
Patrimonio
Madrid: así es la «ITV» por la que pasa la Cibeles
Las primeras inspecciones en el monumento parecen descartar patologías graves y trabajos urgentes
Desde que la diosa madrileña «perdió» su mano en 2002, difícilmente puede verse a nadie dentro de la fuente de Cibeles. Y menos para festejar nada con nocturnidad y alevosía. En caso de que Real Madrid, Atlético o Selección Española alcen un título, el blindaje es absoluto. Sin embargo, durante estos días, tres personas con chalecos reflectantes operan en su interior y a plena luz del día. Ni una gota de agua les salpica: el entorno ha sido vaciado. Se trata de tres restauradores de bienes culturales. Su objetivo, realizar un completo «chequeo» a uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de Madrid.
El Área de Cultura, Turismo y Deportes anunció hace unos días su intención de iniciar unos «estudios previos» para la posible restauración de la fuente. Y hay que subrayar lo de «posible», porque, dependiendo de los resultados, ese «lavado de cara» puede realizarse o no.
«A simple vista, no hay nada que requiera una intervención de urgencia. No se ha visto nada que nos haga estar preocupados. Pero sí que se van a tomar muestras, se analizarán con cuidado, se volverán a tomar dentro de unas semanas, y después, tomaremos una decisión», explica, a los pies de la diosa, Marta Rivera de la Cruz, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid.
«Pátinas blanquecinas»
Cuando el Consistorio anunció la ejecución de estos análisis, se mencionaron «alteraciones en su conjunto escultórico» como la aparición de una «pátina blanquecina» que sería objeto de estudio. Por otro lado, explicaron que estas «patologías» fueron detectadas en una «reciente» inspección visual, de la que derivó «la necesidad de acometer una intervención de conservación y restauración en el conjunto escultórico». La descripción podría hacer pensar que la fuente iba a afrontar una reforma ambiciosa como la de la Puerta de Alcalá, o la más reciente de su «vecino» Neptuno. Sin embargo, las inspecciones oculares parecen descartar obras de calado. «Es una ITV», señaló Rivera de la Cruz.

La jefa de Conservación Preventiva del Ayuntamiento de Madrid, Victoria Sandstede, detalló el «calendario» de estos análisis. Durante estos días de «estudios previos», los técnicos están tomando muestras de la escultura. Después, en un plazo que va de las 12 a las 14 semanas, se obtendrán los resultados de laboratorio. A su vez, en una segunda fase, dentro de un mes, se realizarán ensayos de limpieza e hidrofugación, una técnica que permite repeler el agua de determinadas superficies.
Tanto Rivera de la Cruz como Sandstede explicaron que «todos los monumentos insertos en la ciudad están expuestos a todos los elementos». Por supuesto, uno de los más nocivos es el de la contaminación derivada del tráfico. Sin embargo, se encuentran también la lluvia y la consecuente «acción erosiva» del agua, las heladas, los excrementos de pájaros o incluso las gramíneas. De ahí la antes mencionada «pátina blanquecina». «El Paseo del Prado cuenta con un importante factor biológico. Y, por tanto, la piedra puede desarrollar muchas pátinas», explica Sandstede.
María Ros, Aimar Morán y Fernando Guerra, restauradores de bienes culturales de la empresa Artyco, son los que se encuentran realizando estos estudios previos. En el momento de nuestra visita, llevan a cabo un examen a «pie de obra», tomando «muestras» para las «analíticas de laboratorio», que son las que indicarán las patologías y alteraciones que sufre la fuente... si es que las tiene.
«Las pérdidas de volumen son mínimas en la fuente», explica Aimar Morán. «Objetivamente, los volúmenes están completos. De hecho, ha habido intervenciones anteriores en las que partes de la mano de la diosa son intervenciones de volumen. En este momento, no hemos localizado ninguna de importancia», añade.

Microscopio electrónico, lupa binocular... El trabajo del restaurador de patrimonio ha cambiado mucho en esta era tecnológica. «Algo muy bonito cuando intervenimos a pie de obra es que vemos reflejada la historia de nuestra profesión. La Cibeles de hoy es la suma de muchos equipos de personas que se han preocupado por mantenerla en las mejores condiciones posibles. El avance científico en los últimos cincuenta años es fundamental. Y la importancia de las nuevas tecnologías es esencial», señala el técnico.
Como recuerdan desde el Ayuntamiento, la última intervención realizada sobre la fuente data de 2016. Entonces, consistió en la aplicación de tratamientos correctivos y preventivos. Entre otros aspectos, se eliminó la «costra biológica», que era de especial intensidad en las zonas bajas de la piedra en contacto con el agua de la fuente. En cuanto al rejuntado y sellado de grietas, se ejecutaron con mortero de cal hidráulica natural pigmentada en masa. De esta forma, el mármol gris, procedente de Montesclaros (Toledo) recuperó su «tonalidad adecuada».
Hablamos de una obra que va camino de cumplir 250 años de historia. Diseñada por Ventura Rodríguez en 1781 pero «estrenada» en 1791, todos los ojos se fijan en la representación de la diosa Cibeles, la «madre Tierra» en la mitología clásica. Sin embargo, menos atención se presta a los leones, que son los auténticos protagonistas del relato: los amantes Hipómenes y Atalanta, tras mantener relaciones sexuales en uno de los templos de Cibeles, fueron convertidos en leones por la diosa, condenándolos a tirar de su carro por toda la eternidad.
Con todo, la escultura que vemos hoy no es exactamente la misma de entonces. Originalmente, a ambos lados de la diosa fueron colocados un oso y un dragón, símbolos de Madrid, y por cuyas bocas brotaba agua. Unos elementos que, en 1860, fueron retirados. Más adelante, en 1891 la fuente fue trasladada al centro de la plaza, debido a una reorganización urbanística, y colocada mirando a la Puerta del Sol. Con aquel traslado fueron incorporados dos niños que llevan una caracola y un ánfora, del cual surge agua.
La Guerra Civil causó estragos en el monumento, que sufrió graves desperfectos. Al finalizar la contienda, se limpió y restauró. Ya en 1975, se repusieron elementos escultóricos que habían sido mutilados, mientras que en 1979 se limpió y se realizó un molde que permitió realizar una réplica con destino a la Ciudad de México. Ya en 1980 se llevó a cabo un sellado de juntas mediante resinas. Además, se eliminó parte de la rocalla que rodeaba el conjunto.
Obras patrocinadas
Aquella última intervención de 2016 se prolongó por menos de mes y medio, con un coste cercano a los 60.000 euros. Sin embargo, de llevar a cabo ahora una restauración, muy posiblemente, saldría «gratis» a las arcas municipales. Así ha ocurrido con los trabajos en la fuente de Neptuno. Valorados en 200.000 euros, la colocación de una lona publicitaria de L’Oréal Groupe España ha provocado que, prácticamente, las obras se financiaran «solas». De ser necesario «tapar» la Cibeles, el Ayuntamiento de Madrid buscaría una fórmula similar. «Iniciaremos los contactos para envolverla en un espacio publicitario como hicimos con la reparación de Neptuno. Si hay empresas que están interesadas en ayudar a la conservación del patrimonio de Madrid, nuestra obligación es trabajar y abaratar la factura», avanzó la concejala.
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