
Oriente Medio
«Muro de hierro», la operación militar que ha causado un éxodo en Cisjordania
La ofensiva israelí se solapa con la ineficaz lucha de la ANP contra Hamás y la Yihad Islámica

El Ejército israelí lanzó a finales de enero una operación militar antiterrorista en Cisjordania que llamó “Muro de hierro”, que comenzó en el campo de refugiados de Yenín y siguió en otros cerca de Tulkarem y Tubas. Las agencias de ayuda humanitaria afirman que hasta la fecha la actividad militar ha provocado el éxodo de unas 40.000 personas de cuatro campos de refugiados del norte de la región: Tulkarem, Nur Shams, Yenín y Far’a.
Según la ONU, al menos 60 palestinos, incluidos siete niños, han muerto desde el comienzo de la operación. También tres soldados israelíes fallecieron a manos de atacantes palestinos.
Las autoridades israelíes afirman que luchan contra grupos armados palestinos cuyas bases están en los campos de refugiados y a quienes atribuye una serie de ataques con bombas en las carreteras contra soldados y civiles israelíes.
El Ejército israelí también dice que está actuando donde las fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) han fracasado en su objetivo de detener el terrorismo.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, anunció que el ejército estaba "en guerra contra el terrorismo islámico en Judea y Samaria" (término bíblico de Cisjordania) y que había dado instrucciones a las tropas "para que se preparen para una estancia prolongada en los campamentos que han sido desalojados durante el próximo año".
Por primera vez en más de veinte años también tanques tomaron posiciones el campo de refugiados de Yenín y la ciudad circundante.
Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lideró el mayor ataque terrorista contra Israel que condujo a la guerra en Gaza, tropas israelíes llevaron a cabo decenas de incursiones en Cisjordania, incluidos ataques aéreos que marcaron una subida de tono.
Mientras aquello sucedía, la ANP evitó, mayormente, una confrontación directa con los pistoleros islamistas, tratando de alentarlos para que se entregasen, según un policía de la ANP que comentó a este periódico sin dar su nombre.
Según el Ministerio de Salud de la ANP, más de 716 palestinos de Cisjordania murieron en ese periodo. El Ejército israelí afirma que la gran mayoría eran hombres armados que murieron en intercambios de disparos, alborotadores que se enfrentaron con las tropas o terroristas que perpetraban atentados.
Durante el mismo período, 42 personas, incluido personal de seguridad israelí, perdieron la vida en atentados terroristas en Israel y Cisjordania. Otros seis miembros de las fuerzas de seguridad israelíes murieron en enfrentamientos con terroristas en Cisjordania.
Pero en diciembre de 2024, las autoridades palestinas tomaron medidas más enérgicas después de que miembros de la Yihad islámica las desafiaran secuestrando dos camiones del gobierno y desfilando por la ciudad de Yenín, en una escena captada en video y ampliamente difundida en las redes sociales. Las imágenes de los camiones envueltos en banderas de la Yihad y Hamás se recibieron como una muestra de la debilidad de la ANP.
El presidente Abás ordenó el despliegue de fuerzas de élite y vehículos blindados; instaló puestos de control y promovió redadas en el campo de refugiados. Más de una docena de personas murieron, incluidos seis agentes de seguridad, un periodista, una civil y tres adolescentes, según las autoridades palestinas. También provocó el desplazamiento de miles de personas y cortes generalizados de agua y electricidad. Además, cientos de personas fueron arrestadas.
Según el portavoz de las fuerzas de seguridad palestinas, el general de brigada Anwar Rajab, la incursión tenía como objetivo imponer el orden público y restablecer la paz y la seguridad. Las tropas se centraron en "erradicar a los grupos terroristas respaldados por Irán que intentaban incitar el caos y la anarquía”, añadió. La incursión finalizará cuando se alcancen estos objetivos, según las fuerzas de seguridad.
Y cuando las tropas israelíes comenzaron su propia incursión a gran escala en enero, se esperaba que la ANP abandonara su operación, pero no lo hizo, según los residentes.
“Lo que la gente comenta es que esto es una guerra civil: los de Fatah contra los de Hamás y Yihad y, encima, los israelíes apoyando a Abás, para mí lo pesado es la guerra civil palestina. La ocupación es otro problema añadido”, dijo Omar a La Razón, residente en una comunidad vecina a Yenín, y quien prefirió no dar su nombre verdadero.
Durante años la ANP no se había metido con los islamistas armados, dejando que Israel se ocupase de esa tarea, sin embargo, ahora que se discute el futuro de Gaza tras la guerra de 15 meses, si es que continúa aguantando el alto el fuego, y la ANP se perfila como candidata a su gobernanza, se entiende que está haciendo gestos para demostrar sus capacidades y voluntad. Incluso si es acosta de crear aún más fricción con palestinos que la acusan de alentar la destrucción en Cisjordania, de ser un gobierno corrupto y en colaboración con Israel, algo ampliamente denostado por la población cisjordana.
El campo de refugiados de Yenín es un gran barrio construido para refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados tras la guerra árabe-israelí de 1948. Con los años, se convirtió en un bastión de Hamás y la Yihad Islámica, ambos respaldados por Irán. A estas alturas, la capacidad de estos grupos en el desarrollo de explosivos y contrabando de armamento avanzado se ha convertido en una seria amenaza para Israel, según analistas y las fuerzas de seguridad israelíes.
No está claro hasta qué punto la ANP e Israel coordinan sus operaciones en estas últimas semanas. Ambas partes han compartido información durante años y también parece que trabajan para evitar encontrarse. “Cuando los israelíes entran, la policía palestina está afuera, después salen los israelíes y entran los policías, y así hacen”, explicó Omar.
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