Oriente Medio
Abas promete la reconstrucción del campamento en su visita a Yenín
Desde la ciudad cisjordana, el presidente palestino promete a la población “resistencia” y “paciencia” una semana después de la conclusión de la operación antiterrorista israelí
Una semana después de que el Gobierno israelí diera por concluida la operación antiterrorista desplegada en la ciudad del norte de Cisjordania -la más intensa desde la Segunda Intifada-, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, visitó ayer el campamento de refugiados de Yenín con la promesa de su reconstrucción. Era su primera visita al lugar desde el año 2005.
“Hemos venido hoy para continuar la reconstrucción del campamento y la ciudad, para que vuelvan a estar como antes y mejor”, afirmó Abbas, que llegó desde Ramala en un helicóptero jordano –raras son las ocasiones en que el líder palestino abandona la capital cisjordana, lo que eleva la importancia de la visita- y se reunió con el primer ministro Mohammad Shtayyeh además de con otros miembros de su gabinete y líderes del ámbito de la seguridad.
Abbas, al que su visita ayer le permitió conocer de primera mano los daños provocados por los bombardeos israelíes y los enfrentamientos entre fuerzas israelíes y grupos armados locales –varios miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares-, definió el campamento de Yenín como “un icono de la lucha, la constancia y el desafío”, según recogió la agencia de noticias palestina WAFA.
Para las autoridades israelíes, en cambio, el lugar se ha convertido, especialmente en el último año y medio, en bastión de organizaciones armadas como Hamás y Yihad Islámica. La Autoridad Palestina (AP), gobierno autónomo que administra partes del territorio cisjordano, es, de hecho, incapaz de mantener el control sobre Yenín y otros centros de operaciones de milicias palestinas.
En medio de un importante dispositivo de seguridad, miles de personas se concentraron ayer en torno de la fuertemente armada guardia del presidente palestino. Grupos de niños corrieron tras su caravana en su recorrido por las calles de Yenín. Además, Abbas depositó ofrendas florales sobre las tumbas, levantadas en un nuevo cementerio, de los 12 palestinos
muertos durante el dispositivo antiterrorista israelí, según se hizo ayer eco la citada agencia de noticias palestina. El lunes de la semana pasada y a través de su portavoz, el líder palestino había calificado la operación antiterrorista israelí en torno a Yenín de “nuevo crimen contra la humanidad”.
“Permaneceremos firmes en nuestra tierra, no nos marcharemos y no aceptaremos las agresiones de nadie, y permaneceremos pacientes (…) cortaremos la mano que se inmiscuya en la unidad y la seguridad de nuestro pueblo”, afirmó ayer, desafiante, el veterano presidente de la Autoridad Palestina.
Mahmud Abbas, que cumplirá 88 años el próximo mes de noviembre, quiso agradecer de manera singular los esfuerzos de Argelia y Emiratos Árabes Unidos en la ayuda a la población de Yenín en los últimos días. “Todo el mundo está trabajando por la unidad y por reforzar la constancia de nuestro pueblo sobre su tierra hasta que liberemos toda nuestra patria y construyamos nuestro Estado independiente con Jerusalén como capital, y esto abrirá esta patria a todo el mundo y los 14 millones de palestinos regresarán a ella”, aseguró el presidente de la AP.
“Les digo a todos, cerca y lejos, que este país es seguro y su autoridad seguirá siendo una sola… debemos deshacernos de la ocupación y les decimos: déjennos, estamos aquí para quedarnos”, zanjó el mandatario palestino en su alocución pública en Yenín dirigiéndose a las autoridades israelíes.
Con todo, la figura de Abbas, como, por extensión, la Autoridad Palestina, es cada vez más contestada en el seno de la sociedad palestina. Una parte mayoritaria de los palestinos reprocha al veterano político su incapacidad a la hora de avanzar en el camino de la construcción de un Estado independiente y ser el responsable de los elevados índices de corrupción de las instancias gubernamentales palestinas. Hasta el 80% de los palestinos desea su renuncia como presidente, aunque él hace oídos sordos.
No en vano, tres altos cargos del partido de Abbas, Fatah, se vieron obligados a abandonar precipitadamente la semana pasada uno de los funerales de los fallecidos durante la operación israelí debido a la indignación –las muestras de rechazo pudieron haber acabado en un episodio violento- de los asistentes contra la Autoridad Palestina y Mahmud Abbas. La situación sigue siendo de máxima tensión entretanto en Cisjordania, donde la violencia ha sido una constante desde la pasada primavera debido a los distintos operativos antiterroristas israelíes y los enfrentamientos entre palestinos y colonos judíos. En lo que va de año, uno de los más sangrientos desde el fin de la Segunda Intifada, han muerto más de 170 personas en territorio cisjordano.
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