de los fragmentos de la colección «Los papiros de Madrid». Algunos datan del siglo II a. C.David JarFotógrafos

Un mes después, el 22 de octubre, sus ilusiones ya son realidad: Alvar abre las dos estanterías con llave que guardan los casi 350 papiros egipcios y que constituyen los «tesoros de la fundación». Su papiro de más valor es el papiro de Ezequiel, que se encuentra guardado en la Biblioteca Nacional y es el documento más antiguo de esta. «De esa biblia, un comerciante del siglo XX lo desguaza, lo divide en 5 pedazos y vende cada uno porque saca así más dinero. A nosotros nos llega una de la partes, la segunda más grande, 24 páginas (de un total de 100).», narra Alvar. El resto están en la Biblioteca Chester Beatty en Dublín y en las de Princeton, Colonia y Barcelona. En abril de 2025, la Biblioteca Nacional dedicará una exposición a este papiro, para la que se están digitalizando todos juntos los fragmentos de los papiros esparcidos en estos lugares.

La fundación había pasado «dificultades» económicas. Antonio Pastor dejó su patrimonio personal para la fundación: el edificio y unas acciones del Banco Pastor. «Estas acciones fueron perdiendo valor. Este banco se fue hundiendo. Lo compró el Banco Popular, que se hundió. Y lo compró el banco Santander por un euro», detalla Alvar. Ahora, han logrado sobreponerse gracias a alquilar dos espacios dentro del complejo a dos entidades distintas.

Le pareció a Alvar que era el momento de hacer esa renovación que tanto tiempo llevaba pensando. En la planta de abajo se encuentra una gran sala de conferencias para 71 personas y en ella se imparten cursos semanales y se proyectan las películas del cinefórum –la siguiente es «Memento», en noviembre. Esta se ha adecentado pero no ha cambiado significativamente, cosa que sí sucedió en la de arriba. Aquí hay dos nuevas habitaciones, ambas rodeadas de estanterías azules –«yo elegí el color, me parece que queda precioso»– y repletas de libros: fundamentalmente sobre el mundo clásico, textos latinos, griegos, libros de arqueología, arte clásico, historia de Grecia y Roma, pero también hay literatura inglesa, española, francesa, bizantina. Alvar quiere crear un club de lectura e integrar todos los libros en la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid para que puedan ser obtenidos en préstamo, pero ahora no cuenta con personal para llevarlo a cabo.

La sala en la segunda planta que guarda los papiros de la Fundación Pastor de Estudios Clasicos tras la mampara y que tras ella se encuentran los puestos para investigadores, el pasado 23 de octubre
La sala en la segunda planta que guarda los papiros de la Fundación Pastor de Estudios Clasicos tras la mampara y que tras ella se encuentran los puestos para investigadores, el pasado 23 de octubreDavid JarFotógrafos

Alvar reconoce que todavía hace falta ordenarlos, pero su prioridad era abrir la Fundación para poder dar los cursos, que finalmente comenzaron en la semana del 14 de octubre. Esta sala tiene 28 puestos y Alvar quiere que esto sirva no solo para cursos propios sino para otras instituciones que lo alquilen y así impartan sus cursos en este «precioso» entorno. El otro espacio, donde se encuentra la zona mamparada que guarda los papiros, cuenta con cinco mesas o puestos para investigadores.

Además, en este piso también se encuentra la sede nacional de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC). «La idea era unir fuerzas», relata por teléfono su presidente, Eugenio Luján. «Somos dos entidades que tenemos como objetivo contribuir a difundir el estudio y la investigación por el mundo clásico. Estar físicamente allí supone potenciar la labor de las dos entidades».

Las dos nuevas salas están equipadas con grandes proyectores, ya que desde la época de la pandemia se dieron cuenta de que tenían que ofrecer los cursos de manera virtual. Además, Alvar reconoce que a estos cursos semanales suele ir gente de más edad, que está jubilada. Por ello, se creó «Pastor Online», la plataforma virtual de la fundación, en donde hay más de 300 horas de sesiones grabadas y a la que se accede a través de una suscripción mensual de 15 euros. Con esto y la renovación, uno de los objetivos es atraer a los jóvenes y, con ello, generar un espacio amable donde estos puedan ir a investigar, a leer y se produzca un intercambio de ideas. (Y no solo para los más jóvenes: el universo en línea expande las fronteras de estos conocimientos a todo el mundo, especialmente al hispanoamericano, el cual cuenta con numerosos seguidores).

Jose Manuel Floristán, catedrático de Filosofía Griega de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y secretario de la Fundación, cree que la transformación de este espacio puede contribuir a que se acerquen más los jóvenes. «Los jóvenes estudiantes de Filología Clásica tienen las universidades, pero falta un espacio en el que se pueda hablar y presentar todos estos proyectos de investigación al margen y ponerlos en contacto con los estudiosos del mundo clásico», cuenta Floristán por teléfono. La Fundación cuenta con unos premios para tesis doctorales y trabajos de fin de máster. Además, quieren dirigirse al resto de personas que quizá no hayan tenido una formación en Humanidades, pero «han terminado su carrera profesional y lo que quieren es estudiar y escuchar literatura griega o latina, mitología...». El medio audiovisual puede ser «un perfecto aliado», dice Floristán.

En ese sentido, Fernando Quesada, Catedrático de Arqueología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y patrono de Pastor, reivindica que «una fundación de estudios clásicos no tiene que ser una entidad polvorienta con libros añejos y ajados» y que hay que «borrar la idea de que el estudiante del mundo clásico es una especie de rata de biblioteca», dice en conversación telefónica.

Quesada cuenta que la Fundación quiere dar «información de calidad a los más jóvenes a través de las nuevas tecnologías». Sin embargo, «internet puede ser un problema, porque es un pozo sin fondo donde encuentras desde las cosas de mayor calidad hasta cosas que son verdaderamente peligrosas, porque camuflan ideologías bajo un barniz de ciencia. Y nosotros lo que queremos es proyectar lo mejor de los estudios clásicos mirando al futuro».

Desde la SEEC llevan trabajando años para mantener el estudio de las asignaturas de clásicas en los institutos, ya que la preocupación de los profesionales es que no se conozcan esas materias y los alumnos no las elijan. «La realidad es que algunos centros de secundaria, si no tienen suficientes alumnos para el Bachillero de Humanidades, no ofrecen el itinerario», cuenta Luján. Sin embargo, dice que «a los jovenes les interesa», ya que «no deja de ser llamativo que el número de matriculados en Filología Clásica sea superior al de otros ámbitos de las Humanidades».

Y es que para Quesada se está dando «un cierto resurgir de los estudios clásicos. Empresas multinacionales que se dan cuenta de que un señor que sabe latín y griego, o que ha hecho Historia, tiene una perspectiva de las cosas amplia y la capacidad de ser ecuánime en los juicios, que no se traga los bulos. Eso te lo permite una formación clásica sólida». Y añade: «Eso se puede obtener desde la Universidad o nosotros desde la Fundación».

Y si se trata de atraer al público, Alvar lo resume así: «A la gente le gusta escuchar historias y nosotros tenemos las mejores».