Naturaleza
Adiós al fantasmagórico sanatorio de Navacerrada
Se levantó en 1941 con la idea de tratar, en un lugar aislado y de aire puro y fresco, graves enfermedades como la tuberculosis, la lepra o el cáncer de pulmón
Una institución madrileña que muchos recordarán... El Hospital del Santo Ángel, en el paraje del Valle de La Barranca de Navacerrada, tiene los días -o mejor dicho, las semanas, contadas-. Todo mientras prosigue su derribo. Algo que ya había aprobado el Patronato del Parque Nacional. En el informe de actividades de 2023 la demolición del edificio figura como una de las actuaciones para la mejora de la zona.
La Comunidad de Madrid prosigue así con la restauración natural de este espacio comprendido en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
En un mes está previsto que finalicen los trabajos de demolición de este antiguo centro hospitalario que ha tenido diversos uso a lo largo de su historia.
El Hospital del Santo Ángel se construyó en 1941 por el Patronato Nacional de Antituberculosos. Se levantó con la idea de tratar en un lugar aislado y de aire puro y fresco graves pandemias como la tuberculosis, la lepra, el cáncer de pulmón... Ya en 1990, este edificio de grandes ventanales y ahora de aspecto fantasmagórico por su situación actual de abandono, empezó a funcionar como hospital psiquiátrico. Se cerró en 1995 y, desde entonces, ha sido objeto de numerosos actos vandálicos. Aquel fue su punto final, pues se encontraba abandonado.
Su aspecto tenebroso ha dado lugar a multitud de historias siniestras y ha sido escenario de rituales satánicos. En septiembre de 2020, precisamente, fue noticia el caso de un joven de 29 años que quedó en estado grave tras caerse por un agujero del antiguo psiquiátrico desde una altura de diez metros, el equivalente a dos pisos. Tuvo que ser ingresado en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. Había quedado allí de madrugada con otros amigos de entre 25 y 30 años para beber y hacer espiritismo. Con todo, este espacio llevaba ya años siendo un punto de encuentro de jóvenes, especialmente durante los fines de semana, para hacer botellón. Ahora la naturaleza volverá a ocupar su lugar.
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