Estos son los cuatro candidatos a canciller para las próximas elecciones alemanas

Este domingo, Alemania celebra sus elecciones federales, de las que saldrán la nueva configuración del Bundestag, el parlamento alemán, y el próximo canciller. Se trata de una convocatoria decisiva, ya que el partido ganador deberá hacer frente al bache económico que atraviesa el país en los últimos años, así como al auge de la ultraderecha y el agitado panorama internacional.

A diferencia de otros países, en Alemania es tradición que los gobiernos se formen mediante coaliciones, algo favorecido tanto por su sistema electoral como por la amplia variedad de partidos que concurren a los comicios. Desde la fundación de la República Federal Alemana, cuatro gobiernos han estado conformados por "grandes coaliciones" entre democristianos y socialdemócratas, los partidos mayoritarios.

Así, la formación de cualquier futuro ejecutivo volverá a depender de las negociaciones poselectorales, en las que, salvo sorpresa, estará presente la Unión Democristiana/Unión Social Cristiana (CDU/CSU), que se mantiene como favorita en las encuestas. Estos son los cuatro principales candidatos a la cancillería.

Friedrich Merz (CDU/CSU)

Friedrich Merz, de 69 años, es el candidato de la Unión Demócrata Cristiana-Unión Social Cristiana (CDU/CSU) y el favorito para convertirse en el próximo canciller alemán. Abogado de profesión, Merz es un veterano en la política alemana y fue elegido líder de la CDU en 2022 tras dos intentos previos.

Recientemente, estuvo en el centro de la polémica por aceptar los votos del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) para sacar adelante una moción sobre demandantes de asilo, lo que le valió duras críticas, incluso de figuras históricas de su partido, como Angela Merkel. Ante la controversia, dio marcha atrás y aseguró a principios de febrero que no pactaría "bajo ninguna circunstancia" con AfD, manteniendo así el cordón sanitario.

Su discurso conservador se basa en una política de mano dura contra la inmigración, recortes de impuestos y gasto social, y apuesta por la desregulación económica.

Olaf Scholz (Partido socialdemócrata)

Olaf Scholz, de 66 años, es el actual canciller alemán y líder del Partido Socialdemócrata (SPD), aunque previsiblemente llegará debilitado a estas elecciones. Su imagen ha sufrido un gran desgaste debido a los constantes enfrentamientos dentro de su gobierno de coalición, lo que le llevó a convocar elecciones anticipadas. Según los sondeos, se sitúa en tercera posición, por detrás de AfD.

Scholz es conocido por su postura de "prudencia" en lo relativo a la guerra en Ucrania. Entre sus principales propuestas destacan el aumento de pensiones y salarios, la regulación del precio de los alquileres y el rechazo a la interferencia de miembros de la administración Trump en asuntos internos. En materia migratoria, defiende el "derecho europeo" por encima de políticas populistas.

Alice Weidel (AfD)

Alice Weidel, de 46 años, es la candidata de Alternativa para Alemania (AfD). Es la primera mujer en liderar la formación en sus 12 años de historia y ha contado con el respaldo de Elon Musk de cara a estos comicios.

Economista de profesión, Weidel ha centrado su discurso en la expulsión de inmigrantes y la eliminación de los estudios de género. También ha prometido "derribar todos los molinos eólicos" y apostar por la energía nuclear, asegurando que su gobierno reactivaría las centrales nucleares en operación y prolongaría la vida útil de las centrales térmicas de carbón. AfD parte como el segundo grupo en intención de voto, según las encuestas.

Robert Habeck (Los Verdes)

Robert Habeck, de 55 años, es el candidato de Los Verdes y una de las figuras más destacadas del partido ecologista en Alemania. Filósofo y escritor de formación, comenzó su carrera política en Schleswig-Holstein, donde fue presidente regional del partido antes de dar el salto a la política nacional.

Como actual vicecanciller y ministro de Economía y Protección del Clima, ha sido una pieza clave en la transición energética del país, apostando por la reducción de la dependencia del gas ruso y el impulso a las energías renovables. Defiende una política climática ambiciosa y una mayor inversión en infraestructura verde, aunque ha tenido que hacer concesiones en temas energéticos debido a la crisis. Además, aboga por una economía sostenible y por reforzar la cooperación europea en cuestiones medioambientales y de seguridad.